Desde Euskal Herriko Gazte Kontseilua se han preparado unas jornadas de debate sobre el fenómeno de las drogodependencias. Por ello invitamos a participar a todos los colectivos juveniles de Euskal Herria en dichas jornadas que se llevarán a cabo hoy en Etxarri.

Este quiere ser un espacio de debate en clave juvenil para posicionarse y así marcar unas líneas de trabajo en común. Así pues, la iniciativa parte de la necesidad de que los y las jóvenes seamos parte activa en el proceso de normalización del fenómeno de las drogodependencias, ya que generalmente se nos ve, se nos señala y nos vemos únicamente como consumidores y consumido- ras. En distintos ámbitos como familia, escuela, etc. se debate la utilización de las drogas por parte de la juventud, sin que se nos pregunte lo que pensamos de ello y casi siempre en clave prohibicionista y represiva.

Desde Askagintza al hablar de Normalización de las drogodependencias nos estamos refiriendo a la relación normalizada con las sustancias. Normalización proviene de normal, es decir, de habitual, de cotidiano, y hace referencia a algo que está integrado en nuestro universo diario, en nuestra cosmovisión, es decir, en nuestra cultura. Hablamos de integrar las sustancias, tanto las legales como las ilegales, dentro de nuestra cotidianeidad como un elemento más de ella del que podamos echar mano cuando queramos o necesitemos, de forma responsable, controlada y racional. Concebimos las drogas como aquellas sustancias legalizadas o no que utilizamos como fuente de placer, terapéutica, pero también como generadora de problemas. El problema no es la sustancia, sino el consumo que se realiza. Este puede ser adecuado o no adecuados y/o problemático, según las dosis, el tipo de sustancia, la persona y los contextos de consumo. Hay que dedicarle un espacio mayor al contexto, puesto que en la actualidad en nuestra sociedad existen infinidad de malestares y precariedades a diferentes niveles (social, económico, emocional, cultural, sexual...) en contextos de injusticia social.

Así pues, vivimos en un mundo con drogas y debemos ser capaces de construir una relación con éstas de una forma libre y saludable. Hablamos de personas adultas con capacidad para decidir los consumos, basándonos en el respeto de los diferentes derechos, confiando en la capacidad de las personas, en su responsabilidad y racionalidad, para que esta relación pueda ser realmente libre y consciente, basada en la gestión de los riesgos y daños.

Pero un mundo donde exista una relación normalizada con las sustancias precisa también de límites, no para prohibir, sino para proteger a las personas menores, a quienes decidan no consumir o a los colectivos o individuos más vulnerables. A nivel legal planteamos la necesidad de una regularización progresiva de todas las drogas, teniendo en cuentas los usos terapéuticos y lúdicos, los derechos de las personas menores y terceros y terceras, y denunciando la promoción y publicidad de cualquier tipo de sustancia. Es necesario que existan normas para proteger y respetar los derechos de las personas. Todo ello respetando tanto los derechos individuales como colectivos, que se deben complementar, teniendo en cuenta en ocasiones deben primar los colectivos sobre los individuales.