El Parlamento de Gasteiz realizó ayer una nueva declaración en la que se sintetizan algunas de las vulneraciones de derechos más flagrantes que suceden en Euskal Herria y ante las cuales el tripartito y Aralar enarbolan lo que comúnmente se conoce como «su más enérgica repulsa». La enmienda defiende la inviolabilidad parlamentaria frente al registro por parte de la Policía española de la sede de EHAK, reitera su oposición a los procesos de ilegalización de organizaciones políticas y exige la puesta en libertad de las personas encarceladas en esos procesos, ratifica su petición de desaparición de la Audiencia Nacional formulada hace un año y el acuerdo contra la Ley de Partidos de hace dos años, así como su compromiso con los principios democráticos elementales. Sorprendentemente, los partidos institucionalistas vascos actúan frente a la degradación política y jurídica del Estado español como aquél que, ante la situación del hambre en el mundo, responde «¿dónde hay que firmar?».

Siguiendo punto por punto la declaración aprobada ayer, ese documento es incompatible con la denuncia impulsada por Javier Balza que llevó a Juan Mari Olano, Joseba Alvarez y Oihana Agirre a la Audiencia Nacional. Es incompatible con que Izaskun Bilbao, como mínimo, no se persone en los locales de EHAK durante la redada ordenada por Garzón. Es incompatible con el papel de la secretaria del EBB, Josune Ariztondo, en la gestora que suplanta la voluntad de los habitantes de Ondarroa. Es incompatible con las peticiones de «condena del terrorismo» realizadas sistemáticamente por Miren Azkarate. Pero, ante todo, esa declaración es incompatible con negociar con Madrid cualquier acuerdo que no contemple los principios de ese mismo acuerdo: inviolabilidad parlamentaria, reforma integral del Código Penal que incluya la desaparición de tribunales y leyes especiales, puesta en libertad de todas las personas encarceladas con esos instrumentos y, sobre todo, la viabilidad de todos los proyectos políticos. En ese caso, quizás sí que cabría preguntarles a ellos: ¿dónde hay que firmar?