El Gobierno de Rio de Janeiro continuará con su «ofensiva contra los traficantes de droga» en las favelas a pesar de las protestas de las organizaciones humanitarias que han denunciado que se trata de «una táctica de exterminio de los más pobres».

«Se acabará con las ofensivas cuando el orden público sea restablecido y, especialmente, cuando un policía uniformado pueda entrar a cualquier lugar sin tener que hacer uso de su fusil», declaró el gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral.

«Mientras no se cumpla esta condición, los enfrentamientos continuarán y eso provocará muertos», añadió el gobernador, que busca «acabar con el Estado paralelo del crimen organizado».

Las ONG y los colectivos de defensa de los derechos humanos acusan al Gobierno de haber puesto en marcha «una táctica de exterminio de los más pobres» y de «no haber adoptado ninguna estrategia para impedir la entrada de armas y droga en el Estado».

Desde su elección en enero, Cabral combate a los narcotraficantes que controlan las 700 favelas de la ciudad, donde viven más de un millón y medio de personas, lo que supone un tercio de la población.

Incremento de las muertes

Las operaciones policiales se llevan a cabo con blindados que destruyen las barricadas que levantan los supuestos narcotraficantes para bloquear los accesos a las favelas y se saldan con una media de siete muertos diarios, la mayoría de ellos víctimas de balas perdidas. En el primer semestre, han muerto 694 personas por balas de la Policía, lo que supone un alza del 33,5% respecto al mismo periodo de 2006, según las cifras oficiales. También han muerto 16 policías.

«La Policía de Rio es la que más mata y la que provoca más víctimas inocentes», destacó el presidente de la Orden de Abogados de Brasil (OAB), Wadih Damous.

«Cuando entramos a una favela nos reciben a tiros. ¿Qué es lo que tiene que hacer el Gobierno? ¿Aceptarlo?», replica el gobernador, que aboga por la legalización de las drogas, al considerar que su prohibición está en el origen de la criminalidad el Estado de Rio, uno de los más violentos de Brasil.

Cabral también defiende la despenalización del aborto para controlar la natalidad. «En los barrios prósperos hay una tasa de natalidad cercana a la sueca, pero en las favelas es similar a la de Zambia o Gabón. Son fábricas de marginados», explicó el gobernador de Rio de Janeiro.

«Como no hay políticas de integración de los pobres, no les quieren dejar nacer», se quejan las ONG.