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Sus propias reformas abocan al SPD al abismo y a la incoherencia

El presidente del SPD, Kurt Beck, se pelea con el ministro de Trabajo, Franz Müntefering, porque quiere que los mayores de 50 años cobren el paro durante más tiempo. El ex canciller Gerhard Schröder ha instado a sus dos correligionarios a que no pongan en duda sus reformas. Lo que para la cúpula del SPD es una cuestión de prestigio, para miles y miles de personas sin empleo es una cuestión de perder la casa o de acceder, quizás, a la jubilación anticipada.

Ingo NIEBEL |

El ex canciller Gerhard Schröder apeló ayer a sus correligionarios del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) a defender el camino de las reformas y conciliar el trabajo pragmático con la tarea de gobernar. Schröder realizó estas declaraciones al comienzo del congreso de tres días que comenzó ayer en Hamburgo y que bajo el lema «Auge para todos» reúne a medio millar de delegados.

Schröder defendió en su discurso de apertura el proceso de reformas entablado por el SPD durante su Gobierno y aludió a la discusión interna sobre la denominada Agenda 2010, el paquete de reformas sociolaborales, que ahora se discute en el seno del partido y que defendió como necesarias y equilibradas.

Y es que sus correligionarios ponen en duda sus reformas que, en algunos casos causan el horror entre la población activa y, sobre todo, entre quienes ya han superado los 50 años. Es el caso de la prolongación de las prestaciones a los desempleados de esa edad (ALG II), que si para el SPD supone una batalla por recuperar su prestigio político, para miles y miles de personas es una cuestión tan fundamental como la de encontrar un trabajo que ponga a salvo sus ahorros hasta llegar, al menos, a la jubilación anticipada.

Expolio

El Estado alemán ha dividido en dos secciones sus prestaciones a las personas que están sin empleo. Se diferencian entre el pago que se efectúa durante 12 meses a quienes acaban de perder su puesto de trabajo y la prestación que perciben quienes superan los 50 años, que se prolongará hasta los 18 meses, el ALG I. Si la persona desempleada no encuentra trabajo durante estos 12 o 18 meses, según sea el caso, entonces pasa a cobrar el ALG II, que supone una cantidad extra de 347 euros para afrontar pagos que pueden ser parte del alquiler o de los gastos de electricidad y agua.

Sin embargo, el paso del ALG I al ALG II supone el expolio para la persona afectada y para los demás individuos que conviven con ella. Un joven sin trabajo que decide vivir en un piso compartido, tiene que presentar los ingresos de sus coinquilinos. En base a este montante la Agencia de Trabajo (ARGE) calcula la cuota que tiene que pagar por el alquiler.

La situación se agrava aún más en el caso de los parados de más de 50 años. Para muchos de ellos es casi imposible encontrar otro puesto de trabajo similar al que han perdido, por lo que el paso del ALG I al II es casi seguro.

Para este grupo de personas, el Gobierno del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005), que compartió junto a los Verdes, acordó que antes de poder cobrar el ALG II sus demandantes tendrían que vender sus inmuebles y otros bienes, considerados de lujo; liquidar sus seguros de vida y gastar el dinero ahorrado. En el caso de que el afectado viva en un piso de alquiler demasiado grande, la ARGE tiene el derecho a desalojarle a él y a su familia para que busque otro más económico. Dado que hoy en día muchas personas conviven sin estar casadas, el Estado tiene en cuenta los ingresos del individuo que tenga trabajo remunerado a la hora de calcular las prestaciones sociales que le corresponden al otro. Estos condicionantes llevan a los desempleados a ser objeto de un estricto control y de coacciones para la búsqueda de trabajo, y a ser sancionados con recortes, si no responden a las exigencias, muchas veces arbitrarias y defectuosas.

Los afectados, sin embargo, no quiere seguir permaneciendo pasivos ante tanta arbitrariedad y han comenzado a movilizarse. El 1 y 2 de octubre ocuparon la Oficina de Empleo de Colonia y emplazaron a los empleados de la ARGE acompañados por expertos en la materia. La policía tomó el edificio pero ante la ira de los congregados tuvo que optar por dejar que la protesta se desarrollara de forma controlada. Finalmente lograron que la ARGE pagase a una madre soltera con dos hijos el alquiler que le debía desde agosto después de que su solicitud se perdiera al dejar el trabajo la empleada temporal que la tramitó.

Para el lunes están anunciadas nuevas movilizaciones en varias ciudades alemanas.

congreso

Hamburgo acoge desde ayer el congreso del SPD, que se prolongará hasta mañana, y en el que el partido aprobará su nuevo programa para adaptar sus bases programáticas a la era de la globalización.

movilizaciones

El lunes habrá nuevas movilizaciones en diversas ciudades alemanas para protestar por las consecuencias de algunas de las reformas sociolaborales que el SPD impulsó cuando gobernaba con los Verdes.

Cierra filas en torno a Kurt Beck y ataca a su socio de coalición

Cada líder del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) tiene que temer la pérdida inesperada de su cargo durante el congreso de la formación desde que Oskar Lafontaine se hiciera con la presidencia en 1996 mediante un audaz golpe de mano. Una de las participantes en aquella maniobra que acabó con el liderazgo Rudolf Scharping fue Andrea Nahles que ayer fue elegida vicepresidenta. Su jefe, Kurt Beck, quería ver la ex responsable de las Juventudes Socialistas como una de las integrantes del trío que componen sus vicepresidentes.

Durante la primera jornada del congreso, que estuvo centrada en la elección de la nueva Ejecutiva, los delegados han cerrado filas en torno a Beck, que ha resultado reelegido con el 95,5% de los votos. Acompañan a Nahles en las restantes vicepresidencias los ministros de Asuntos Exteriores, Franz-Walter Steinmeier, y de Hacienda, Peer Steinbrück.

Con esta nueva cúpula al frente del partido, el SPD quiere reconquistar el poder perdido en las elecciones anticipadas del 2005. Una tarea difícil porque, en los sondeos, esta formación política se mueve en torno al 31%, mientras que la derecha democristiana acaricia el 40% . El 10% de diferencia se halla en parte en el nuevo partido de índole socialista Die Linke, liderado ahora por Oskar Lafontaine.

Los medios de comunicación y analistas se preguntan si el SPD se «izquierdiza» reclamando prestaciones sociales que habían eleminado estando en el Gobierno.

Ayer Beck abrió fuego contra su socio en el Ejecutivo, la CDU de la canciller Angela Merkel, a la que acusó de esconder su cara neoliberal bajo un rostro socialdemócrata, poniendo así en peligro la Gran Coalición.

Calificó a la CDU de «inconstante» y «veleidosa» y le responsabilizó de echar por tierra toda la política y las reformas socio-económicas del Gobierno entonces en manos del SPD y los Verdes.

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