El Getafe ha ganado siempre en competición liguera en El Sadar
El maleficio rompe la racha casera
La misma historia de los últimos tres años. Los ahora entrenados por Laudrup no dejaron pasar la ocasión de visitar su campo talismán y, de paso, firmar su primera victoria visitante y acabar con la seguridad que los rojillos habían mostrado hasta ahora en su estadio.
OSASUNA 0
GETAFE 2
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Parecía que el buen fútbol desplegado en el Ruiz de Lopera podía inducir a pensar que esta vez sí que el Getafe iba a morder el polvo en competición liguera en El Sadar, pero acabó imponiéndose la arraigada historia. Tres visitas en la competición de la regularidad y otros tantas victorias madrileñas, la de ayer repitiendo el resultado de la temporada pasada.
Fue como si a Uche, un jugador que estuvo en la órbita rojilla y que este año ficharon los de Laudrup para hacer olvidar a Güiza, le hubieran transmitido en tiempo récord la importancia de mantener esa tradición. El nigeriano fue un auténtico quebradero de cabeza para la defensa navarra -provocó cuatro amarillas y la roja a Krutxaga- y fue decisivo en el tramo final del choque para decantarlo del lado de su equipo.
No sin la ayuda de Bernardino González Vázquez, quien no midió con el mismo rasero idénticas jugadas por ambas escuadras, y que pasó olímpicamente de pitar una mano de Manu del Moral, segundos antes de que este mismo jugador diera el centro que generó el lance de la pena máxima.
El maleficio del Getafe y la actuación del colegiado gallego no ocultan, sin embargo, que los rojos hicieran un partido mediocre, aunque al menos merecedor del empate. El once alineado por Ziganda, con la única variación de Juanfran por Azpilikueta, aunque el canterano acabó jugando desde el minuto 25 por la lesión de Javier Flaño, notó, conforme avanzaba el choque, el esfuerzo realizado entre semana.
Dos hombres fundamentales para la generación del juego rojillo -Font y Margairaz- apenas aguantaron a buen ritmo los primeros compases del envite. El suizo, sobre todo, nunca encontró una posición cómoda dentro del campo, ubicado bastante más adelante que ante el Betis -casi como segundo delantero por la derecha- donde no dispone de la velocidad suficiente, al menos de momento, para desbordar al contrario y crear peligro.
Además, el doble pivote formado por De la Red y Casquero -dos piezas en teoría ofensivas pero que ayer mostraron una disciplina táctica encomiable- abortaba con su versalitidad y movimientos que la circulación del balón de los anfitriones fuera lo suficientemente fluida como para encarar la defensa madrileña con ventaja.
Más remates del Getafe
Los números no engañan y el Getafe remató más, aunque no mejor, en los primeros cuarenta y cinco minutos. Con el pulso tan igualado que mantenían ambos equipos parecía claro que, de inclinarse hacia algún lado, podía ser en una jugada aislada o a balón parado.
Los rojillos la tuvieron en las botas de Dady, pero esta vez el caboverdiano se vio obligado a rematar con su pierna mala a seis minutos para el descanso y el esférico salió lamiendo el larguero cuando ya se cantaba el gol que, a buen seguro, hubiera cambiado por completo el rumbo del encuentro.
Pero en algún lugar estaba escrito que los azulones -ayer de amarillo por aquello del marketing camisetero- tenían que continuar con sus «mala» costumbre de salir airosos del estadio iruindarra, pese a que su trayectoria visitante indicaba hasta ayer que no habían conseguido apoderarse de los tres puntos a domicilio.
En un choque caracterizado por este manifiesto equilibrio y que parecía dirigirse irremisiblemente hacia el empate a cero, un detalle individual acabó decantando la balanza del lado del rival. Y, como no podía ser de otra forma, ese chispazo de calidad lo protagonizó el jugador que más lo había intentado, pese a que curiosamente su rendimiento había bajado muchos enteros tras la reanudación. La rocosidad casera rojilla ya se ha visto resquebrajada y habrá que restituirla lo antes posible.
Acostumbrado a no enjuiciar la labor de los colegiados, José Angel Ziganda tiró ayer de ironía para hablar de la actuación de Bernardino González Vázquez. Así, dejó caer que El Sadar es un buen lugar para foguearse algunos de ellos, que «son buenos árbitros, les gusta el ambiente y eso influye. Si las tres primeras entradas nuestras son tarjeta y las tres primeras de ellos, en las que sales volando, no es tarjeta, pues hay que respetarlo».
Para, a renglón seguido, añadir que «lo que me duele es que nunca decimos nada, somos bastante educados y correctos con ellos y luego encima tienes que aguantar a gente que se queja por un día que les pitan algo en contra». Por todo ello, confesó que «al final eso te quema y te calienta, pero no es la solución protestar porque el año pasado los que más lo hicieron, descendieron».
«Ayer hubo dos ejemplos -en referencia al choque entre Sevilla y Real Madrid-, el capitán de uno de los equipos dijo que no quería hablar de los árbitros y su entrenador puso el grito en el cielo protestando no sé por qué. Lo que sí es verdad es que estamos teniendo mala suerte, son coincidencias», finiquitó la polémica.
Entrando en harina sobre el juego protagonizado ante el Getafe, el técnico rojillo no lo vio tan malo como a simple vista dieron a entender sobre el campo. «El equipo ha dado buenas sensaciones en el primer tiempo, si hubiéramos metido alguna de las tres o cuatro ocasiones claras que hemos tenido estaríamos hablando de otra cosa», explicó el de Larraintzar.
Con la de ayer de Krutxaga, Osasuna ha sufrido cinco expulsiones en una decena de partidos. El protagonista de la acción con Uche reclamó que igual ya va siendo hora de quejarse en voz alta por las actuaciones arbitrales.
N.M.
Las sanciones sobre Krutxaga y Miguel Flaño, amén de la lesión de Igotz Garde, van a provocar que Ziganda sólo pueda contar con un central específico, Josetxo. Lo más probable es que el de Larraintzar coloque una dupla de centrales inédita, a la que se sumaría Javi García.
La cantera rojilla consiguió el pleno en la jornada de ayer. Los juveniles de División de Honor se impusieron al Varea por 1-0 y los de Liga Nacional lo hicieron ante el Iruña (0-2). Los cadetes golearon a la Peña Sport (8-0) e Ilumberri (2-11) y los infantiles también ganaron.
Osasuna desciende a la decimotercera posición de la tabla, pero se encuentra a dos puntos del descenso directo. Aunque hay que recordar que los rojillos han disputado un partido menos, un nuevo tropezón podría ponerles en los puestos de la quema.
Javier Flaño tuvo que retirarse en el minuto 25 al sufrir una fuerte entrada en el área visitante, lo que le provocó una contusión en el tobillo derecho. Habrá que esperar al informe médico del día de hoy para conocer si el de Noain estará o no disponible de cara a la próxima jornada.