En muchas ciudades del Estado francés se han desarrollado durante los últimos días manifestaciones de apoyo a los detenidos por participar en la operación que había montado L'Arche de Zoé para sacar a 103 niños y niñas de la zona de Darfur, región de Sudán límitrofe con Chad donde la guerra que se ha vivido en los últimos años ha provocado una auténtica catástrofe humanitaria. Es más que probable que la maniobra política que protagonizó ayer Nicolas Sarzkozy no venga motivada por esas movilizaciones ciudadanas, que no han sido masivas, pero lo que sí han puesto de manifiesto es que la opinión pública francesa se encuentra dividida a la hora de posicionarse en un tema en el que, no puede olvidarse, se está decidiendo el futuro más inmediato de un númeroso grupo de niños.

Hasta ahora, las autoridades francesas han dirigido sus críticas, y sus acusaciones más o menos veladas, hacia los responsables de L'Arche de Zoé. Y aunque París no ha criticado de forma oficial al Gobierno de Chad, intenta transmitir la idea de que, a pesar de las graves acusaciones formuladas en el país centroafricano contra los ciudadanos franceses encausados, éstos deben tener garantizado un proceso judicial «homologado».

Tras permanecer apenas un par de horas en Chad -llegó minutos después de las 14.00, hora local- Sarkozy regresó a París en un Airbus A319 de la República junto a los tres periodistas franceses y las cuatro azafatas de vuelo españolas, todos ellos inculpados por «colaboración» en el intento de sacar «ilegalmente» del país a los menores. Antes de llegar a París, hizo escala en el aeropuerto de Torrejón, en Madrid, donde el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió a las azafatas y mantuvo un encuentro con Sarkozy para conocer de primera mano cómo se habían desarrollado las gestiones y la situación en que queda el resto de la tripulación del avión español, entre la que se encuentra un piloto belga.

Recibimiento en Yamena

Como informó el corresponsal de AFP, Ali Abba Kaya, estas siete personas fueron liberadas en el mismo momento en el que el jefe del Estado francés aterrizaba en la capital de Chad, lo que provocó el descontento de muchos magistrados, que denunciaron «presiones políticas». De hecho, los siete continúan procesados por «secuestro de menores» y «estafa» en grado de colaboración. A los otros diez europeos y cuatro chadianos que permanecen encarcelados se les imputan los mismos delitos pero como autores.

«Voy a regresar a París con los periodistas y las azafatas», anunció Sarkozy durante la breve comparecencia ante los medios de comunicación que compartió junto al presidente de Chad, Idriss Deby, a quien se dirigió para asegurarle que puede «contar con mi reconocimiento y mi amistad».

«La Justicia es libre e independiente, y no ha recibido ninguna presión de Francia», añadió, por su parte, Deby, quien había acudido al aeropuerto para recibir a su homólogo francés.

Sarkozy volvió a desacreditar la operación organizada por L'Arche de Zoé calificándola de «bastante lamentable» y, al mismo tiempo, insistió en que «las relaciones entre Chad y Francia siguen siendo cordiales». No obstante, también comentó que es partidario de que todos los ciudadanos franceses que se han visto implicados en este caso sean juzgados por tribunales franceses.

«Tristes por sus compañeros»

El abogado que defiende a los tres reporteros franceses, Jean-Bernard Padaré, explicó a AFP que tanto ellos como las azafatas dejaban Chad «en buenas condiciones, pero están tristes de dejar aquí a sus compañeros detenidos».

Los seis voluntarios de L'Arche de Zoé, un piloto, un copiloto y un auxiliar de vuelo del avión que debía transportar a los menores hasta Europa permanecen encarcelados en Yamena, junto a los cuatro cargos de la administración local de la zona del Chad en la que se encuentran miles de refugiados sudaneses procedentes de Darfur.

Según las leyes chadianas, los inculpados se pueden enfrentar a penas de entre cinco y veinte años de trabajos forzados. Además, desde el pasado 24 de octubre, en el Estado francés se ha abierto un procedimiento de información judicial para examinar las actividades que desarrolla L'Arche de Zoé. Los responsables de esta organización reiteran que únicamente querían salvar a «huérfanos» de la guerra de Darfur. En cambio, organizaciones de Naciones Unidas y algunas ONG francesas o con fuerte implantación en el Estado francés rechazan frontalmente esa tesis.

Ayer, poco después de que Sarkozy emprendiera el vuelo de regreso, su ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, afirmaba que la operación de L'Arche de Zoé refleja un «humanitarismo descarriado». Además, comentó que «en primer lugar» corresponde a la Justicia chadiana decidir los siguientes pasos a dar en este proceso.

Kouchner se mostró «indignado» por las críticas que se han dirigido contra su departamento, resaltando que «las organizaciones no gubernamentales no están dirigidas por el Estado».

Por su parte, la agencia Europa Press indicó que un vídeo grabado por Marc Garmirian, uno de los periodistas liberados ayer, pone en cuestión que L'Arche de Zoé hubiera identificado adecuadamente a algunos de los 103 niños que trataba de sacar de Chad para entregarlos en acogida, no en adopción.

El vídeo, emitido en un documental de la televisión Métropole 6, muestra a una de las cooperantes rellenando fichas de niños que eran entregados por líderes tribales en el centro que tenía abierto la ONG en la región fronteriza entre Chad y Sudán. Al ser preguntada sobre si podría equivocarse en cuestiones básicas como la nacionalidad -chadiana o sudanesa- de los menores o si son o no huérfanos, la cooperante reconoce que sí podría. Siempre según la interpretación difundida por Europa Press, en otros fragmentos de la grabación de Garmirian -que trabaja para la agencia de noticias Capa Presse- aparecen cooperantes vendando las cabezas y extremidades de los menores y empapando algunas de las gasas con yodo para que, según uno de los voluntarios, parezcan «heridos de guerra», extremo que ya había sido comentado durante las jornadas precedentes en distintos medios de comunicación.