La Policía paquistaní empleó ayer palos y gases lacrimógenos contra los cientos de seguidores de la ex primera ministra Benazir Bhutto que se manifestaban cerca de la sede del Parlamento en Islamabad. En respuesta, colocaron barricadas de metal para bloquear el paso a los agentes que practicaron, al menos, seis detenciones. Esta nueva protesta coincidió con la votación en el Parlamento del decreto emitido el sábado por el general Pervez Musharraf. La mayoría de los diputados dio el visto bueno al «estado de emergencia».

Pese a la prohibición de manifestarse, la líder de la oposición reiteró que mantiene el mitin de mañana y llamó a participar en la «gran marcha» que, a partir del lunes, unirá Lahore e Islamabad si Musharraf no revoca el «estado de emergencia».

Bhutto afirmó que no desconvocará esta movilización mientras el general golpista no «reinstaure la Constitución, dimita como jefe de las Fuerzas Armadas, mantenga la convocatoria de elecciones para mediados de junio y ponga en libertad a todos los abogados, jueces y periodistas detenidos en los últimos días». «¿A cuántas personas pueden poner tras las rejas? Vamos a fabricar tantos detenidos que no vamos a tener suficientes cárceles», subrayó.

La ex mandataria, que en octubre alcanzó un acuerdo con Musharraf por el que se anularon los casos judiciales que tenía pendientes por corrupción, aseguró que él ha suspendido las conversaciones. Dijo también que Musharraf «ha decepcionado» a la población.

«Ya basta. Musharraf no puede seguir engañando a la comunidad internacional explotando las cuestiones del terrorismo y el extremismo en Pakistán», resaltó la líder del Partido Popular de Pakistán (PPP).

Reuniones y ausencias

Ayer se entrevistó con otros grupos de la oposición aunque faltaban algunos tan significativos como la alianza de partidos islámicos MMA y el PML-N, del ex primer ministro Nawaz Sharif. Tampoco estaba el Movimiento por la Justicia del ex jugardor de cricket Imran Khan.