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La inmigración no cubrirá la necesidad de mano de obra en la Unión Europea

La Unión Europea recibirá en torno a 40 millones de inmigrantes entre 2004 y 2050, pero ni siquiera ese elevado número de trabajadores podrá compensar el efecto del envejecimiento sobre la fuerza laboral europea. Las previsiones están incluidas en un informe sobre la repercusión de la inmigración en la economía de la UE, encargado por los Veintisiete a la CE y al Comité de Política Económica, que analizarán los titulares de Finanzas en su reunión mensual.

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La población comunitaria aumentó en 2006 en 2,1 millones de personas, principalmente debido a un flujo neto de inmigración de 1,6 millones de personas. Esta tendencia continuará en las próximas décadas pero, según recalcan los autores del trabajo encargado por los Veintisiete a la Comisión Europea y al Comité de Política Económica, los inmigrantes sólo compensarán parcialmente y a corto plazo la caída de la oferta de mano de obra derivada del envejecimiento.

Alertan de que en numerosos países de la Unión Europea y sin tener en cuenta el efecto de la inmigración, la población en edad de trabajar puede disminuir en 2050 hasta un 35%. Estas proyecciones hacen necesario, entre otras medidas, alargar la vida laboral, señala el informe que será analizado por los titulares de Finanzas en la reunión mensual que celebran esta semana.

En cuanto a la gestión de la inmigración hasta la fecha, los analistas señalan que, aunque en los últimos años ha sido un factor impulsor del crecimiento en muchos países, existe todavía potencial laboral sin utilizar entre la población extranjera. Así, constatan tasas de ocupación más bajas y de desempleo más altas que entre la población nativa en varios Estados miembros.

Reclaman también medidas efectivas para favorecer la integración en el mercado laboral del país de acogida, con especial énfasis en la educación y la igualdad de derechos.

Respecto al efecto en los países de origen de los inmigrantes, el estudio pide a la UE un esfuerzo para mitigar las consecuencias de la «fuga de cerebros» y que se facilite el envío de remesas, muchas veces una fuente de ingresos fundamental en las economías pobres.

El análisis también tiene en cuenta el impacto en las finanzas públicas de los trabajadores inmigrantes y, aunque reconoce su contribución al saneamiento de los sistemas de seguridad social, recuerda que también generan derechos que se cobrarán pasado un tiempo. Incide, por tanto, en la necesidad de acometer reformas para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas de pensiones.

Por último y tras constatar la variedad de enfoques en política migratoria dentro de la UE, advierte de que las decisiones adoptadas en un país repercuten más allá de las fronteras estatales, dada «la libertad de circulación de trabajadores vigente en la zona Schengen». «Los Gobiernos deben, por eso, tener en cuenta el efecto trasnacional a la hora de definir su política migratoria, tanto en lo relativo a los inmigrantes legales como ilegales», indica.

Envejecimiento

El informe se conoce días después de que la Comisión Europea propusiera crear una «tarjeta azul» en Europa -a la manera de la «tarjeta verde» que concede EEUU- para atraer a trabajadores muy cualificados y paliar la escasez de esta mano de obra.

La patronal europea Busi- nessEurope se declaró favorable a la iniciativa, mientras que la Confederación Europea de Sindicatos (CES) mostró serias reticencias y dudó de la efectividad de ese modelo.

El secretario general de BusinessEurope, Philippe de Buck, señaló que los empresarios están a favor de la iniciativa, «sobre todo por la gran necesidad que tenemos de trabajadores especializados». Destacó que el mercado para este tipo de mano de obra es cada vez más global e hizo hincapié en que la UE debe hacer algo para evitar que la mayoría de trabajadores altamente cualificados de terceros países prefieran dirigirse a EEUU, Canadá o Australia antes que a la UE.

Desde la CES, su presidente, John Monks, mostró su escepticismo sobre la efectividad de la propuesta y se preguntó cómo se va a marcar «la raya» para los trabajadores especializados. Hizo hincapié en que hay numerosos detalles prácticos que deben ser definidos en la iniciativa de la Comisión y recalcó que, a juicio de los sindicatos, habría que establecer más categorías de trabajadores prioritarios aparte de los más cualificados.

El director de Asuntos Sociales de la Comisión Económica Europea de la ONU (UNECE), Kaj Bärlund, por su parte, ha abogado por aprovechar el «potencial económico» del envejecimiento de la población mediante el fomento de medidas como «flexibilizar» la jubilación, el empleo de los mayores a tiempo parcial o su uso como asesores.

Abogó por fomentar su contratación en labores como asesoría y consultoría. Aclaró que la «palabra clave» es «flexibilidad», en el sentido de que «no hay que forzarles, pero sí darles la posibilidad» de que se jubilen más tarde.

Integración

Los autores del informe indican que existe todavía «mucho potencial laboral sin utilizar entre la población extranjera». Constatan tasas de ocupación más bajas que entre la población nativa en varios estados miembros

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