GARA > Idatzia > De reojo

Raimundo Fitero

Álbum familiar

Estoy con prisas, tengo reunión urgente del comité central de un partido político que tenía solamente un objetivo programático: que Jaime de Marichalar llegara a lo más alto de la monarquía española, que rozara la corona, o la luciera, aunque fuera de consorte. ¿Qué hacemos ahora, disolvernos, seguir reivindicando esta posibilidad porque solamente ha sido «un cese temporal de la relación», o abdicar de nuestras legítimas aspiraciones sucesorias? Posiblemente movilicemos a las masas para que se reconduzca la situación. Firmaremos un manifiesto y pediremos a Ibarretxe que se pronuncie.

La dinastía borbónica ha logrado sus objetivos mediáticos y ya es comparable con la británica. Ya está en Youtube, tiene un reyggeton con su famosa frase, y es mercancía de cambio en los programas televisivos de contenidos basura. De tal manera ha logrado esto último que la noche del pasado martes se improvisaron ediciones de estos programas en varias cadenas y se consiguieron buenas audiencias en los mismos, y en los programas de mediodía, tarde y noche, a base del monotema, la más que conocida separación entre la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, algo que era vox populi desde hace muchos años, pero que se ha oficializado en estos momentos por intereses varios de recuperar algo de popularidad.

Por decirlo sin apenas reflexionar, este asunto desvía la atención sobre una figura que se desmorona de un manera constante. Los noticiarios nos daban noticias del cese, es decir del divorcio trampa, y del juicio al dibujante y al guionista de «El Jueves». O sea, la muestra obvia y evidente, de que ir de demócratas por ahí, cuando por aquí multan a alguien por hacer humor sobre la dinastía borbónica, es francamente un acto de contradicción, de oscuridad. Pero si colocamos en «Aquí hay tomate» y todos sus sucedáneos y similares un tema «normal», se da un respiro a la asquerosa obviedad antidemocrática de una monarquía impuesta, a la que ya no se la apoya de manera incuestionable. No es suficiente con el álbum familiar. Queremos saber números, intereses privados y funciones. Para empezar que se callen un buen rato. Y que se mantengan a Marichalar sus privilegios.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo