Las autoridades paquistaníes detuvieron ayer al ex jugador de cricket y último líder opositor que no estaba bajo arresto o en el exilio, Imran Khan, mientras participaba en una manifestación estudiantil contra el estado de emergencia decretado por el presidente, el general Pervez Musharraf, hace once días.

Khan, quien había permanecido escondido desde que escapó de su arresto domiciliario un día después de decretarse el estado de emergencia, reapareció en una protesta de estudiantes en Lahore, pero inmediatamente fue interceptado por jóvenes partidarios de Musharraf y llevado ante la Policía.

«Tiene una orden de arresto domiciliario de 90 días», explicó a France Presse un oficial superior de la Policía, Khalid Batti, quien añadió que Khan «cumplirá su detención en vigilancia domiciliaria».

«He venido para ponerme al frente de una manifestación de estudiantes contra el dictador Musharraf y sus medidas ilegales y tenía la intención de entregarme a la Policía», aseguró Khan por teléfono a France Presse tras su detención.

El antiguo capitán de la selección paquistaní de cricket -un deporte de masas en el país asiático- fue campeón del mundo en 1992 y fue sometido a arresto domiciliario el 3 de noviembre, huyendo al día siguiente.

En la clandestinidad, multiplicó sus declaraciones en contra de Musharraf, llegando a reclamar la pena de muerte contra el general. Khan lidera un pequeño grupo opositor al general que dirige Pakistán.

Pocas horas antes del arresto de Khan se supo que EEUU enviará a su subsecretario de Estado, John Negroponte, a Pakistán para instar al Gobierno a que termine con el estado de emergencia, que ha llevado a la detención de miles de personas y a un recrudecimiento de la represión sobre los medios de comunicación.

Se espera que Negroponte llegue a Pakistán mañana para manifestar al Gobierno de Musharraf la preocupación de EEUU por la situación.

«Continuamos queriendo ver que las elecciones se celebren de manera libre, justa y transparente, queremos ver revocado el estado de emergencia», declaró el viceportavoz del Departamento de Estado, Tom Casey. «Queremos ver a todas las fuerzas políticas moderadas capaces de trabajar juntas», añadió.

Por su parte, la también líder opositora Benazir Bhutto, que se encuentra bajo arresto domiciliario en Lahore, declaró por teléfono a Associated Press que «la comunidad internacional necesita decidir si se unirá a un solo hombre o al pueblo de Pakistán».

El martes, Bhutto, quien ha sido dos veces primera ministra de Pakistán, exigió la dimisión de Musharraf, y confirmó que no dirigirá el Gobierno del país asiático mientras el general continúe en su cargo.

Musharraf, por su parte, afirmó ayer que espera renunciar al generalato este mes para gobernar Pakistán como civil y acusó a Bhutto de «alimentar la confusión política».