Giulietta Simionato recoge la Medalla de Oro de la ABAO
«Bilbao estará siempre en mi corazón». Con estas palabras, la mezzosoprano italiana Giulietta Simionato agradeció profundamente el homenaje que recibió ayer en la capital vizcaina, donde se le hizo entrega de la Medalla de Oro de la ABAO.
Izaskun LABEAGA | BILBO
Muy emocionada, la cantante, de 97 años, recogió ayer la máxima distinción que otorga la Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera (ABAO), en un acto que tuvo lugar en el Teatro Arriaga. Giulietta Simionato regresó a Bilbo, medio siglo después de que triunfara con sus apariciones en el ya desaparecido Teatro Coliseo Albia.
La mezzosoprano participó en tres festivales de la ABAO, que entonces iniciaba su andadura, en 1954, 1955 y 1956. Simionato participó en seis títulos: ``Norma'', de Bellini; ``Carmen'', de Bizet; ``Il Trovatore'' y ``Aida'', de Verdi; ``Cavalleria Rusticana'', de Mascagni; y ``La Cenerentola'', de Rossini.
El público bilbaino quedó cautivado por su voz, según recogieron las crónicas periodísticas de la época. La propia artista dejó patente su satisfacción en un artículo en ``Hierro'', en el que decía que iba a recordar «eternamente» la ovación que había escuchado en el Coliseo Albia.
Nacida en Forli el 12 de mayo de 1910, Giulietta Simionato destacó pronto por sus dotes vocales. Ella misma recordaba ayer con simpatía que a la matrona que asistió a su madre en el momento de su nacimiento le pareció que aquel bebé sietemesino no lloraba sino que cantaba. «Y así ha trascurrido mi vida, cantando y escuchando cantar», explicó. Poseedora de un «oído especial», los maestros con los que trabajó «me dijeron siempre que no necesitaba estudiar música, aunque a mí me hubiera gustado prepararme más», reconoció.
Humildad y esfuerzo
Con el tiempo, llegó a convertirse en una de las más grandes mezzosopranos del siglo XX. Su fórmula: «Cantar con la voz, la inteligencia y el corazón». En la cúspide de su carrera, decidió abandonarla tras contraer matrimonio con un médico.
Con una técnica impecable y una singular extensión vocal, la mezzosoprano destacó como intérprete del repertorio verdiano y fue requerida por todos los grandes teatros del mundo.
Según manifestó, sufrió mucho para destacar en el mundo de la ópera. Todos sus logros en este terreno fueron gracias a que siempre actuó con «humildad y con esfuerzo». Recomendó a los jóvenes «no echar a volar» sin estar bien preparados, pues corren el riesgo de «caer».
Aunque se retiró en 1966, Simionato ha seguido ligada al mundo de la ópera. En la actualidad, forma parte del Comité de Honor del proyecto ``Tutto Verdi'' de la ABAO, que tiene por objeto dar a conocer toda la obra del compositor por medio de conferencias, cursos, grabaciones, publicaciones y de la representación de la totalidad de sus óperas en todas sus versiones.
La artista fue recibida ayer por la mañana por el alcalde, Iñaki Azkuna. En un breve encuentro con la prensa, quiso recordar a todas las personas que hicieron posible su presencia en Bilbo cuando cantaba, ya que «representa un momento muy importante en mi vida», dijo.
Sólo tres intérpretes han recibido la Medalla de Oro de la ABAO antes que Giulietta Simionato: el barítono Ettore Bastianini, en 1958; la soprano Mirella Freni, en 1975; y el tenor Alfredo Kraus, en el año 1982.