Carmen Ruiz Corral, directora de la obra y autora del texto, relata cómo este proyecto surgió por casualidad, cuando visitaba el monasterio de Leire. «Leí en una lápida la relación de los personajes de la realeza allí enterrados: `Sancho Garcés, Ximeno Iñiguez, etc.' todo nombres de reyes y al final la coletilla: `y siete reinas'. Estas palabras finales: `... y siete reinas' las sentí como despectivas hacía las mujeres, reflejando una realidad no por conocida menos injusta, en la época pretérita como en la actual». Una de las mujeres era Toda I de Nafarroa, Toda Aznar (876-958), reina de Nafarroa por su matrimonio con Sancho Garcés, y enterrada no en Leire, sino en el monasterio riojano de Suso. Una mujer a la que las crónicas tildan de intrigante y fiera. «Me resultó admirable como en el machista y medieval siglo X supo, al cabo de unos cuantos años de la muerte de su marido, conservar y transmitir el reino a su hijo García tal y como su marido lo dejó», explica Ruiz Corral.

«Reivindicar» a aquella mujer, dándole vida en el escenario y mostrar los acontecimientos históricos que vivió fueron el punto de partida de una obra que desde Porpol no dudan en calificar de «arriesgada», ya que el juego teatral nos hace saltar en el tiempo y en el espacio, en dos realidades paralelas. La protagonista-guía es una mendiga que vive en un banco de un parque de una ciudad actual. En sus fantasías se cree la reina Toda y, en su delirio, lanza a sus compañeros y al público hacia el siglo X, en plena la corte navarra. Divertido, dinámico e impactante son algunos de los calificativos que ha recibido este montaje en el que la parte plástica tiene una importancia capital, con un vestuario basado en la iconografía religiosa medieval creado por el artista Francisco Lagares.