Una explosión dañó gravemente una inmobiliaria a las 2,30 horas de ayer en Cangas. Sin constancia de aviso previo, las informaciones policiales apuntaron a que la bomba contenía cinco kilos de cloratita.

El ataque se produjo horas antes de la visita a esta localidad del subdelegado del Gobierno español en Pontevedra, Delfín Fernández. El ministro español del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, matizó que no consideraba la existencia de un «nuevo foco de violencia», sino «un rebrote de lo que es una actividad que vemos de vez en cuando».

Los intereses inmobiliarios han sido objeto de diferentes sabotajes en Galiza durante los últimos meses. El atentado de Cangas contra una conocida empresa local continúa la secuencia de golpes violentos que la Delegación del Gobierno atribuye a «grupos independentistas radicales» que formarían parte de la supuesta organización que denominan Resistencia Galega.

En el mismo municipio se localizaba una olla a presión con pólvora y detonador en el interior de las obras de una urbanización el pasado 9 de mayo. Estaba acompañada por folletos con la denominación Resistencia Galega y consignas independentistas y fue explosionada de forma controlada por artificieros de la Guardia Civil.

Numerosos ataques

Seis días después una olla de similares características y reforzada con metralla aparecía frente a la sede de Construcciones Mon en Lugo. Tras un aviso previo, la intervención de los TEDAX desactivaba el artefacto dirigido contra una empresa del ex alcalde de Burela Manuel Mon (PP), a quien el texto reivindicativo acusaba de haberse enriquecido «con el aprovechamiento urbanizable» en esta localidad costera de Lugo.

El número de viviendas que está previsto construir a lo largo del litoral gallego supera las existentes en la actualidad, lo que ha sido objeto de denuncia por numerosos colectivos vecinales y ecologistas agrupados en torno a la plataforma Galiza Non Se Vende.

El fenómeno de la violencia política en Galiza tuvo también como objetivos en los últimos años obras de grandes infraestructuras como el Tren de Alta Velocidad o la construcción de autovías y autopistas.

El 20 de julio de 2006 un artefacto explosivo destruía la sede de la agrupación empresarial Puentes y Calzadas en las inmediaciones de Santiago de Compostela, esta vez sin reivindicación.