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Bangladesh afronta los devastadores efectos del peor ciclón desde 1970

El ciclón Sidr, el peor desde 1970, ha arrasado Bangladesh. Los muertos aumentan con el paso de las horas mientras los equipos de rescate intentan acceder a las zonas afectadas. Para ello han tenido que utilizar helicópteros y barcos, porque las carreteras están prácticamente intransitables. Ayudados por elefantes, intentan retirar los escombros de las vías. El reto más inmediato es el reparto de ayuda humanitaria y la reconstrucción del país.

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La reconstrucción del país es el principal reto que afronta ahora Bangladesh, devastado casi totalmente por el ciclón Sidr. El número de muertos aumenta considerablemente conforme pasan las horas. El último recuento oficial los situaba en 1.795 pero el subdirector del Centro de Control de Gestión de Desastres, Shekhar Chandra Das, advirtió en declaraciones a AFP que «en los próximos días probablemente aparecerán miles de cuerpos más. Debido a la interrupción de las comunicaciones, no hemos podido recabar información sobre las pérdidas en las regiones más remotas y de difícil acceso».

Los vientos que superaron los 240 kilómetros por hora y las fuertes lluvias han destruido pueblos enteros y gran parte de las cosechas. Según fuentes oficiales, en muchas áreas, el 95% de las plantaciones de arroz, a punto de ser recolectadas, han sido arrasadas. Los viveros de langostino tampoco se han librado de las consecuencias devastadoras del ciclón.

En la Bahía de Bengala, al menos, 150 embarcaciones no pudieron regresar a puerto y cientos de pescadores se encuentran desaparecidos.

«Mucha gente se ha quedado sin hogar, las cosechas y vecindarios están destruidos. Esta situación va a convertirse en un foco de presión para el Gobierno, la economía y la propia población, particularmente, porque ha ocurrido tan sólo unos meses después de las inundaciones que arrasaron el norte de Bangladesh», subrayó a Reuters Suman SMA Islam, coordinador de la agencia de asistencia humanitaria Care.

Debido al mal estado de las carreteras, los equipos de rescate han tenido que emplear barcos y helicópteros para llegar a las zonas afectadas. También han tenido que echar mano de elefantes para retirar de las vías los escombros más pesados. Las imágenes y testimonios hablan por si solos de la magnitu de la catástrofe. «No puede describir cuán devastador ha sido. Fue como el juicio final, las cinco horas más escalofriantes de toda mi vida. Pensé que nunca más volvería a ver a mi familia», relató Molik Tariqur, un comerciante del distrito de Bagerhat, al suroeste. El 80% de las casas han sido derruidas.

«No hay más que destrucción por todas partes. Ni siquiera podemos encontrar dónde estaba nuestra casa. Sólo unas pocas se han salvado pero no tienen techos», añadió Tariqur. Muchos perdieron la vida por la caída de árboles sobre las frágiles viviendas de bambú y madera.

El envío de ayuda se hace más que urgente en este desolador panorama. La ONU ha pedido comida, pastillas de agua potable y medicinas. El miércoles, las autoridades organizaron una masiva evacuación y pidieron a las poblaciones, sobre todo de las áreas costeras, que acudieran a los refugios. Sin embargo, ni los anuncios en los periódicos, ni el uso de megáfonos, banderas, tambores, o el sonido de cuerno de vaca han podido paliar las trágicas consecuencias del peor ciclón en años.

Posible catástrofe ecológica en el delta del Sundarbans

En los últimos 125 años, Bangladesh ha afrontado 80 tormentas que han acabado con la vida de unos dos millones de personas. En 1991, murieron 150.000 personas, pero el más grave tifón tuvo lugar en 1970, cuando fallecieron 150.000. «El Sidr ha sido más fuerte que el del año 70. Al menos esta vez, las alertas tempranas nos ayudaron a buscar refugio; y aún así, el daño es colosal», subrayó un superviviente de 60 años.

Este mortífero ciclón también ha provocado un desastre ecológico. Funcionarios temen los efectos que haya podido tener en el delta del Sundarbans, una zona pantanosa donde viven varias especies protegidas, como el tigre de Bengala y donde miles de personas improvisaron refugios porque en los cinco centros adaptados de la zona no quedaba sitio.

De hecho, una organización internacional de protección de la naturaleza informó de que el ciclón ha arrasado este manglar, reserva excepcional de especies de animales raros. Es el manglar más grande del mundo y está considerado patrimonio de la humanidad. En él habitan el tigre de Bengala, el delfín gangético o la tortuga marina. «Los vientos devastaron el manglar, rompiendo miles de árboles», indicó Aniun Nishat, representante en Bangladesh de la Unión mundial por la naturaleza. Expresó su temor a que las olas hayan dañado también parte de la fauna salvaje. «Temo que miles de tigres y gamos hayan sido arrastrados por la crecida de los ríos», advirtió. El Sunderbans tiene una superficie de 5.800 kilómetros cuadrados y, según expertos, forma un escudo natural contra las tormentas. GARA

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