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Aprovechamiento de la biomasa

Pellet, un combustible novedoso para calefacción

«Pellet» es una palabra que no existe en castellano. Algunos la traducen como «pelotilla», pero es una especie de macarrón elaborado con desechos de la madera. En los países del norte de Europa está teniendo un gran auge como sustituto del gasoil, el gas natural, el propano y el carbón, mientras que en Euskal Herria comienza a dar sus primeros pasos.

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Iñaki VIGOR

La utilización de la biomasa y sus derivados como alternativa energética está poniendo en circulación una palabra prácticamente desconocida para la mayor parte de la población vasca: «pellet». En los últimos años, este novedoso combustible está creciendo de forma espectacular en varios países europeos, en especial en los que más sufren los rigores del invierno. Suecia figura a la cabeza, con un consumo en el año 2006 de 1,6 millones de toneladas de pellet. Se trata de una especie de cilindros compactados producidos con desechos procedentes de la madera, como astillas, serrín o ramas, por lo que no se necesitan talar más árboles.

Los pellets se queman en calderas adaptadas, cuyo funcionamiento es totalmente automático. En algunos países de Europa ya se presentan como la gran alternativa a los combustibles habituales. En Suecia existen más de 80.000 instalaciones de este tipo, muchas de ellas utilizadas como sistemas de calefacción colectiva en urbanizaciones.

El pasado año Alemania contaba con unas 70.000 instalaciones que utilizan pellets en su combustión. El consumo total ascendió a 450.000 toneladas, cifra que está por debajo del consumo de Italia (550.000 toneladas) y por encima del que registró Austria (400.000 toneladas). En el Estado francés cada año aumenta en torno al 30% la instalación de calderas de pellet, cuya aceptación está aumentando de forma progresiva en hoteles y servicios similares de países europeos que poseen grandes extensiones de bosque.

A pesar de que Euskal Herria cuenta con un gran potencial de biomasa, el nuevo combustible para calefacción apenas ha dado sus primeros pasitos. De hecho, en la actualidad sólo existe una empresa dedicada a la elaboración de pellets. Se trata de Enerpellet, una firma ubicada en Muxika, que ocupa una superficie de 2.000 metros cuadrados dentro del aserradero de Ebaki.

Con una inversión inicial de dos millones de euros, esta empresa espera lograr una producción de entre 25.000 y 30.000 toneladas anuales de pellet, y para el año 2009 confía en alcanzar una facturación superior a los 20 millones de euros. En la actualidad ya existen algunos invernaderos y agroturismos de Gipuzkoa y Bizkaia que utilizan este biocombustible, así como urbanizaciones de nueva construcción que han incorporado calderas especiales para obtener agua caliente y calefacción mediante la combustión de pellet. Pero se trata de actuaciones muy contadas. Con el fin de impulsar su desarrollo, el Gobierno de Lakua está concediendo ayudas para la adquisición y cambio de calderas que usen pellets, al igual que ha comenzado a hacer el Ejecutivo de Nafarroa. En este herrialde se ha creado otra empresa que producirá y comercializará este nuevo combustible a partir de enero del próximo año. Se trata de Biomasa Térmica de Navarra (Bioterna), que contará de momento con cinco empleados y producirá en una primera fase entre 10.000 y 12.000 toneladas anuales de pellet, para alcanzar las 20.000 toneladas a partir del tercer o cuarto año de actividad. Esta cantidad equivale a 8 millones de litros de gasoil, y supondría evitar cada año la emisión de 22.500 toneladas de CO2 a la atmósfera, según datos de la empresa. En un principio, la planta de Bioterna iba a montarse en Zangoza, pero su ubicación definitiva está todavía por decidir.

Hasta el año pasado apenas había en Nafarroa una decena de calderas adaptadas para la combustión de pellets, «pero en los últimos meses los volúmenes ya empiezan a ser significativos», precisa Carlos Castrejana, uno de los socios de Bioterna. Una parte importante de la producción en la nueva planta navarra irá destinada a países como Italia, Austria, Alemania y Estado francés, pero las expectativas apuntan a que cada vez tendrá más demanda en Euskal Herria.

Los promotores de este producto prevén que la calefacción alimentada con pellets se irá incorporando con rapidez a la construcción de nuevas viviendas en todo el Estado español, ya que, entre otras ventajas, este sistema permite cumplir con la nueva normativa del Código Técnico de la Edificación.

Proceso automatizado

El proceso para elaborar este combustible granulado consiste en triturar los restos de la madera hasta convertirlos en un serrín homogéneo y, a continuación, compactarlo mediante un sistema de enfriamiento para conseguir la dureza del producto final. La unión de estos restos triturados se consigue mediante la propia lignina de la madera, lo que evita el uso de aditivos artificiales.

«Ese serrín se prensa con unas potencias enormes y el producto adquiere mucho calor, pero inmediatamente después se somete a un proceso de enfriado que le da consistencia», explica Castrejana. El resultado de este proceso son unos pequeños cilindros de tres centímetros de largo y seis milímetros de diámetro, muy manejables y con un gran poder calorífico.

La estufa se amortiza en cinco años

Como no hace falta meter troncos grandes, tal como ocurre con las estufas tradicionales, el tamaño de éstas es más reducido, y también es más sencillo hacerlas programables para que se enciendan o apaguen de forma automática. El coste de estas calderas es mayor que las que utilizan combustibles convencionales, pero tienen una vida media mayor (en torno a veinte años) y se estima que quedan amortizadas en unos cinco años.

Entre las desventajas que presenta con respecto al gasoil, se encuentra la necesidad de contar con lugares amplios para poder almacenar elevadas cantidades de pellet. Por este motivo, este combustible está indicado de forma especial para comunidades de vecinos, hoteles, industrias, viviendas unifamiliares o caseríos, es decir, para quienes dispongan de sitio suficiente para su almacenamiento.

I. V.

«Se trata de un producto barato, limpio y renovable»

«Una vivienda de 80 metros cuadrados gasta unos 960 euros al año en gasoil para agua caliente y calefacción. Con el pellet, este gasto se reduciría aproximadamente a la mitad», asegura Carlos Castrejana, quien califica de «importante» esta diferencia de precio.

Además de esta ventaja de tipo económico, destaca que se trata de un combustible «limpio y renovable», y que «generará riqueza en entornos rurales y forestales». De la misma forma que Enerpellet integra como socios a varias serrerías de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa para asegurarse la materia prima, Bioterna se abastecerá del serrín, virutas de carpintería y restos de maderas utilizadas en serrerías navarras, aunque tampoco descarta aprovechar residuos forestales propiamente dichos.

«Este combustible puede ayudar a conseguir la independencia energética. Es un producto que no se necesita importar de otros países, porque aquí tenemos abundante, y además no está sujeto a las variaciones del precio del petróleo ni a decisiones que se toman en lugares lejanos», apunta Castrejana.

En cuanto a su distribución, el sistema es muy similar al del gasoil, ya que un camión se encarga de transportar el pellet hasta el punto de destino y descargarlo en un depósito de forma totalmente automatizada.

«Como es un producto derivado de la madera, la gente se puede imaginar que esto es como las chimeneas de leña, pero no es así. La caldera de la estufa va tomando automáticamente la cantidad de pellet que necesita, en función de la demanda de energía», añade este socio de la empresa Bioterna.

Según sus previsiones, en un futuro próximo las calefacciones de carbón que todavía existen, al igual que las de gasoil, serán sustituidas por calderas de biomasa. «Esto ya está ocurriendo en los países del norte de Europa, y aquí empieza a haber una demanda enorme. Hasta ahora, el gran problema que había era el suministro, porque la gente no quería arriesgarse a instalar calderas sin estar segura de que iba a disponer de combustible, y lo mismo ocurría con los promotores de viviendas. Sin embargo -asegura Carlos Castrejana-, a partir de ahora el suministro va a estar garantizado».

Si se adquiere a granel, el precio de cada tonelada de pellet producido en Nafarroa oscilará, previsiblemente, entre los 160 y 180 euros. También se pondrá a la venta en sacos de 15 kilos, pero en este caso el precio de la tonelada rondará los 200 euros.

I. V.

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