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Los muertos en Bangladesh por el ciclón podrían llegar a los 10.000

Los testimonios de los sobrevivientes hablan por sí solos. En los últimos veinte años nadie había visto una catástrofe de tal magnitud en Bangladesh. El número de muertos crece a cada momento y la Media Luna Roja ya ha advertido que la cifra final podría alcanzar los 10.000 fallecidos. Quienes han salvado sus vidas esperan desesperamente la llegada de ayuda. Muchos de ellos lo hacen a la intemperie.

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El número de muertos por el ciclón Sidr (ojo, en bengalí) podría ascender a 10.000, advirtió ayer la Media Luna Roja. Su presidente en Bangladesh, Mehamed Abdul Rob, explicó que esta estimación se basa en los datos proporcionados por los miles de voluntarios que tienen desplegados por toda la región afectada. Además, hay entre seis y siete millones de afectados.

Un balance provisional del Ministerio de Gestión de Desastres sobre las pérdidas materiales indica que la tormenta, la más mortífera desde hace diez años en el país, ha arrasado 273.000 viviendas y 7.340 hectáreas de cultivo. A ello se añaden 242.000 animales muertos.

Los efectos de este devastador ciclón quedaron aminorados porque tocó tierra durante la marea baja y por la puesta en marcha de un plan de evacuación que logró trasladar a tiempo a 3,2 millones de personas.

«Nunca había visto un nivel tan grande de devastación», subrayó Shah Jahan, gobernador del distrito de Bagerhat, uno de los más afectados.

«Estamos distribuyendo arroz pero la gente necesita, sobre todo, agua potable porque las canalizacionesl no funcionan. La ciudad resistió parcialmente las inundaciones del ciclón, pero las áreas circundantes están completamente destruidas», señaló un voluntario de la Cruz Roja en la zona.

En los distritos costeros, decenas de miles de personas viven estos días a cielo abierto, sin acceso a alimentos, agua, ni medicinas y los supervivientes se esfuerzan por enterrar a sus seres queridos. Entre las zonas más aisladas están las islas situadas frente a la costa, como Dublarchar. Allí el destino de muchos de sus habitantes sigue siendo desconocido. Durante la temporada de pesca, miles de pescadores se reúnen en esta isla, donde establecen una base de operaciones a la que acuden a refugiarse cuando hay mal tiempo.

Uno de estos pescadores, Wahed, encontró a su amigo Milon flotando inconsciente en un canal cerca de Dublarchar, 32 horas después del paso de Sidr.

Ambos relataron al diario «The Daily Star» que la isla acogía a unos 7.000 pescadores del delta del Ganges, que se refugiaron en los canales para protegerse temporalmente de la tormenta. «Nunca regresaron», dijo un funcionario de Bagerhat.

El ciclón ha golpeado de lleno a las poblaciones más empobrecidas. Sus casas de madera y bambú no resistieron los fuertes vientos que llegaron a alcanzar los 240 kilómetros por hora. Muchos de los árboles cayeron sobre estas frágiles viviendas acabando con la vida de sus ocupantes mientras dormían.

Eso es lo que le ocurrió a la familia de Haroon Ukil. Un árbol se desplomó sobre su casa, en Kalikapur, al suroeste de Bangladesh, matando a su esposa y dos hijas del matrimonios.

«Aquella tarde nos acostamos como cualquier otro día. Pero, durante la noche, oímos cómo la intensidad del viento iba en aumento. Ni yo ni mi esposa habíamos escuchado advertencia alguna sobre el ciclón. Sobre la medianoche, me levanté y escuché como una explosión. Me di cuenta de que estaba atrapado en mi cama por tres ramas y era incapaz de moverme. Podía escuchar los gritos de mi esposa a mi lado, pero no podía ayudarla», relató a un periodista de la BBC. «A la mañana encontré los cadáveres de mis seres queridos y tuve que enterrarlos yo mismo», añadió entre lágrimas.

Malestar entre los afectados

Historias como la suya abundan en el suroeste del país, donde es casi imposible encontrar una localidad que no se haya visto afectada por la tormenta,

La impotencia y el enfado ante la falta de ayuda se hace cada vez más patente. «No tenemos comida, nuestras casas y tiendas han quedado arrasadas y no hay nadie para ayudarnos», denunció Rafiqul Islam, responsable local de Morichal.

«Para la gente pobre es especialmente difícil. No tienen absolutamente nada; ni para cocinar ni comer. ¿Por qué tardan tanto en ayudarnos», subrayó.

Ante la frustración de los bengalíes por la lenta respuesta de las autoridades, el Gobierno salió al paso incidiendo en que los planes de evacuación salvaron a miles de personas y que se requiere de una amplia logística para poder repartir la ayuda humanitaria a todas las zonas afectadas. Algunas todavía hoy permanecen aisladas.

Los esfuerzos también se centran en restablecer las conexiones eléctricas y en retirar, con ayuda de elefantes y excavadoras, los escombros de la carretera. De hecho, la imposibilidad de transitar por ellas está retrasando considerablemente el acceso a las localidades. El Gobierno ha dispuesto de barcos y helicópteros para ello. En tierra, miles de bengalíes miran al cielo a la espera de paquetes con con comida y otro tipo de materiales de primera necesidad.

«En veinte años jamás ha visto semejante catástrofe. Estamos ante una gran tragedia humana», resaltó a AFP Hariprasad Pal, administrador del distrito de Jhalokati, situado a un centenar de kilómetros al sur de la capital Dacca.

En efecto, Sidr ha sido el ciclón que más víctimas ha causado en los últimos 16 años. Su potencial se asemejó al que en 1970 mató a medio millón de personas. Afortunadamente, en esta ocasión, las evacuaciones masivas y la marea baja en el momento en que el ojo del ciclón tocó tierra evitaron, en parte, mayores consecuencias.

Desastre ecológico

Al igual que ocurrió en 1970 y 1991, se espera que el impacto económico sea enorme en un país con 141 millones de habitantes. Cerca del 40% vive con menos de un dólar al día.

Al margen de la elevada pérdida de vidas humanas y materiales, cabe destacar el desastre ecológico que ha ocasionado Sidr. Los temores del sábado acabaron por confirmarse. La reserva natural de Sunderbans, patrimonio de la humanidad desde 1987, ha sido devastada.

«El ciclón ha destrozado el centro de los Sunderbans, hábitat natural de tigres y otros animales salvajes», explicó Zunayed Kabir Chowdhury, científico bengalí de Dacca y especialista en este manglar. «Un gran número de nidos de colibrís han quedado también destruidos», advirtió Chowdhury.

El ministro de Agricultura,, Shanti Ranjan Das, confirmó que «buena parte de la fauna salvaje de esta reserva, vulnerable a este tipo de catástrofes naturales, ha sido arrasada por las olas». Además de fuertes vientos, el ciclón originó olas de hasta cinco metros.

El hambre y la sed acecha a los supervivientes

Un insoportable hedor de muerte planea sobre el suburbio de Nishanbari, en el sur del país, donde los supervivientes temen correr la misma suerte que las víctimas del ciclón si no reciben urgentemente agua y alimentos.

«Yo he perdido a seis miembros de mi familia. Somos tres los que hemos sobrevivido pero temo que muramos de hambre. No hemos bebido ni comido nada desde hace días», señala desolado Sattar Gazi, un vecino de esta localidad, a un kilómetro de la costa.

Por no tener no tienen ni mortajas para enterrar a los muertos. «No hay agua ni alimentos. Los cuerpos flotan en las orillas y contaminan los arrozales», se lamento Abdus Zabbar, un profesor de la localidad.

La Cruz Roja calcula que 900.000 familias del sur de Bangladesh necesitan ayuda urgente, a saber, siete millones de personas. La Marina ha prometido enviar ayuda.

Pero en la única ruta transitable que comunica a Nishanbari con el resto del mundo no se otea ningún convoy de ayuda. Tampoco se ven aeronaves con ayuda surcando el cielo.

En este país rural, densamente poblado y de los más empobrecidos del mundo, el ganado ha sido diezmado. La cosecha de arroz debía comenzar a fin de mes pero los arrozales han sido arruinados por el agua de mar. Sin ese cereal, alimento básico en Asia, no habrá qué comer en los próximos meses. Los pozos de agua han sido destruidos. «Quedamos 3.000 supervivientes en Nishanbari», hace recuento Sattar Gazi. Shafiq ALAM

el peor en décadas

Calificado por los expertos como el peor ciclón en décadas, el Sidr barrió la línea de costa de Bangladesh y causó una crecida del mar de cinco metros. 60 millones de personas viven a menos de diez metros sobre el océano.

petición de ayuda

«De acuerdo con nuestras cuentas, hay 1.458 heridos y 1.066 desaparecidos. Está claro que necesitamos ayuda», declaró un funcionario del Centro de Control del Ministerio de Gestión de Desastres.

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