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CRÓNICA Ciclón Sidr en Bangladesh

Una falsa alerta de tsunami costó miles de vidas

Millares de bengalíes que murieron el jueves debido al ciclón Sidr podrían haber sobrevivido si se hubieran tomado en serio los llamamientos de las autoridades para que acudieran a un lugar seguro. El pasado mes de setiembre se hizo pública una alerta de tsunami que resultó falsa, por lo que en esta ocasión no dieron crédito a las advertencias, lamentan las autoridades y los habitantes de las zonas más afectadas.

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Sidr es la peor tormenta que ha padecido Bangladesh en los últimos 16 años. En 1970 un huracán provocó medio millón de muertos y en 1991 un maremoto mató a 138.000 personas.

Para evitar que se repitieran estos trágicos balances, las autoridades pusieron en funcionamiento una alerta de ciclones y evacuaron a 1,5 millones de personas a edificios y refugios anticiclones construidos en la costa. Las autoridades estiman que de no haberse tomado estas medidas, se habrían producido decenas de miles de muertos.

Sin embargo, miles de otras vidas no pudieron ser salvadas en esta ocasión.

Alertas muy frecuentes

«Esta vez no nos hemos tomado en serio la alerta de nivel 10 porque el Gobierno lanza muy frecuentemente este tipo de alertas», explica Abed Master, un maestro de Golshakhali, una de las aldeas del sur de Bangladesh que fue golpeada con mayor fuerza por el ciclón el pasado jueves.

Varias horas antes de que Sidr golpeara la costa, «acudimos a los refugios anticiclones, pero la catástrofe no llegó», explica el profesor.

Funcionarios locales trataron de convencer a los lugareños de que en esta ocasión la llegada del Sidr era una realidad, en un país ubicado junto al golfo de Bengala y que esta especialmente expuesto a los ciclones.

«El jueves, a través de los altavoces de la mezquita, ordenamos a la gente que acudiera a los refugios anticiclones, pero casi nadie nos escuchó», lamenta Anwar Hossain Khan, antiguo alcalde de la aldea de Charkhali, donde al menos 120 personas perdieron la vida debido al ciclón Sidr.

Sobre todo, la región experimentó una falsa alerta de tsunami puesta en marcha por Indonesia después de que se registrara un seísmo junto a la isla de Sumatra.

Hace dos meses, los países situados a orillas del océano Índico, como Tailandia, India o Sri Lanka -que fueron especialmente golpeados por el terrible tsunami del 26 de diciembre de 2004- también lanzaron otra alerta de tsunami.

A pesar de que entonces la alerta fue rápidamente anulada por los indonesios, Bangladesh no quiso correr ningún riesgo y ordenó la evacuación de un millón de personas a los refugios anticiclones.

En setiembre, «policías, funcionarios y voluntarios de la Media Luna Roja nos obligaron a acudir a los refugios, a pesar de que las aguas estaban muy calmadas», recuerda Hafizur Rahman, que ha perdido en esta ocasión, debido al ciclón del jueves, un hijo y una hija.

Aviso de ola gigante

«El jueves nos dijeron que una ola gigante ser dirigía a Bangladesh y que iba a devorar las aldeas de la costa», relata Rahman.

Pero el mismo Rahman hizo caso omiso a las advertencias de las autoridades de Bangladesh.

Y ese día, «no fui a los refugios. Cuando el viento comenzó a golpear nuestras viviendas, ya era demasiado tarde», se lamentaba ayer.

«El 13 de setiembre evacuamos a la población de las aldeas más expuestas. Habían oído hablar de los tsunamis y, espontáneamente, acudieron a los refugios», explica Shamsul Alam, representante del Creciente Rojo de Bangladesh en el distrito de Barguna, donde han muerto, según las cifras oficiales, entre 900 y 1.200 personas.

Pero cuando el pasado jueves sonó la alarma, poca gentes respondió adecuadamente, lamenta Alam. «El peligro que se vivió fue verdadero», subrayó.

Según la Media Luna Roja de Bangladesh, el paso del ciclón Sidr ha provocado la muerte de entre 5.000 y 10.000 personas. Todavía no hay un balance completo de los daños.

Shafiq ALAM Periodista AFP

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