Las FSE completaron ayer en Nafarroa el cuadro de redadas por herrialdes presentadas por los ministerios de Interior de Madrid y París como prueba de la prioridad dada a la lucha contra la kale borroka en los últimos seis meses. La primera tuvo lugar en agosto en Araba; en setiembre se registró una vasta operación en Ipar Euskal Herria -centrada en Donibane-Garazi-; en octubre fue el turno de Bizkaia; pocas semanas después el de Gipuzkoa; y ayer el de Nafarroa. Cinco jóvenes fueron detenidos en una misma localidad -Burlata- y el máximo responsable de la Policía española y la Guardia Civil, Joan Mesquida, aseguró que con ello «podrían» esclarecerse hasta 32 acciones de kale borroka en Nafarroa.

Los arrestados son los hermanos Xabier y David Urdin, Iñigo Gulina, Aitor Torrea e Iker Gorriz. Los tres primeros fueron capturados por la Guardia Civil, y los dos últimos por la Policía española, sin que se precisara el motivo por el que ambos cuerpos policiales compartieron redada, algo muy inhabitual.

La operación alcanzó un gran realce mediático. Agencias españolas hablaron en concreto, citando fuentes de la Comisaría General de Información de la Policía española, de que a los cinco jóvenes se les pueden imputar dieciséis acciones cometidas con artefactos explosivos de tipo casero, once llevadas a cabo mediante cócteles molotov y cinco cortes de vías férreas.

El juez de la Audiencia Nacional que firma esta operación es Juan del Olmo, al que se solicitó la aplicación del protocolo patentado por su colega Baltasar Garzón. Askatasuna comunicó anoche que Del Olmo lo había rechazado, y sólo accedía a que un segundo médico forense, designado por él mismo, visite a los detenidos.

«¿Dónde están los periodistas?»

En realidad, ya desde el momento de las irrupciones en las viviendas de los jóvenes quedó en evidencia el especial interés de las FSE en que las imágenes de las detenciones fueran grabadas por diversos medios para su posterior difusión. Askatasuna reveló que se escuchó nítidamente a uno de los guardias civiles gritar «¿dónde están los periodistas?» en el momento en que sacaban de su casa a uno de los detenidos.

Dentro de los domicilios, por contra, no hubo imagen alguna. Pero testigos dieron cuenta de algunos episodios violentos, que motivaron que la madre de uno de los detenidos, Iñigo Gulina, tuviera que ser llevada al hospital con un shock del que se recuperó luego. Recibió el alta un par de horas después.

Quizás por el despliegue mediático preparado, los arrestos se produjeron esta vez a una hora inusualmente temprana: entre las 22.30 y las 3.00, cuando ni siquiera todos los detenidos estaban en casa. Askatasuna, al menos, se mostró convencida de que «todo estaba preparado de cara a la galería». Xabier y David Urdin fueron arrestados al salir de su puesto de trabajo y del euskaltegi, respectivamente. Aitor Torrea también acababa de cumplir su jornada laboral. Iñigo Gulina e Iker Gorriz, por contra, se encontraban en casa.

Los registros no concluyeron ahí. Policía y Guardia Civil entraron en más de una decena de edificios, bajeras y garajes propiedad o relacionados con los detenidos, en Burlata, Iruñea, Noain y San Martín de Unx. Y también registraron la sede de la Peña Euskal Herria, pese a que ninguno de los capturados es socio de la misma.

Torrea, gravemente enfermo

La preocupación habitual por la situación que puedan atravesar los detenidos en dependencias policiales se disparó esta vez sobre todo en el caso de Aitor Torrea, que sufre una grave enfermedad que le obliga a llevar un tratamiento médico muy exhaustivo. Los familiares informaron detalladamente a la Policía española sobre su situación. Y Askatasuna alertó con claridad de que su estado puede empeorar gravemente si no recibe la medicación pertinente.

En el caso de otro detenido, Iker Gorriz, el mismo organismo trajo a colación que padece soplo, una afección que puede empeorar en determinadas situaciones como ésta.

Todos son vecinos de Burlata. David Urdin es delegado de LAB, e Iñigo Gulina, afiliado al sindicato. La central independentista emitió una nota en la que se muestra «el temor a que sean torturados», se exige la liberación de los cinco y se añade que «la utilización de medidas represivas, con detenciones masivas, no hace sino alargar más el conflicto político que vive Euskal Herria».

De ordenadores a herramientas

Pese a los delitos que se les pretenden imputar, testigos remarcaron que en los registros realizados en los domicilios los uni- formados únicamente se llevaron papeles y algún ordenador (en total se incautaron cuatro según agencias, en los que se desconoce si se incluyen los dos que se llevaron de la Peña Euskal Herria).

Fuentes policiales aseguraron además que se habrían incautado de cuatro artefactos incendiarios «tipo cóctel molotov, confeccionados y dispuestos para ser utilizados» (no se precisa dónde); «material para la confección de explosivos»; «una pata de cabra de hierro»; «una cizalla de grandes dimensiones, similar a las que se han utilizado en algunas ocasiones para el corte de los contrapesos de las vías férreas»; y «varios bidones de aceite de tractor muy negruzco, similar al utilizado para la confección de algunos artefactos explosivos».

En el listado de elementos supuestamente hallados se incluyen además CDs, disquetes, fotografías, cinco teléfonos mó- viles, «documentación relacionada con Batasuna, Segi y colectivos de la izquierda radical abertzale» y «listas electorales de partidos entre los que se encuentran el PP y el PSOE».

Mesquida fue preguntado sobre si no teme que los detenidos puedan quedar en libertad, como ocurrió con varios de los últimos arrestados en Donostia. «Nosotros intentamos en todo momento que sean ingresados en prisión, pero ésa es decisión de la Justicia», respondió.