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Ibai Trebiño Miembro de Kamaradak Sarea

Kosovo y la cuestión nacional

La estrategia de guerra es sencilla: Alimentar a los nacionalismos más reaccionarios y fascistas para así acelerar la caída de esta unión de repúblicas

Es evidente, en pleno siglo XXI, que la cuestión balcánica ha desatado y desata numerosos conflictos políticos entre las comunidades que comprenden esta extensa región. Estos conflictos han desatado dolor, tensión y odio entre etnias, pero para entender esta cuestión es necesario remontarse unos años atrás.
Es incompresible, que de la noche a la mañana, diferentes pueblos que pacíficamente habían convivido entre sí detonasen en forma de odio étnico, cultural y religioso. Así estalló la guerra de los Balcanes, aunque todo tiene una explicación.
Son también evidentes los intereses económicos y estratégicos (enlace entre Asia y Europa para transportar gas y otras materias sin pasar por Rusia) que la OTAN y otras potencias tenían y tienen en la zona. Ese es el motivo de hacer dinamitar Yugoslavia. Una Yugoslavia fundada por Tito, donde los residentes gozaban de un bienestar social jamás conocido, donde los trabajadores (agrupados en las ligas comunistas de sus respectivas repúblicas) gestionaban las fábricas mediante asambleas participativas.
¿Por qué hacen detonar Yugoslavia? Aparte de los intereses antes mencionados, tras la caída del bloque socialista, Yugoslavia se negaba a aceptar el modelo neoliberal que le querían imponer. Occidente, liderado por Helmut Kohl, tenía un pequeño grano en el culo que debía eliminar: Yugoslavia.
La estrategia de guerra es sencilla: alimentar a los nacionalismos más reaccionarios y fascistas para así acelerar la caída de esta unión de repúblicas. Así, por ejemplo, son armados Franjo Tudjman en Croacia (heredero político del dirigente nazi Ante Pavelic) o Alija Izetbegovic en Bosnia (un musulmán anticomunista), que a base de limpiezas étnicas proclaman la independencia (o mejor dicho, la dependencia al capitalismo) de sus respectivos territorios.
Y así llegamos a la «crisis serbia». Citaré el chiste ése al cual razón no le falta: ¿En qué se parece Serbia a un teléfono móvil? En que cada año sacan un modelo más pequeño. Bromas aparte, los filofascistas de la OTAN se han empeñado en borrar del mapa a Serbia, la cual se niega a aceptar el sistema neoliberal que quieren imponerles. Para ello deberán seguir la estrategia que tanto éxito les dio en los 90.
Debemos tener en cuenta que a día de hoy Serbia está formada por tres provincias autónomas: Serbia Central, con capital en Belgrado y de mayoría serbia, Vojvodina, con capital en Novi Sad y de mayoría serbia y húngara, aunque formada por hasta 11 etnias diferentes, y Kosovo, con capital en Pristina y la que, sin duda, es la provincia de moda.
Kosovo es una provincia autónoma al sur de Serbia, ocupada por colonos albaneses (si Enver levantase la cabeza...) y de minoría serbia, una minoría que es continuamente masacrada y torturada en su propio país por los dominadores extranjeros (cómo me recuerda al imperialismo español con el asunto de Nafarroa...). En la vanguardia de esa masacre, se encuentra el UCK, guerrilla de ideología fascista y de compromisos mafiosos.
¿Y quién arma a estos «libertadores»? Pues los antes nombrados: OTAN, CIA, Alemania, Unión Europea... con el beneplácito de la ONU. Al ver que esta estrategia de lucha criminal no les funcionaba, se inventan el juego democrático, convierten en sus protegidos a los albaneses de Kosovo, se llenan la boca con el pretexto de «el derecho de autodeterminación para todos los pueblos» (y digo yo, ¿y Euskal Herria, Catalunya, Corsica o Kurdistán?). Por si fuera poco, colocan en el poder al ex guerrillero Hashim Thaci para tener todo bajo control. Por fin Kosovo caminará hacia el próspero camino de la «libertad y la independencia», Así superará la opresión de los «criminales serbios».
Como miembro del movimiento juvenil, solidario e internacionalista, me gustaría denunciar desde aquí esta farsa independentista kosovar. Me gustaría denunciar ese nacionalismo reaccionario, fascista y burgués.
Luchemos por una Euskal Herria libre, socialista, unificada, euskaldun, anticapitalista, solidaria e internacionalista. Luchemos todas y todos juntos por nuestra independencia, pero no a cualquier precio.

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