El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Bilbo ha desestimado la denuncia de Santiago Calatrava, quien había apelado al derecho a la propiedad intelectual para reclamar una indemnización de tres millones de euros o la demolición de la pasarela de Isozaki que prolonga el puente Zubi-Zuri.

En la sentencia, el juez reconoce que con la colocación de la pasarela «se ha alterado» la obra del valenciano, pero argumenta que «la utilidad pública» del puente y, por tanto, el uso que de él hacen los ciudadanos prevalece sobre el derecho a la propiedad intelectual de su autor. «El Zubi-Zuri es, además de una creación artística singular y sus- ceptible de protección, una obra pública, que da servicio a los ciudadanos y, por lo tanto, satisface un interés público contrastado», constata. Por ello, añade el juez, «si se ponderan» el interés privado de la obra de Calatrava y el público, debe prevalecer éste. El juez asevera que el derecho de autor de Calatrava «es innegable», pero sobre el mismo sitúa la necesidad de los ciuda- danos de cruzar la ría sin las subidas y bajadas que exige el diseño del valenciano, «que hacen más incómodo y dificultoso» el tránsito.

Dicho esto, el juez considera «incomprensible» que el Ayuntamiento no solicitara a quien diseñó el puente original que participara en los cambios que se iban a realizar en su obra. Asegura también que «Zubi-Zuri ha dejado de ser una obra en sí misma», pues ahora «tiene un añadido que altera su indudable personalidad», ya que la visión del puente desde cualquier punto, como se comprobó durante la sesión de reconocimiento judicial, «acredita que se ha unido otro objeto que nada tiene que ver con la obra preexistente». Añade que «era un puente acabado, ligero, que resolvía los seguramente complejos problemas de apoyo de forma imperceptible, sin la densidad con la que otros muchos puentes en Bilbao han abordado la comunicación entre ambas márgenes de la ría». Pero ahora, indica, «tiene una prolongación, de modo que se ha alterado la integridad de la obra». Asimismo, constata que para colocar la pasarela anexa se ha retirado parte de la balaustrada del puente inicial, lo que «rompe» el proyecto diseñado por el demandante.

Reparto de costas

Todo esto no le ha servido a Calatrava para lograr la demolición de la pasarela de Isozaki ni para obtener una indemnización, pero el juez sí lo ha tenido en cuenta a la hora de repartir las costas entre las cuatro partes implicadas en el procedimiento: el propio arquitecto, el Ayuntamiento y las dos promotoras demandadas, Videsa y Lariam 95.

El juez establece que el fallo es recurrible ante la Audiencia de Bizkaia en un plazo de cinco días desde su notificación a las partes.