Raimundo Fitero
Cemento armado
El entrar y salir de los señores alcaldes de pueblos con boom inmobiliario de comisarías y coches policiales acompañados de picoletos o maderos se está convirtiendo en uno de los espectáculos mediáticos que están en auge. Empiezan a entrar en el rango de clásicos de cada entrega informativa. Las costas, los interiores y los exteriores son un lugar para las corrupciones y las corruptelas. Ahora toca al levante, a Murcia, pero ayer fue más cerca y mañana puede estar el capítulo que se entregue a los teleberris debajo de tu casa. Así es el ladrillo, el cemento, las infraestructuras, las comisiones y todo el entramado que deja a los contribuyentes con ganas de consumir lo que sea para olvidarse de su condición de número de identificación fiscal y no de ciudadano capaz de variar con su participación el destino de la Historia.
Perdonen la exaltación, pero como me autocensuro y no quiero mencionar al bochornoso paranóico perseguido víctima de sí mismo, ni a las hermanas de GH, debo dejarme llevar por las noticias fuera de las televisiones comerciales. Las institucionales se están convirtiendo en una sucursal gubernativa y partidista y cada vez se apartan más de sus objetivos, aunque espero que esa distancia sea tan grande que no sirvan ni para la recolecta de votos. Dice el refrán popular. No se debe decir de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre. Añadiría yo, ni mi alcalde está libre de toda sospecha ni si se ha manchado con el cemento armado. Así funciona la máquina corruptora, machaca paisajes, haciendas, veredas, conciencias y esperanzas. Y no quiero señalar a nadie.
Aunque el otro espectáculo cotidiano es el de los jueces. Acostumbrados como estábamos a sus considerandos alucinantes, capciosos, políticos, ahora ya han entrado en otra fase de sus ambiciones: la fama, directa o por vía matrimonial, de manera civil o penal. En términos sicológicos sencillos, ¿cómo se le puede dejar en manos de estos seres tan propensos al egocentrismo y al espectáculo del cotilleo la administración de la justicia en casos de repercusión mundial? Ver el tratamiento a estos asuntos en los diferentes canales es una prueba del nueve ideológico.