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La «kale borroka» protagoniza la primera novela de Xabier Silveira

«A las ocho en el Bule» es la primera novela de Xabier Silveira y, como casi todo lo que hace el de Lesaka, es cualquier cosa menos convencional. El tema que aborda, la «kale borroka», y la forma en que lo hace convierten el libro en susceptible de levantar mucho revuelo. «Espero que no, pero me temo que sí», confesó ayer el propio autor en la presentación.

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Martin ANSO | DONOSTIA

«Es un relato de acción sin concesiones situado en la Donostia de finales de los 90. El compromiso político, la clandestinidad, la amistad, las drogas y el sexo hacen un cóctel explosivo de la vida de Arrats, el joven protagonista. Éste se mueve constantemente en la cuerda floja, procurando que la Policía no vea claro lo que todo su entorno ve: que él y sus amigos están metidos hasta las cejas en la kale borro- ka». Así reza la sinopsis de «A las ocho en el Bule», título con el que Xabier Silveira (Lesaka, 1976) se estrena como novelista.

El libro, publicado por Txalaparta, está llamado a levantar una buena polvareda -de hecho, ya lo está haciendo en la red- y probablemente incluso quienes no tengan noticia de quién es Silveira se verán impactados desde la misma portada, protagonizada por un autobús en llamas. «Espero que no levante nada, pero me temo que vaya a hacerlo», confesó ayer el autor en la presentación de la novela.

Quizá para curarse en salud, ya antes incluso de escribir la dedicatoria, advierte: «Ésta es una historia completamente ficticia; ni los lugares ni los personajes son reales. Debido a que nunca ocurrió, muchos de los datos y nombres citados carecen de coherencia tanto en el tiempo como en el espacio». Ayer insistió al respecto... «Incluso el barrio donde vive la cuadrilla protagonista es ficticio; en realidad, aparte de algunos bares y carreteras, todo lo demás es fruto de mi brillante imaginación», añadió con indisimulada sorna.

En castellano

¿Por qué una novela en torno a la kale borroka? «Porque creo -explicó- que, sobre todo en la década de los 90, marcó muchas vidas. Las de algunos porque quizá anduvieron en ella y las de otros porque se comieron un montón de marrones. Yo, que soy de la generación que vivió aquello plenamente, tenía la sensación de que era algo que en la literatura, como en otras artes, no tenía reflejo y estaba olvidado u ocultado, como ocultamos nuestras vergüenzas. Al mismo tiempo, me parecía que, tomando ese tema como eje, yo tenía por dónde tirar para contar una pequeña historia».

Una historia que, subrayó, «no tienen otro objetivo que entretener al lector, divertir o, por lo menos, no aburrir; que la gente pase a gusto tres o cuatro horas leyendo».

No hizo falta preguntar a Silveira por qué ha escrito la novela en castellano. Él mismo abordó el tema. «Es muy simple -dijo-, está en castellano porque me ha salido en castellano. En castellano tenía el tono, el ritmo, veía cómo era... Los apuntes o las descripciones de los personajes los hice con naturalidad en euskara, y están en mi ordenador, pero sentía que la historia tenía que contarla en castellano, aunque, como en la calle, hay personajes que se expresan en euskara. Quizá no sea más que el reflejo de esta sociedad erdaldun, en la que casi toda nuestra vida la hacemos en castellano, aunque le pongamos palabras en euskara».

¿Quizá está también en castellano con el objetivo de llegar a un público más amplio y vender más? «En absoluto. Es más, yo soy conocido entre los euskaldunes, no entre los erdaldunes, así es que a lo mejor vendo incluso menos. Pero mi objetivo no es vender, sino que la gente lea el libro. Por mí, y aunque esté feo decirlo teniendo aquí al lado al editor, como si lo leen fotocopiado».

El editor, Mikel Soto, no entró al trapo. Sí dio cuenta, en cambio, de cuál fue su impresión cuando leyó un avance de «A las ocho en el Bule». «Lo leí y lo releí, porque no sabía si estaba ante algo muy freaky o era una genialidad. Yo me inclinaba por pensar que era una genialidad, pero, por si acaso, consulté con otros compañeros, y `sí, es bueno, adelante', me dijeron. Ahora, ya con el libro terminado, me parece que la mejor prueba de que es una pequeña genialidad es que lo terminas y te das cuenta de que, desde que empezaste a leerlo, en ningún momento has bajado la vista».

POR QUÉ

«La kale borroka ha marcado muchas vidas y, sin embargo, yo no he visto eso reflejado en la literatura, y pensé que tenía una pequeña historia que contar», explicó Xabier Silveira.

PARA QUÉ

El objetivo de Silveira no es otro que «divertir o, por lo menos, no aburrir; que la gente pase a gusto tres o cuatro horas», que es lo que se tarda en leer «A las ocho en el Bule».

Jaime Ignacio del Burgo, biógrafo del de Lesaka

Silveira ha contado con un colaborador -involuntario- de lujo: Jaime Ignacio del Burgo. Él publicó en «Libertad Digital» la breve biografía del de Lesaka que figura en la solapa de la novela. Dice así: «Es un individuo descerebrado, zafio, ignorante y blasfemo, además de filoterrorista, que dice llamarse Xabier Silveira. Forma parte del glorioso movimiento nacional vasco de liberación. Colabora con cierta asiduidad en el diario GARA y confiesa ser `bertsolari'. Tiene toda la pinta de ser un maketo converso. El apellido Silveira delata el origen galaico o portugués de sus ancestros. Lo de Xabier tiene su guasa, pues quienes así lo escriben pretenden afirmar `erga omnes' su origen o adscripción eusquérica. Ignoran que así se escribía en el romance antiguo, cuando la jota y la equis, la uve y la be, disputaban su lugar en la ortografía del español». Silveira explicó que ha echado mano de esta biografía «porque soy un poco vago y pasaba de escribir sobre mí mismo. Me parece -añadió- que es la mejor descripción que jamás se ha hecho de mí, y, viniendo de alguien tan importante, que lo que dice es la verdad suprema, pues estoy muy orgulloso».

M.A.

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