Acostumbrados a ver a jugadores brasileños que han emergido desde la pobreza, e incluso las favelas, el caso de Kaká supone un punto y aparte en esa triste tradición. Y es que Ricardo Iczeson dos Santos Leite nació y creció en uno de los barrios más acomodados de Brasilia. Entonces, cuando aún era incapaz de pronunciar su nombre, sólo decía «Caca»-luego su representante le recomendó cambiar su apodo por el de Kaká, ya que lo encontraba más comercial-, se inició en el fútbol.

Poco a poco, destacó hasta llegar al primer equipo del Sao Paulo. Con tan sólo 20 años, le llegó su primera oportunidad al ser convocado por Scolari para el Mundial de Corea y Japón. Allí, entre los Rivaldo, Ronaldo o Ronaldinho apenas tuvo opciones, pero formó parte de la histórica plantilla que convirtió a la canarinha en pentacampeona.

Su siguiente escalón: aterrizar en Europa en el Milan. Ha crecido hasta convertirse en la referencia del mediocampo del actual campeón de Europa. Precisamente el triunfo en esa competición ha sido la clave a la hora de ser designado como nuevo Balón de Oro por delante de Cristiano Ronaldo y Leo Messi, y ha sido el ganador más joven del galardón.

Además de sus virtudes en el campo de fútbol, Kaká también es conocido por sus creencias religiosas. De hecho, pertenece a los llamados «Atletas de Cristo», afirmó haber llegado «virgen» al matrimonio y ha lucido camisetas con el lema «Yo pertenezco a Jesús».