Sanz se atribuye como un éxito el final del proceso negociador
«Fue precisamente por la firmeza que mantuvimos desde Navarra por la que se rompió el proceso de negociación política con ETA». Con estas palabras defendió Miguel Sanz ante sus compañeros de UPN la actitud mantenida en esos meses, y sobre todo la manifestación de marzo. Ahora quiere más: insta al PSOE a acordar la revocación de la Transitoria Cuarta.
GARA | IRUÑEA
Hace un año, Miguel Sanz compareció en el Día del Partido de UPN preocupado por las posibilidades de que se abriera un proceso de resolución política al conflicto. Ayer lo hizo satisfecho de que éste no haya llegado a buen puerto, y no dudó en presentarlo como un éxito.
Pese a que la fase decisiva de este proceso de diálogo político tuvo lugar en Loiola con la izquierda abertzale, el PSOE y el PNV como únicos interlocutores, Sanz considera que la oposición de UPN y el PP resultó decisiva. «Fue precisamente por la firmeza que mantuvimos desde Navarra por la que se rompió el proceso de negociación política con ETA», esgrimió.
En este contexto, concedió un gran relieve a la manifestación convocada varios meses después en Iruñea, en marzo, para presionar al PSOE e instarle a no avanzar hacia el acuerdo. Sanz esgrimió ayer en este acto celebrado en Milagro que «Navarra estaba encima de la mesa y por eso fue necesario hacer una manifestación, para defender el fuero y la libertad».
El presidente de UPN y del Gobierno navarro se sacudió así las críticas recibidas de otras formaciones después de haber revelado, con varios meses de retraso, que el Ejecutivo navarro gastó aquella tarde 250.000 euros de dinero público (a los que habría que sumar la inversión hecha por UPN, PP y otras instituciones que controlan).
Sin embargo, el presidente navarro dejó claro en este discurso anual que no se conforma con la situación actual. Retó al PSOE a dos cuestiones concretas: por un lado, ilegalizar a ANV; por otro, blindar el actual marco a través de la derogación de la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución.
Ante la posición errática que mantiene el PSOE sobre este último tema, Sanz dijo tener «la mano abierta» para «estudiar» de forma conjunta cómo se puede llevar a cabo esa supresión. Y lo defendió así: «Llevamos 25 años defendiendo a los navarros y queriendo ser lo que hemos sido desde el siglo XVI: navarros y españoles. 25 años son suficientes para que los nacionalistas entiendan que nuestra decisión de ser lo que siempre he- mos querido ser es firme, y por eso se hace necesaria la supresión de la Transitoria Cuarta».
«Que lo dejen, y a la cárcel»
Por lo que respecta a la izquierda abertzale, Sanz esgrimió el tono más duro posible. Afirmó que «hoy más que nunca es necesario ilegalizar a ANV, que es Batasuna, y Batasuna es ETA».
Ya en alusión a esta organización, y tras calificar de «vil asesinato» lo ocurrido en Capbreton, el líder derechista aseguró que «ETA sólo tiene un camino: abandonar las armas, y a la cárcel». No sólo auguró que actuará contra las obras del TAV, sino que la mezcló también con el caso de Itoitz, sin explicar el motivo, para argumentar lo siguiente: «Al igual que no pudo parar la autovía de Leitzaran ni el pantano de Itoitz, tampoco va a parar el tren ni el corredor navarro de Alta Velocidad. Nunca doblegará a los navarros».
El líder de UPN pidió «un gran compromiso» entre PSOE y PP para la política territorial de modo que «al final no sean los partidos nacionalistas periféricos los que guíen los destinos de España».
El acto contó con el formato habitual, aunque esta vez el homenaje a las víctimas de ETA se trasladó al mediodía, antes de la comida y con menor presencia de medios. A los postres llegó el discurso de Sanz, que entre tanto firmó autógrafos en banderas y repartió saludos.
Como es habitual, no hubo representación del PP en el acto. Sanz sí habló de la relación con este partido, y lo hizo para confirmar que queda aparcada la demanda de que UPN pueda contar con su ayuda para formar un grupo propio en el Congreso a través de la cesión de diputados: una idea que fue descartada rápidamente por el equipo de Mariano Rajoy. Sanz afirmó ayer que UPN «es un socio leal, comprometido con el PP», y rebajó sus pretensiones a demandar «un espacio de participación» dentro de este partido. A la comida se sumaron 1.500 simpatizantes. Abarrotaron el polideportivo, pero fueron algunos cientos menos de los previstos.