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CRÓNICA Manifestación por los detenidos

La Policía custodia en Burlata el «paraíso» de la democracia de Ripa

Afirmó el delegado español que «no hay paraíso tras el cóctel molotov», y la frase está dando mucho que hablar en Burlata. Los rostros sombríos de Xabier Urdin e Iker Gorriz, que abrían la manifestación de ayer, evidenciaban que desde luego no lo hay tras el paso por comisaría. Las palabras de Mari Carmen Tirapu, que tampoco lo hay en los hogares de los arrestados. Y la actitud del mando policial, que menos aún existe en la «democracia española».

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Ramón SOLA

Hasta tres veces amenazó con cargar la Policía española contra una manifestación en la que se habían reunido cerca de mil vecinos de la localidad para denunciar la redada del 19 de noviembre. Allí había desde niños muy pequeños hasta ancianos, lo que aumentaba el riesgo, así que la organización tuvo que pedir insistentemente «tranquilidad», incluso a la hora de cantar el ``Eusko Gudariak''. Y es que para entonces ya nadie sabía qué es lo que podía incomodar al mando del operativo policial.

La Policía había exigido desde el principio que todas las consignas aludieran exclusivamente a los detenidos (seis, cuatro de ellos encarcelados). Amenazó por primera vez cuando escuchó cuestionar la «Ley Antiterrorista», como si esta normativa especial no tuviera relación con las denuncias de torturas y maltratos hechas por todos los arrestados en esta operación. Volvió a advertir cuando se escuchó el lema «Si ésta es vuestra paz, no la queremos». Y se tensionó otra vez al escuchar gritar «Hau ez da demokrazia». «¡Pero si sólo estamos diciendo que aquí no hay democracia!», argumentó uno de los manifestantes. «¡No se puede gritar que aquí no hay democracia!», replicó el mando. Algunos vecinos prefirieron tomárselo con sorna: «Pues habrá que gritar como antes: ¡Viva Franco! Así se engañaba a la censura, ¿no?».

«Han conocido el infierno»

Lo que no daba margen alguno a bromas eran los rostros tristes de Iker Gorriz y Xabier Urdin, los dos únicos detenidos que han quedado en libertad. Urdin ya narró el miércoles en una impactante comparecencia cómo sus captores le aseguraron que a su madre le habían hospitalizado con un shock, cómo le pusieron la bolsa en la cabeza «hasta que me quedé sin oxígeno», cómo fue obligado a hacer ejercicio «hasta caer al suelo desfallecido». Ayer, Urdin y Gorriz sólo esbozaron una sonrisa cuando recibieron un ramo de flores tras bailarles un aurresku. Sus rostros se volvieron a apagar casi inmediatamente. Dentro de la cárcel quedan David Urdin (hermano de Xabier), Aitor Torrea, Jose Jabier Oses -a quien se apoyó a la misma hora con otra manifestación en las calles de Tafalla- e Iñigo Gulina.

La madre de éste último, Mari Carmen Tirapu, tenía más cosas que responder a Ripa y sus seudolecciones de ética: «Nosotros no sabemos si hay paraíso, pero lo que sí sabemos es que estos jóvenes han conocido un infierno en manos policiales», afirmó. En la comparecencia del miércoles, Tirapu ya había apelado al delegado a que explicara «si acaso se esconde algún paraíso detrás de la tortura». Ripa calló esta vez.

El ex preso Karlos Ezkurra tomó la palabra para subrayar cómo detrás de este descenso a los infiernos hay toda una maquinaria en marcha: «La decisión del ministro del Interior de turno, las órdenes del juez, la incomunicacion, la versión manipuladora de los medios...» Ayer apenas había tres periodistas en Burlata. Las cámaras desaparecieron de la localidad aquella noche de la redada, a la que fueron invitadas por la Policía.

Así, se perdieron la ocasión de grabar imágenes muy diferentes a la de la madrugada del 20 de noviembre. Escenas de cariño, como los abrazos para Urdin y Gorriz. De agradecimiento, como las palabras de Tirapu para sus convecinos. De unidad, porque fueron muchos los colectivos populares que se unieron en la movilización, al igual que en Tafalla. Y de esperanza, como el llamamiento final de Ezkurra a «que entre todos hagamos lo que esté en nuestras manos para alcanzar la ansiada paz».

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