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El cambio climático pone en peligro la producción de vino de calidad

Denominaciones como Rioja verán pronto cómo cambian los factores que han hecho de ellas productoras de vinos de alta calidad. Adelantos en las fechas de la vendimia, cambios en los patrones de lluvias, aumentos de plagas y hongos, traslado de viñedos en busca de temperaturas más frescas o menores rendimientos de las actuales variedades de uva son algunas de las consecuencias de este cambio, que pone en peligro el eje económico de toda una comarca.

Pablo RUIZ DE ARETXABALETA |

Quizá sólo la industria en torno al esquí sea más sensible al cambio climático que la industria del vino. Es la opinión de Pancho Campo, presidente de la Academia del Vino de España y fundador del congreso sobre cambio climático y vino. Campo presentó el pasado 21 de noviembre en Rioja el II Congreso en torno a este tema, que se llevará a cabo los próximos 15 y 16 de febrero de 2008.

La uva de calidad depende del suelo, del agua, de la luz, de irradiación solar y de temperatura. Todo eso está afectado por el cambio climático. La producción depende muchas veces de las pequeñas variaciones de la semana previa a la vendimia, por lo que un cambio en el clima de toda una región puede acabar con su modo de vida. En Rioja, la economía gira alrededor de este producto, con una facturación anual conjunta de 1.100 millones de euros, aunque el valor anual pagado por los consumidores de Rioja es cercano a los 2.500 millones.

La primera consecuencia del cambio climático, la elevación de las temperaturas, ya ha dejado notar su influencia en las viñas. Como consecuencia, la planta adelanta la brotación y la floración, y la vendimia llega mucho antes.

Campo asegura que «si tienes una brotación en medio del invierno, todavía te puede caer una helada y se carga todo el viñedo». Este aceleramiento del ciclo de crecimiento de la planta hace que «la uva esté lista antes y tendrá alcohol, tendrá de todo, pero le faltará compeljidad, enológicamente estará inmadura. Eso se caracteriza por los caracteres herbáceos, astringencia, falta de color, mucho alcohol, poca acidez y falta de complejidad aromática», señala.

Adelanto de la vendimia

El adelanto en las fechas de la vendimia ya se ha comenzado a detectar en todo el mundo. «No hay ninguna región del mundo de las 28 que he estudiado donde la vendimia no se haya adelantado por lo menos ocho días - asegura este experto -Rioja, Burdeos, Borgoña, Chile, Argentina... todas. El promedio es de ocho días, pero en otras la diferencia es bárbara»

El año pasado, en Catalunya, la variedad de uva chardonais se empezó a vendimiar el 9 de agosto, cuando tradicionalmente se vendimiaba sobre el 31 de agosto.

Plagas

Al haber temperaturas más altas y menos humedad las plagas y enfermedades encuentran el caldo de cultivo ideal para extenderse. «Tienes que aplicar más tratamientos» indica.

Coincidiendo con esta opinión, tres expertos del grupo Paternina -Carlos Estecha, director técnico; Jaime Estefanía, director de instalaciones y proyectos, y Juan Rojas, consultor medioambiental- señalan en la publicación «La prensa del Rioja», que «el cambio climático se nota en la precocidad de la maduración: la recolección se inicia mucho antes y hay variedades que no terminan de adaptarse». Estecha cree que Rioja va a sufrir también más plagas y hongos y que si hay una concentración más cerrada de cepas probablemente las enfermedades proliferen más que en la actualidad.

Además, indica que la lluvia cae con una temperatura mayor, lo que dificultará el control de las plagas más aún que enfriar la vendimia o hacer una correcta crianza del vino. Campo añade que toda esa uva en peores condiciones obliga a las bodegas a intervenir más, lo que va en contra de lo que se predica para conseguir vinos de calidad de que «cuanto menos intervenga el enólogo, mejor».

Deslocalización de viñedos

Rojas estima que la temperatura podría elevarse entre 2,5º y 4º de aquí a fin de siglo, lo que provocaría una deslocalización de viñedos para permitir la maduración adecuada de la uva. Así, zonas como Errioxa podrían perder sus condiciones idóneas para la viticultura y otras ocuparían su lugar.

Campo también cree que cuando el aumento de las temperaturas sobrepasen los 2,5º o 3º de media, habrá viñedos donde sólo se podrán producir pasas o uvas de mesa.

«Entonces tienes que ir a zonas más frías, moverte al norte en el caso de Europa o al sur en el caso de los chilenos», o bien buscar altura. «De hecho ya hay empresas en España que tienen plantaciones en los Pirineos. No una sino varias. Ya han plantado y van a empezar a hacer vinos a partir de 2009», afirma.

Las primeras en hacerlo han sido empresas catalanas, donde han estudiado más el problema y han confirmado lo que puede suceder. «Empresas como Torres tienen plantaciones en los Pirineos en previsión de que esto empeore más rápidamente de lo que esperamos», añade.

Cambio de variedades

Hay otra alternativa. Utilizar otras variedades de uva. Las actuales, acostumbradas a un cierto clima e irradiación de temperatura dejarán de producir la misma calidad y el mismo estilo de vino «por lo que habría que considerar otro tipo de variedades en la misma región», opina Campo.

Pero el director de proyectos de Paternina advierte de que esas variedades no darán los mismos vinos que se producen actualmente en algunas regiones.

Además, el coste económico de arrancar unas viñas y plantar otras sería enorme para que luego el consumidor encuentre un vino que no es el que apreciaba. Así, un consumidor acostumbrado a beber vino de Rioja producido con la variedad tempranillo no aceptaría bajo la misma denominación un caldo que, inevitablemente, resultaría muy distinto producido con las variedades syrah o monastrell, uvas adaptadas a climas más cálidos y que hoy se utilizan por ejemplo en Castilla La Mancha, Murcia, Albacete o Levante.

Agua

Para producir vino es fundamental el agua. De hecho para producir un litro de vino se estima que se utilizan tres litros de agua, algo que hasta ahora se ha venido haciendo sin problemas y en torno a lo que no ha habido excesiva conciencia.

No sólo se trata del riego, sino de aspectos como el lavado de botellas. Estecha señala que su empresa ya ha adaptado sus sistemas y ahorra un 80% del consumo de agua, además de tratar las aguas residuales para reutilizarlas.

Pero el cambio se ha visto ya. Más que una disminución de las precipitaciones ha cambiado la forma en que llueve. Se producen lluvias muy violentas en períodos donde no corresponden, así como períodos de sequía larguísimos, algo importantísimo para un cultivo tan delicado.

Rojas destaca que «durante ocho meses no llueve pero de pronto nos viene todo de golpe y la tierra no tiene capacidad de esponjeo para retener tal cantidad de agua y recuperar adecuadamente los acuíferos», a la vez que aumenta la contaminación de las aguas del subsuelo, con restos de abonos y nutrientes.

Por último, incluso las bodegas podrían verse afectadas al tener que adaptarse a una mayor temperatura donde criar los vinos. Pero una refrigeración mayor afectaría también a las emisiones de CO2, lo que no parece muy recomendable. Por ello, se habla incluso del regreso a las bodegas subterráneas.

El II Congreso será el próximo febrero

Los próximos 15 y 16 de febrero tendrá lugar en Barcelona el II Congreso Mundial sobre Cambio Climático y Vino, organizado por la Academia del Vino y que analizará por qué está cambiando el clima y sus impactos en la agricultura en general y en la viticultura en particular. Se estudiarán con más concreción las consecuencias a corto y medio plazo en el viñedo y en las prácticas enológicas, así como en la industria y en el consumidor.

Más de un centenar de investigadores, enólogos, productores, bodegueros y representantes de organismos como la Organización Internacional del Vino (OIV) participarán en este congreso que contará además como invitado especial a la actual estrella mediática sobre el cambio climático, el ex vicepresidente de EEUU, Al Gore, quien con el documental «Una verdad incómoda» pondrá fin al congreso.

El Primer Encuentro Sobre Cambio Climático y Vino se organizó en Barcelona los días 24 y 25 de marzo de 2006, en los que participaron más de 140 profesionales en diversos seminarios y foros de debate. P.R.A.

8 días

En todas las regiones vitícolas del mundo se ha detectado ya un adelanto en las fechas de la vendimia en torno a los ocho días respecto a lo que era habitual. En algunos casos ha llegado a ser de hasta tres semanas.

pirineos

Empresas vitícolas españolas han plantado ya viñedos en zonas pirenaicas buscando un terreno más adecuado ante la previsión de un aumento de la temperatura, y pueden empezar a producir vinos en 2009.

variedades

Nuevas variedades de uva, adaptadas a climas cálidos podrían sustituir a las actuales, pero el vino no será ya el mismo que ha dado prestigio a una zona, y el consumidor difícilmente aceptará el cambio.

«Ya nadie lo niega pero todavía hace falta un tratamiento de choque para hacer algo»

Según Pancho Campos, en Rioja no se está haciendo gran cosa para adaptarse a lo que, inevitablemente, va a llegar. «Se está investigando en la universidad pero se ven pocos cambios». El único avance que observa es que al menos ahora la gente no niega el cambio climático.

«Cuando hicimos el primer congreso mundial de cambio climático y vino en 2006 en España no nos hicieron ni puñetero caso. El 80% de los asistentes eran extranjeros. Dos años más tarde hemos tenido 110 personas apuntadas, y todos son españoles menos ocho. Reaccionamos tarde», afirma.

Lamenta que se ha reaccionado tarde. «Ahora mismo la agente está diciendo: `bueno, el cambio climático está ocurriendo, pero a mí no me va a tocar de lleno. Le tocará a otro'. En aquellas regiones donde les empieza a tocar el bolsillo es donde han despertado». Una de las primeras ha sido el Penedés, donde los vinos espumosos no se pueden permitir tener demasiado alcohol ni perder acidez, «y ya hay estudios, construcciones de embalses para almacenar agua de lluvia, y están adaptando las bodegas», indica Campo.

«Hay gente que está tomando algunas medidas, sobre todo en el manejo del viñedo, una orientación diferente, en la forma de distribución del terreno...», explica

Otros productores van más allá y está sustituyendo todas sus fuentes de energía por paneles solares y los tractores diésel por vehículos híbridos, o investigan nuevos injertos. Pero para Campos esta soluciones son «un apaño que nos da 15 o 20 años. Lo que tenemos que hacer es reducir las emisiones de CO2», algo que afecta a todos. «Para fermentar una uva, aparte de alcohol, se produce CO2. Pues tenemos que investigar cómo capturar ese CO2 y no liberarlo a la atmósfera», explica.

«Es una industria muy influyente en el medio ambiente y hace falta investigación y desarrollo, lo que muy poca gente hace», añade.

Cree que hace falta «un tratamiento de choque porque la gente va a ver la película de Al Gore, sale sorprendida pero llega a casa y al día siguiente sigue con los mismos hábitos. Ya que han cogido el mensaje de que el cambio climático existe, ahora se trata de convencer a la gente de que haga algo», concluye. P.R.A.

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