Para poder entender en qué consiste el proyecto de Zinealdea es necesario tener clara cuál es su filosofía: crear industria audiovisual. «Hay muy buena cultura industrial aquí, y lo que hemos hecho es aplicarla a la industria audiovisual», afirma el director de Zinemaldea, Enrique Santiago. ¿Porque el mundo del audiovisual es industria o no? «En otros países -dice-, la industria audiovisual es eso, industria. Se la trata como tal, pero aquí no tenemos esta percepción. En realidad, cuando sale al mercado una película, una vez hecha, nosotros ya hemos acabado con nuestra parte. Es entonces cuando se convierte en cultura. Nosotros, además, queremos que ese producto se vea, se distribuya, por eso también tenemos acuerdos con distribuidoras importantes».

Zinealdea ya tiene fecha de apertura, una fecha «inamovible», mayo de 2009. «Para entonces, todo tiene que estar viejo. Tenemos ya un proyecto cinematográfico firmado para mayo de 2009, por lo que la apertura no se puede retrasar. Tienen que grabar en plató y no podemos fallarles», aclara Santiago. Las obras empezaron hace un mes. «En estos momentos estamos de lleno en la construcción de Zinealdea. Ya han empezado con la zona donde van la escuela de cine, el laboratorio digital y las empresas complementarias, como la carpintería, la calderería, pinturas... Todas son imprescindibles, pero normalmente no se tienen en cuenta, y esto encarece mucho el producto. También construirán en esta zona un parking. En cuanto a la zona donde van los platós, la zona eje, digamos, ya se ha adjudicado el pilotaje y las obras empezarán en breve».

Aunque es ahora cuando están metidos de lleno en la construcción del Zinealdea, el proyecto arrancó hace ya diez años, por lo que el equipo de Enrique Santiago lleva ya mucho tiempo haciendo el trabajo de «cocina». «Lo importante -dice- es la eficacia y rentabilidad que le saquemos al parque. Estamos construyéndolo todo con los materiales más adecuados y eficaces para el resultado que se quiere conseguir. Los más modernos en cuanto a resultados, y no tanto en cuanto a estética. No estamos hablando de un polígono público, sino de financiación privada de 60 millones de euros, por lo que buscamos eficacia y rentabilidad».

De Zinealdea saldrán productos de ficción de todo tipo; desde películas hasta series de televisión, pasando por publicidad o espectáculos de como óperas o musicales. Para ello, el polígono audiovisual acogerá todo tipo de empresas pertenecientes a este mundo; empresas de producción, de postproducción, de cámaras, un laboratorio digital... «Y sin cerrarnos a las posibilidades que lleguen en un futuro; Zinealdea no está cerrado a nada», añade el director.

El laboratorio digital, en concreto, será el primero en Europa, y con él se podrá ahorrar mucho dinero: «Si tú puedes proyectar una película on-line desde Oiartzun a 500 cines, lo que consigues es que no tengas que hacer 500 copias y que abarates costes. Con este laboratorio, además, si se presenta una película en Hollywood, siempre y cuando haya un acuerdo para ello, se podrá ver simultáneamente en Zinealdea, porque la tecnología lo permitiría». Innovación pura y dura que posibilitará que «los franceses vayan a Marruecos, que los marroquíes vengan aquí o que Hollywood tenga una puerta de entrada en Europa», aclara Santiago.

En cuanto al centro de formación, el director del proyecto asegura que las empresas extranjeras que vengan a Oiartzun quieren gente de aquí para trabajar, por lo que es indispensable formar a gente, y lo que es más importante, «que esa gente que se forma aquí no tenga que irse fuera a trabajar». Y es que este proyecto está muy por encima de la actividad local: «Estamos hablando de cultura audiovisual, y de un espacio afortunado en todos los sentidos, por la ubicación, la comunicación, el espacio, la legislación económica... No es algo paralelo a lo que hace ETB. Nosotros hacemos cultura audiovisual sin apellidos. Es un centro internacional de producción audiovisual, y, si se suman las empresas vascas, les permitirá acceder al mercado internacional. Lo que se hace en México, Canadá o París se puede hacer aquí, pero para eso hay que crear espacio».