Tras los pobres resultados comerciales que cosechó la tercera entrega de «Shrek», la compañía DreamWorks persevera en su intento por ponérselo muy difícil a su eterna rival, Disney, en el campo de la animación tridimensional.

En esta ocasión, la todopoderosa compañía se ha decantado por un producto que basa toda su fuerza e ingenio en una historia surgida del cerebro de los creadores de la popular teleserie norteamericana «Seinfeld», lo cual se ha traducido en una comedia de ribetes surrealistas muy al estilo de las que perpetra en la pequeña pantalla el actor Jerry Seinfeld.

Dicho esto, al espectador no le queda más remedio que dejarse llevar por una película habitada por criaturas animadas cuya conducta es la misma que demuestran los personajes de carne y hueso que protagonizan la citada comedia televisiva, pero sin risas enlatadas. Es en este sentido donde «Bee Movie» cuenta con su principal lastre, ya que aquellos que no hayan conectado con el humor catódico de «Seinfeld» difícilmente lo harán en esta ocasión.

Dejando a un lado este condicionante, «Bee Movie» cuenta con un punto de arranque muy interesante y una intencionalidad que bordea los límites del surrealismo y la irreverencia, lo cual le otorga un plus de ingenio. Pero, lamentablemente, este plus queda dilapidado a medida que avanza la historia, protagonizada por una abeja parlanchina que, tras abandonar su gris existencia de su panal y conocer a una florista de Manhattan, decidirá llevar a los juzgados a los humanos ingratos por zamparse la miel fabricada por sus sufridas y anónimas compañeras.

Algunos gags logrados pero dispersos, como el que hace referencia al célebre cantante Sting, no impiden que asistamos a un proyecto difuso en sus intenciones y excesivamente acomodado, y que, para colmo de males, goza de un tratamiento técnico muy inferior a lo que se le debe exigir a estas alturas a un largometraje de animación tridimensional que pretende competir con las excelencias animadas que nos propone el dúo Pixar-Disney.