Gloria Rekarte Ex presa política
Seguimos y seguiremos
Estéril la presunta indignación de los políticos ante el encarcelamiento de los ciudadanos vascos condenados por el sumario 18/98, si no se acompaña de la firme defensa de los derechos civiles y políticos de todo un pueblo
Mientras la sociedad vasca respondía con una manifestación multitudinaria al encarcelamiento masivo de los imputados en el 18/98, la respuesta de los políticos vascos se mantenía en los parámetros de lo políticamente correcto: descrédito de una parte de la judicatura, irregularidades, circo mediático y político; vulneración del derecho a la presunción de inocencia, judicialización de la justicia... y poco más. Qué curioso cómo marcan, en estos casos, una considerable distancia con los acontecimientos. Cómo actúan, como si en estos hechos, que les resultan tan lamentables, tuvieran opinión pero no participación. Qué facilidad para inhibirse volviendo rápidamente a su quehacer de pactos y negociaciones, de mociones consensuadas, de apoyos y tripartitos.
A la izquierda abertzale se le golpea y se le golpeará. Está anunciado, firmado y rubricado. En su momento y si procede, se harán nuevas declaraciones con ínfulas de crítica. Por el momento, es suficiente. A fin de cuentas, nada que cause honda sorpresa, nada que asuste a nadie. O a casi nadie. A unos, porque el regocijo no les cabe en el cuerpo. A otros, porque total a ellos no les toca. A los que nos toca porque ya lo esperábamos y sí que nos asusta, sí, pero seguimos y seguiremos.
Seguimos y seguiremos porque no vemos otro modo de dar fin al conflicto político que mantiene a este pueblo tan alejado de la paz que está exigiendo. Seguimos y seguiremos porque conocemos el sufrimiento que conlleva, y al que hay que darle fin. Seguimos y seguiremos porque este pueblo necesita trabajo, necesita voluntad, necesita un escenario de paz, un escenario democrático por el que caminar con libertad, en el que desarrollar su derecho a decidir, y en el que su decisión sea respetada. Seguimos y seguiremos, porque no podemos aceptar la esterilidad en la que nos quieren enquistar.
Estéril la presunta indignación de los políticos ante el encarcelamiento de los ciudadanos vascos condenados por el sumario 18/98. Estéril si no se acompaña de la firme defensa de los derechos civiles y políticos de todo un pueblo; del compromiso a poner freno a un franquismo cada vez más afianzado, cada vez más dueño de todas las siglas, de todos los pactos. Estéril si todo empieza y termina ante un micrófono y nada queda ya un rato después de hechas las declaraciones de rigor.
Estériles también la condena y la repulsa si sustituyen al trabajo, a la voluntad de solución. A la búsqueda de las vías necesarias para lograr la paz. Estériles si encierran -y lo hacen- la negativa al diálogo político, a la negociación. Estériles las mociones en los ayuntamientos, las manifestaciones presuntamente unitarias, si no tienen otro cometido que el mutuo apoyo para eludir responsabilidades, si la pretendida «unidad de los demócratas» lleva a las fuerzas políticas a situarse al lado de aquellos que tanto de su parte han puesto y seguirán poniendo por la perpetuación del conflicto.
Seguimos y seguiremos. Trabajando.