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El uso del euskara en la calle aumenta, pero a un ritmo ralentizado

Ha aumentado, sí, pero no al ritmo que la mayoría quisiésemos. Si se tienen en cuenta los datos en su conjunto, el uso del euskara en la calle es cada vez mayor y se sitúa en un 14,2%. Así lo ha constatado la quinta medición que ha elaborado Soziolinguistika Klusterra. Sin embargo, el estudio también recoge datos nada esperanzadores, como el porcentaje relativo a Ipar Euskal Herria, que muestra que el número de personas que emplean la lengua nacional no para de caer.

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Maider EIZMENDI |

El uso del euskara es cada vez mayor y ha alcanzado ya la cota del 14,2%. Ésa es la principal conclusión que se extrae de la quinta medición callejera que ha realizado Soziolinguistika Klusterra. Los datos, sin embargo, no son tan alentadores como en un primer momento pudieran parecer, pues se consta- ta que el incremento del uso del idioma nacional no cesa, pero su ritmo es lento, muy lento. Desde 1989, cuando se hizo el primer estudio de este tipo, el uso del euskara tan sólo ha aumentado un 3,4%.

La realidad además es mu- cho más compleja. Tras ese 14,2% se esconden matices y puntualizaciones que ayudan a comprender mejor la situación de la lengua vasca, que dista mucho de gozar de buena salud en gran parte del país.

El aumento del porcentaje de personas que lo utilizan se de-be en gran parte al que se extrae de las observaciones llevadas a cabo en Gipuzkoa, donde se aprecia una mejora y se alcanza ya el 33%. De esa manera, este territorio sigue la tendencia que se ha reflejado en anteriores mediciones.

No es el caso de Bizkaia, donde, al contrario que en años precedentes, la utilización del euskara ha disminuido un 1,4%. Los datos obtenido en Araba también han roto con tendencias anteriores, pero en esta ocasión en positivo. Desde que comenzaran a realizarse este tipo de estudios, es la primera vez que este herrialde aumenta el dato relativo al uso del idioma. Pese a ello, el porcentaje alavés si- gue siendo muy bajo: de cien conversaciones que se desarrollan en la calle, tan sólo el 4,7 se llevan a cabo en euskara.

En Nafarroa Garaia, ni baja ni sube. El 6,6% que se alcanzó en la anterior medición se ha obtenido también en ésta.

La peor parte se la llevan los territorios de Ipar Euskal Herria -en el estudio han englobado a Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa en un único bloque-, donde no cesa de disminuir el porcentaje de personas que utilizan el euskara como herramienta de comunicación.

Aún así, hay datos que llaman a la esperanza. Los niños y niñas son quienes más emplean en su conversaciones el euskara, por lo que se podría pensar que en un futuro su empleo puede tener un aumento más significativo que el actual. Pero hay datos en este estudio que frenan ese entusiasmo. Por ejemplo, que el porcentaje de jóvenes, es decir chicos y chicas de entre 15 y 24 años, es bastante menor que el de los niños y las niñas. En anteriores mediciones también se constató esta tendencia; en ambos grupos de edad aumenta el porcentaje de personas que emplean el idioma nacional -en el caso de los jóvenes tan sólo se ha incrementado en un 0,2%-, pero los porcentajes siguen estando muy distanciados. Esto nos lleva a pensar que los niños y niñas, llegados a una edad, dejan de emplear el euskara en sus conversaciones. La siguente pregunta que se nos plantea es por qué.

En todos los herrialdes, con la excepción del núcleo formado por Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, la franja de edad que se lleva la peor parte es aquella que forman las personas de más de 65 años. Los datos extraídos indican que sólo en una de cada diez conversaciones que desarrollan mujeres y hombres de esta edad se emplea el euskara. En los tres territorios del norte del país es esta franja de edad que comprende a las personas de más edad la que representa el porcentaje más elevado, aunque los datos de esta última medición revelan que este porcentaje también ha disminuido.

Otra variable que se ha tenido en cuenta es el sexo de las personas observadas. En anteriores estudios se analizó en todas y cada una de las mediciones realizadas; en este último, esta variante se ha aplicado a los datos obtenidos en Bilbo, Donostia, Gasteiz e Iruñea. La conclusión es que las niñas, las jóvenes y las mujeres emplean más el euskara que los niños, los jóvenes y los hombres.

Se trata de un dato que se aprecia en las cuatro capitales y en todas las franjas de edad. Es significativo que en el caso de los niños y niñas de Bilbo haya una diferencia porcentual del 1,5%. La diferencia es mayor en el caso de los y las jóvenes de Donostia. Los chicos emplean el euskara en el 13,3% de las conversaciones de la calle, mientras que las chicas lo hacen en el 21,8% de los casos.

Los niños y niñas ayudan

Otro aspecto analizado en estas cuatro capitales es el aumento del empleo de la lengua en aquellos momentos en los que están presentes los niños y niñas. Cuando éstos participan, el euskara se emplea más. Así lo demuestran los datos de Gasteiz, Bilbo y Donostia, pero no así los de Iruñea. Sin embargo, con la excepción de Donostia, en las otras tres ciudades en las conversaciones entre niños y niñas se tiende a no utilizar el euskara, realidad que se ha acentuado sobre todo en Iruñea, donde se aprecia que en las conversaciones entre los más pequeños tan sólo se emplea el euskara en un 0,8% de los casos.

Quizás lo más interesante del estudio sea la constatación que el conocimiento del idioma no lleva aparejado su uso y empleo. Los responsables de Soziolinguistika Klusterra han entrecruzado los datos obtenidos con los que existen acerca del conocimiento del idioma nacional en numerosas localidades de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa. En aquellos municipios en los que el conocimiento se sitúa entre el 0 y el 25%, se utiliza el euskara tan sólo en el 4,4% de las conversaciones. La situación es similar en las localidades que tienen un mayor índice de personas que conocen el idioma. Es significativo, por ejemplo, el hecho de que en aquellos pueblos donde los euskaldunes alcanzan un porcentaje de entre el 50% y el 75%, en el día a día en la calle lo emplea un 41,5% de las personas.

Ante estos datos, aunque lo hayamos oído y leído hasta la saciedad, quizás no esté de más recordar aquello que decía Jo-xean Artze: «Hizkuntza bat ez da galtzen ez dakitenek ikasten ez dutelako, dakitenek erabiltzen ez dutelako baizik».

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Las observaciones se realizaron entre los días 18 y 21 de octubre del año pasado y las personas encargadas de recabar los datos analizaron a un total de 185.316 ciudadanos.

Los datos demuestran que las políticas lingüísticas no dan los frutos deseados

Además de variados y muy interesantes datos, en el número correspondiente al mes de setiembre de «Bat», la publicación de Soziolinguistika Klusterra, se recogen artículos de personas relacionadas con la enseñanza y el mundo euskaltzale que analizan y comentan los datos extraídos de esta medición. El miembro de EHE Unai Larreategi asegura en su análisis que es imposible dar pasos hacia la reeuskaldunización de Euskal Herria mientras no se le dé un vuelco a las políticas lingüísticas. Fija dos aspectos que considera claves: «Garantizar el conocimiento y cambiar de estatus».

Para el primer objetivo propone un cambio de las políticas y aplicar aquella que garantice la plena euskaldunización de las nuevas generaciones. También considera imprescindible que se dé un cambio de estatus, ya que sólo así, entiende, los ciudadanos de Euskal Herria podrán decidir y poner en marcha aquellas medidas que consideran necesarias en ese camino hacia la reeuskaldunización.

La representante de Topagunea Olatz Zabaleta también se centra en los planes lingüísticos. «Los niños que estudian en el modelo D aprenden el euskara formal, pero no el que necesitan para comunicarse en la calle, el euskara informal, comunicativo», concluye. «Debido a ese escaso desarrollo del euskara oral o euskara comunicativo -prosigue Zabaleta-, muchos niños tienden a otro idioma en busca de esa expresividad». De hecho, incide en la escasa importancia que se le reconoce al área del ocio. «No hay ningún plan que integre este aspecto y esto tiene consecuencia en la utilización del euskara entre los más pequeños, sobre todo en las zonas lingüísticas erdaldunes».

Aitziber Sarasola, de AEK, considera que hay algunas zonas que necesitan de una protección especial, «cosa que no ocurre». Cita por ejemplo el caso de Nafarroa. «La división que hace la Ley del Vascuence no garantiza que en aquella zonas en las que el euskara debiera ser oficial lo sea. No hay más que mirar a los datos generales que muestran que en las zonas donde el porcentaje de conocimiento es amplio, el de utilización no supera el obtenido en la medición realizada en el año 1993». GARA

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