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«Hay que buscar ideas nuevas a la hora de hacer el programa de actos»

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Jon IRAZABAL

Director de la feria de Durango

El director de la Feria de Durango se muestra contento con la edición que se acaba de cerrar pues, dice, el éxito debe medirse en base a varios factores: ambiente, ventas y satisfacción general. Jon Irazabal confiesa los quebraderos de cabeza que le da la elaboración del programa y anuncia cambios para el año que viene, apostando por que la Feria potencie su faceta generadora de elementos culturales.

Karolina ALMAGIA | DURANGO

Los días han sido largos para Jon Irazabal durante la Feria de Durango. Desde las nueve de la mañana atendiendo a los medios, resolviendo problemas y haciendo una «agotadora» labor de relaciones públicas que muchas veces se prolongaba durante la noche.

¿Con qué momento se queda de estos cinco días?

Con la actuación de los hermanos Paya. Fue un montaje de bertsos y música que hicieron por encargo de Gerediaga, que en cierto modo daba continuidad a otro encargo hecho hace un montón de años a los hermanos Sarasua. Se enmarca en una faceta que también debe tener la Feria y que es la de generar espectáculos, actividades y materiales, no ser sólo un mero programador de cosas ya montadas. Pero también me quedo con otros momentos: cuando ves a gente que se encuentra en Plateruena después de años sin verse, un crío sentado en unas escaleras leyendo un tebeo... El marco humano de la feria.

¿Cómo se mide el éxito de una edición?

El éxito de una edición se mide de diferentes modos. Por un lado, cuando ves el pabellón lleno, sin abarrotarse, con la gente circulando tranquilamente y pudiendo acercarse a los libros sin apretones. Por otro, cuando ves contentos a los editores y a las casas discográficas porque están haciendo negocio y están cubriendo sus expectativas y gastos. Si se compagina todo eso con el buen ambiente, con hacer unas risas, con ir a una conferencia, tienes el termómetro global de la Feria.

¿Qué le da más quebraderos de cabeza?

Primero, el programa, que suele ser bastante difícil de hacer. Son días de puente, mucha gente del mundo de la cultura se marcha, las instituciones cierran... Luego, toda la faceta del montaje técnico, el repartir los stands porque hay que tratar de meter a todos en un espacio limitado. Y un montón de pequeños detalles, de cosas que salen a última hora. También dan quebraderos de cabeza las relaciones con las editoriales; muchas veces empezamos el día a cara de perro y lo terminamos tomando un vino juntos, hay que entender que las editoriales se juegan mucho en Durango.

Cuando hablan de cambios en el programa, ¿a qué se refieren?

No es fácil hacer un programa bueno y atractivo. Hay que buscar ideas nuevas, igual hay que romper los esquemas fijos sobre los que venimos trabajando año tras año y empezar a buscar un programa que, por ejemplo, atraiga a los jóvenes o a otros sectores de la sociedad. Muchas veces hemos hecho un programa demasiado academicista.

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