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Josebe EGIA

Derechos humanos

Hoy se celebrarán cientos de actos y oiremos discursos políticos pomposos celebrando la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hoy, en la práctica totalidad del mundo, estos derechos básicos serán pisoteados impunemente por quienes los celebran y reivindicados por quienes sufrimos su vulneración. Hoy, en Euskal Herria, tenemos motivos más que suficientes para denunciar que, también aquí, se nos niega el ejercicio de esos derechos, desde los personales hasta los políticos, pasando por los civiles y sociales.

Hoy, en el déficit de los derechos humanos las mujeres tenemos un plus en cualquiera de sus esferas. Es igual que hablemos de violencia, de pobreza, de desempleo, de salud, del derecho a disponer de nuestro cuerpo, que del derecho a participar social y políticamente, porque en los déficits siempre somos campeonas. Que la universalidad de los derechos humanos esta siendo cuestionada por gobernantes que sostienen que éstos deben estar sujetos a los intereses de la seguridad nacional, la estrategia económica y las tradiciones locales, es un hecho. Lo mismo que, cuando se trata de los de las mujeres, muchos gobiernos adoptan todavía un punto de vista más restrictivo. Hoy, se asesina, viola, acosa y maltrata a mujeres por razón de género. Hoy, en nombre de la religión, la cultura y la tradición se niega a miles de mujeres y niñas sus derechos humanos. Hoy, se practican clitoridectomías e infibulaciones, destruyendo la capacidad de placer y la vida de miles y miles de mujeres. Hoy, la atención médica, el acceso a la educación, al trabajo remunerado e, incluso, a la libertad de circulación son derechos restringidos para las mujeres. Hoy, el turismo sexual permite el comercio de mujeres y niñas, escapando a cualquier barrera legal... Hoy, no estoy hablando sólo de países en vías de desarrollo. Aquí, en Euskal Herria -donde a nivel formal todos y todas «gozamos» de un marco de derechos y libertades básicas- ni unos ni otras podemos ejercerlos en plenitud, pero las mujeres menos. No hemos logrado erradicar el lastre de la violencia de género, ni las mayores tasas de desempleo, ni la discriminación salarial de las mujeres, ni que la exclusión social afecte de modo más directo a ellas, ni... un largo etc. Aquí no participamos de modo paritario en las estructuras de poder y de toma de decisiones. Aquí, hay quienes se amparan en la tradición para defender la exclusión de las mujeres de los Alardes, sin importarles que tras la aparente irrelevancia de esta exclusión los derechos de las mujeres queden subordinados.

Hoy, mi reivindicación no pasa por agregar una lista de los derechos humanos de las mujeres a la Declaración Universal. Se trata, simplemente, de exigir la aplicación de éstos y que la perspectiva de género atraviese todo su contexto. Hoy, hombres y mujeres, no podemos consentir que en una sociedad pretendidamente avanzada como la nuestra subsistan lastres para el ejercicio de los derechos humanos... ni las discriminaciones por razón de sexo.

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