Clausura de la cumbre UE-África
Líderes africanos alzan la voz contra los acuerdos comerciales de Bruselas
La Unión Europea y, sobre todo, los acuerdos comerciales basados en el libre comercio estuvieron en el centro de las críticas de los mandatarios africanos. Los de Senegal y Sudáfrica suscribieron una declaración conjunto en contra de los Acuerdos de Asociación Económica y llamaron a sus compatriotas a hacer los mismo. No obstante, los líderes europeos y de la UA se esforzaron por escenificar un clima de consenso y resaltaron el «éxito» de esta cita.
GARA | LISBOA
Aunque la cumbre celebrada en Lisboa ha puesto en evidencia los diferentes puntos de vista entre la Unión Europea y África, los dirigentes europeos y de la Unión Africana (UA) no quisieron emplear la palabra ruptura y resaltaron el éxito de esta cita.
José Sócrates, primer ministro de Portugal -país que ostenta la presidencia de turno de la UE-, consideró que la conferencia tuvo un desarrollo «extraordinario» y la calificó de hecho «histórico». «Vencimos las dificultades que se pusieron por delante y, al final, el trabajo mereció la pena», destacó e incidió en que, una vez más, Portugal ha sido «el puente perfecto entre Europa y África».
En su discurso de clausura, aseguró que «el encuentro de Lisboa hará historia entre los pueblos de África y Europa». «Ha significado un encuentro de voluntades; a partir de hoy, la distancia política entre ambos continentes ha dejado de ser un obstáculo», reiteró.
El presidente de la Comisión de la UA, Alfa Oumar Konaré admitió que hay «puntos de desacuerdo, pero no rupturas».
Entre esas dificultades, sobresale el aspecto comercial. El presidente de Senegal, Abdulayé Wade, fue el más crítico con los planes comerciales que quiere impulsar la UE, preocupada por el avance y la rápida implantación de China en el continente.
«Frente a frente, sin prejuzgar»
En una rueda de prensa realizada al margen de la cumbre, Wade dejó claro que «la mayor parte de los países africanos van a decir no» a los Acuerdos de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés).
Advirtió a Bruselas que si quiere suscribir acuerdos antes de que finalice 2007, «la UE y África deberán sentarse frente a frente, sin prejuzgar nada y sin que nos den una cosa hecha». «Lanzo un llamamiento a los países africanos en contra de los EPA, un llamamiento a los africanos, desde Casablanca hasta Ciudad del Cabo, a los africanos de la diáspora, a los jóvenes, mujeres, intelectuales para que se movilicen en contra de estos acuerdos, que son contrarios a nuestros intereses y para que, al final, la nueva asociación sea una asociación libremente decidida por las dos partes en base a sus intereses mutuos», insistió.
El mandatario de Sudáfrica, Thabo Mbeki, recogió este guante y ambos firmaron un texto instando a la Cumbre a que «levante acta de la voluntad de los estados africanos de no firmar los EPA, una posición manifestada firmemente por varios jefes de Estado». «Para nosotros se han terminado. Cuando nos volvamos a reunir, discutiremos; la UE presentará los EPA y nosotros, otra cosa», declaró Wade.
Benin, Burkina-Faso, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Mali, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y Togo forman la lista de países que se han negado a suscribir estos acuerdos comerciales.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, trató de salir al paso alegando que la Unión Europea «no impone nada». Advirtió a los líderes africanos que si antes de fin de año no los firman, algunos países sufrirán grandes pérdidas económicas.
«Nuestra oferta es muy válida para África, para que se integre en la economía mundial», comentó. En relación a la creciente presencia de inversiones chinas y japonesas, remarcó que «no somos celosos», porque «nada puede reemplazar la relación humana y de proximidad entre Europa y África».
Acabar con el pacto colonial
En una comparecencia conjunta con Barroso y Konaré, el presidente de Ghana, John Kufuor, opinó que se ha creado «una nueva plataforma» de relaciones entre las dos partes. «La globalización avanza a tal ritmo que no va a quedar a la espera de los más lentos», agregó.
Por su parte, Konaré manifestó que los resultados de Lisboa son fruto de muchos meses de trabajo. Estamos satisfechos por haber tenido un diálogo franco». No obstante, exhortó a «acabar con el pacto colonial para que África no sea considerada sólo como un mercado y sus riquezas sean remuneradas a un precio justo». «Hay que crear las condiciones para que las materias primas sean remuneradas a un precio justo», remarcó.
Críticas de Mugabe a la UE
Otro de los grandes puntos de división fue la asistencia del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, a quien la canciller alemana Angela Merkel acusó de «dañar la imagen» del conjunto del continente africano.
El primer ministro británico, Gordon Brown, incluso se negó a acudir a Lisboa para denunciar la política de Mugabe. En respuesta a estas críticas, el mandatario de Zimbabue censuró la «arrogancia» de los líderes europeos y calificó a Merkel de «portavoz» de Brown.
«Ayer -por el sábado-, oímos a cuatro países europeos, Alemania, Suecia, Dinamarca y Países Bajos criticar a Zimbabue por la ausencia de respeto a los derechos humanos. Pero, no hablaron con su propio corazón, sino en función de lo que su amigo, amo y aliado de Downing Street quería escuchar», subrayó. «La banda de los cuatro pro Gordon piensa que conoce mejor Zimbabue que los propios africanos. Es esa clase de arrogancia y de complejo de superioridad lo que combatimos», declaró Mugabe.
Tras ensalzar su gestión en áreas como los derechos humanos y sociales, y la lucha contra el sida -«pese a que se han suspendido algunos fondos de ayuda internacional por razones políticas»-, se remontó a la lucha que él mismo lideró en los años 70 por la independencia de Zimbabue, antigua colonia de Gran Bretaña. Subrayó que los zimbabuenses «enseñaron democracia a los británicos».
Asimismo, Mugabe atribuyó a la UE haber «montado acusaciones» contra su Gobierno y recordó las conclusiones de los observadores de la Comunidad para el Desarrollo de África del Sur (SADC), que avalaron la limpieza de las elecciones de 2005.
«¿Acaso la canciller Angela Merkel y el resto de partidarios de Brown saben más que la SADC?», preguntó.
En cuanto a la controvertida reforma agraria que ha impulsado en el país, señaló que ha expropiado a algunos terratenientes blancos, «pero no a todos», y afirmó que sus problemas de imagen se deben al interés de Washington y Londres de «cambiar nuestro Gobierno. Dicen que se trata de un cambio de régimen y que tienen derechos. Nosotros decimos que no y que tenemos el derecho a decidir nuestro propio futuro porque Zimbabue jamás volverá a ser una colonia».
«Quienes hoy -en alusión a las intervenciones de los líderes europeos- hablan de igualdad, asociación y de respeto mutuo, quieren imponer su voluntad a África», concluyó.
Abrir una nueva etapa
Pese a los desacuerdos y voces críticas, tanto la UE como la UA optaron por «pasar página» y abrir una etapa de diálogo. Los gobernantes suscribieron tres documentos en los que expresan su voluntad de contribuir a la solución de los problemas en ámbitos de desarrollo, salud, inmigración, comercio, conflictos y promoción de la democracia.
Los textos de la Estrategia de Cooperación, el Plan de Acción conjunta y la Declaración de Lisboa expresan el deseo de los dos bloques de mantener una relación de igual a igual, que no esté basada en la relación donante-receptor y en la que ambos cooperen ante retos como la globalización o el cambio climático.
«Estamos decididos a construir un nuevo acuerdo político y estratégico para el futuro, superando la tradicional relación donante-receptor, partiendo de valores y objetivos comunes, en la vía de la paz, la estabilidad y el estado de derecho», resume la Declaración de Lisboa.
El presidente de Libia, Muamar el Gadafi, ofreció su país para acoger la próxima cumbre, que aún no tiene fecha. Sócrate, aseguró que no volverán a pasar siete años.
«Paz, seguridad, derechos humanos, comercio, energía, calentamiento global, inmigración...». El plan de acción que adoptaron ayer los líderes europeos y africanos se divide en ocho ámbitos prioritarios que deben ponerse en marcha desde hoy y hasta que se celebre la próxima cumbre entre la Unión Europea y África, prevista para 2010.
Paz y Seguridad
Los estados europeos y africanos señalan su intención de intentar establecer posiciones comunes sobre paz y seguridad, tanto respecto a ambos continentes como en general.
Igualmente, quieren poner en marcha un «sistema continental de alerta rápida» para la prevención de conflictos y volver operativa la «fuerza africana en espera», destinada a enviar rápidamente soldados a zonas de conflicto.
Para estas operaciones, prevén la creación de un mecanismo financiero «duradero, flexible y previsible» en el marco de la ONU.
Gobierno democrático y derechos humanos
En este ámbito, los estados han incluido la mejora de la cooperación para luchar contra la corrupción y de la gestión de recursos naturales, así como el avance en la lucha contra la tortura, el tráfico de drogas o el de seres humanos.
Afirman igualmente que quieren establecer un «diálogo eficaz» para la devolución de bienes culturales adquiridos de formar ilegal.
Comercio e integración regional
Los acuerdos de cooperación económica que se están negociando entre la Unión Europea y África deben servir para reforzar la integración regional, según el texto acordado. De forma especial se presta atención a la aplicación en los estados africanos de normas de calidad para los productos que quieran entrar en la UE.
Objetivos del Milenio para el desarrollo
El acuerdo indica que la Unión Europea debe respetar sus acuerdos de destinar el 0,56% de su PIB a la ayuda al desarrollo de aquí a 2010 y el 0,7% hasta 2015.
Los dos continentes centrarán sus esfuerzos sobre todo en la mejora de la seguridad alimentaria, la salud y la educación.
Energía
Aumentar las investigaciones en materia energética, sobre todo para mejorar las redes eléctricas africanas. «Explorar las vías y formas de impulsar un diálogo sobre la utilización pacífica de la energía nuclear respetando las normas internacionales», es uno de los objetivos que han recogido a este respecto.
Calentamiento global
Los estados europeos y africanos afirman en su resolución que esperan poder reducir la deforestación y preservar mejor los ecosistemas desarrollando para ello previsiones meteorológicas más exactas y combatiendo la progresión del desierto del Sahara.
Migración, movilidad y empleo.
El objetivo es crear más y mejores empleos para África y gestionar mejor los flujos migratorios. Dentro de este campo, pretenden «adoptar acciones para luchar contra la explotación» de los trabajadores migrantes, facilitar el envío de dinero de los inmigrantes a sus países de origen y prevén crear «incentivos» para fomentar el regreso de los inmigrantes. También incluyen promover una «contratación ética» para minimizar la fuga de cerebros en los sectores más sensibles de las sociedades africanas, como el de la salud.
Ciencia, Sociedad de la Información y Espacio
El objetivo es reducir la fractura numérica en África, sobre todo en investigaciones sobre infraestructuras. Esperan también poder utilizar las tecnologías espaciales existentes, como el sistema europeo de navegación por satélite Galileo, con el fin de gestionar mejor los recursos naturales en África.
En la resolución final de la cumbre, los estados participantes afirman que para llevar a cabo estos objetivos desarrollarán una colaboración «entre iguales, basada en la adhesión efectiva de nuestras sociedades, con el fin de obtener resultados significativos respecto a nuestros compromisos fundamentales».
Coincidiendo con la celebración de esta cumbre, organizaciones de defensa de los derechos humanos denunciaron, al margen de la misma, la impunidad propiciada por los gobiernos de la República Democrática del Congo (RDC) y Angola a pesar de los informes sobre violaciones de los derechos de los inmigrantes congoleños en Angola.
«La situación parece empeorar, pero las autoridades angoleñas y congoleñas con las que hemos comunicado en repetidas ocasiones, no muestran voluntad política para acabar con la situación», manifestó el director de la ONG Voz de los Sin Voz, Floribert Chebeya. El presidente de la Asociación de Defensa de los Derechos Humanos, Amigo Gonde, también se mostró crítico con el Gobierno congoleño y, en particular, con el hecho de que «la violación en el Congo se emplea como un arma sicológica para derrotar al enemigo y humillarle». «Actos similares se suceden en Angola, donde se desea reforzar la idea de que los congoleños son gente inferior y que deben seguir siendo inferiores», afirmó. Precisamente, la pasada semana Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció, a través de un comunidado, «el constante y sistemático empleo de abusos sexuales y de actos de violencia perpetrados por el Ejército congoleño mientras expulsaba a los inmigrantes que trabajaban en las minas de diamantes en Lunda Norte».
La directora de operaciones de MSF, Meinie Nicolai, lamentó que «las mujeres son sistemáticamente violadas en grupo por los soldados, a veces, enfrente de sus hijos. Es una práctica aberrante que se prolonga durante días, mientras son trasladadas a la frontera».
El comunicado de la ONG iba acompañado de los testimonios de un centenar de mujeres que relataron haber sido maltratadas sexualmente.Nicolai indicó que están estableciendo centros médicos, como el que existe en Kamako, donde prestan ayuda a aquellas mujeres a las que los soldados han contagiado con enfermedades de transmisión sexual, entre las que se incluye el sida.