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una plataforma reclama a la sanidad pública una moratoria

La vacuna contra el cáncer de cérvix no convence a toda la clase médica

Las primeras escolares vascas de entre 12 y 13 años han comenzado a recibir hace unas semanas la nueva vacuna contra el virus del papiloma humano que está detrás de buena parte de los cánceres de cérvix o uterinos. Una vacuna en exceso cara, que no previene del todo y dirigida a una enfermedad cuya incidencia es muy baja. Muchos profesionales médicos han pedido ya una moratoria en su aplicación.

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Joseba VIVANCO | GASTEIZ

Los «altísimos» costes de la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) entre las menores de 12 a 14 años, dentro del calendario vacunal, es uno de los argumentos que esgrimen los firmantes -ya más de dos mil, entre ellos muchos profesionales sanitarios- de un manifiesto que reclama una moratoria estatal (www.caps.pangea.org/declara cion) en la aplicación de este programa que, por ejemplo, Osakidetza y Osasunbidea acaban de iniciar estos días con las primeras inoculaciones. Prevenir una sólo muerte por cáncer de cérvix -en cuyo origen está presente dicho virus- dentro de 30 años habrá costado ocho millones de euros, sin ahorrar ni uno solo al actual sistema de detección precoz por citología y tratamiento.

Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Alicante y director de la publicación ``Journal of Epidemology and Community Health'', es una de las cabezas visibles de esta corriente. Opina que, de momento, se ha vendido humo, porque los ensayos sobre la vacuna no han podido ver su efecto en la prevención del cáncer, ya que éste tarda mucho en desarrollarse.

En el caso de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, serán vacunadas este curso unas 9.000 niñas de entre 12 y 13 años. El cáncer de cuello de útero tiene una incidencia anual en estos tres territorios de 83 casos de cáncer invasivo y 227 de cáncer in situ. El consejero de Sanidad del Goierno de Lakua, Gabriel Inclán asumió hace unas fechas, en el anuncio de la campaña, de que esta vacunación «no elimina» al 100% el riesgo de padecer cáncer de cervix, pero también avaló que esta vacuna permitirá impedir «al menos la muerte de 20 mujeres en Euskadi».

Dado que se precisan tres dosis por joven, cada vacuna completa sale a 350 euros. De momento, Osakidetza ha comprado 30.000 dosis por un coste de 3,5 millones de euros y vacunará a unas 9.000 escolares cada curso. Osasunbidea ha adquirido 18.000 dosis para 6.000 niñas.

Resulta llamativo, en cualquier caso, que una de las objeciones puestas a esta vacunación sea la de su desigual relación entre coste y resultados. En el II Encuentro de Medicina de la Mujer, celebrado en febrero pasado en Madrid, el doctor Javier Martínez Salmeán, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Severo Ochoa, defendía que la aprobación de esta vacuna es «razonable», si bien admitía que, aunque la mortalidad que evitaría es escasa, conseguiría reducir mucha angustia en muchas mujeres que son portadoras de una infección «que puede llegar a ser muy grave».

Este argumento y el debate creado en torno a la generalización de esta vacuna se produce, casualmente, días después de que el colectivo vasco de mujeres con cáncer de mama reclamara de nuevo en el Parlamento de Gasteiz la rebaja de la edad en el programa de control que presta la sanidad pública. De nuevo, su demanda de bajar esa franja a los 45 años -hoy está entre los 50 y 69- fue denegada en base a que la enfermedad no tiene la suficiente incidencia a esas edades más tempranas. El ginecólogo del Hospital de Cruces José Luis Neyro ahondaba así en esta negativa del Gobierno de Lakua: «La tercera parte de los cánceres de mama en Euskadi aparecen antes de los cincuenta, pero la postura del Gobierno Vasco es lógica porque hacerlo antes no es rentable económicamente».

Koldo Martínez es médico intensivista del Hospital de Navarra. Explica que «en 2002, en el mundo se dieron 500.000 casos nuevos de cáncer de cérvix, que provocaron 275.000 muertes (una de cada diez de todas las muertes de mujeres por cáncer) y que éste es el segundo más frecuente entre mujeres de 15 a 44 años, sólo por detrás del de mama».

Sin embargo, también pone sobre la mesa que «esto se da fundamentalmente en los países más pobres, mientras que en ese mismo año en el Estado español se dieron 2.100 casos nuevos de este cáncer (7,6 casos por cada 100.000 mujeres) y 740 muertes (dos por cada cien mil mujeres)». En el caso concreto de la CAV, se notificaron 28 muertes por este tipo de cáncer en 2003, 25 en el 2004 y 21 en 2005. Nafarroa, por su parte, aparece como una de las zonas del mundo con menor tasa de incidencia.

La vacuna cuesta hoy 464 euros. «El coste total de las vacunas para prevenir once enfermedades transmisibles es de 235 euros», contrapone este profesional médico. «Parece algo cara. Lo que sería válido si fuera realmente eficaz. Pero, como no se sabe la duración de la eficacia de la vacuna, habrá que seguir haciendo screenings a las mujeres, por lo que el coste de las vacunas se suma al que ya hacemos», coincide con quienes rubrican el manifiesto que reclama una moratoria.

La Sociedad de Medicina de Familia de Nafarroa también ha mostrado de forma pública su reticencia a la aplicación de esta vacuna. Esta entidad, que agrupa a 340 médicos, asegura que «no garantiza la no aparición del cáncer de útero, sino que disminuye el riesgo». Opinan, además, que el debate científico sobre su eficacia no es concluyente y cuestionan el rigor en el gasto público con una medida como la adoptada.

Frente a opiniones como ésta se presenta el hecho de que siete sociedades científicas españolas y la Asociación Española contra el Cáncer avalan la necesidad y la eficacia de dicha vacuna. Entre nosotros, no sólo los departamentos de Salud de Lakua o Iruñea lo apoyan, sino que la propia Asociación Vasca de Pediatría de Atención Primaria considera que «el desarrollo de vacunas para prevenir el cáncer de cérvix es un salto cualitativo de gran valor, tanto para la vacunología como para otras disciplinas médicas distintas de la infectología».

Y al igual que hay especialistas médicos que se suman a esas dudas, otros ven positiva la llegada de este tratamiento. Iñaki Lete, jefe del servicio de Ginecología del Hospital Santiago de la capital alavesa, daba la bienvenida a la campaña de vacunación, si bien admitía que si él fuera un gestor económico podría dudar de la justificación económica de la medida. «Si viene a mi consulta una madre con una hija de 15 años a la que no van a vacunar en el colegio, me pregunta por la vacuna y no ha empezado a tener relaciones sexuales, le diré que se la ponga si tiene los 500 euros que cuesta».

Otro responsable ginecológico, esta vez del Hospital Basurto, Daniel Andia, apuesta también por esta vacuna. «El retraso en la introducción y financiación de la vacuna se nos antoja injustificado», se queja por haber llegado al Estado español con año y medio de retraso frente a otros sistemas sanitarios. De igual modo, la defiende porque el de cérvix se trata de un cáncer al alza, lo mismo que las lesiones preinvasoras que produce el VPH.

el virus

El VPH se encuentra en el cuello del útero de las mujeres tras iniciar las relaciones sexuales de penetración. El 90% de las que lo tienen lo eliminan. No obstante, el 10% restante puede desarrollar cáncer.

citologías

La ausencia de un «screening» efectivo o citología es otro factor que puede influir en la aparición de este tipo de cáncer, ya que con él se pueden diagnosticar las lesiones precancerosas y tratarlas, evitando así la progresión a cáncer.

la vacuna:

industria

Dos industrias farmacéuticas han estado trabajando en busca de una vacuna contra el VPH. Una de ellas, Gardasil, es la que ya está en nuestro mercado.

tres dosis

La vacuna se aplica en tres dosis durante este curso escolar. La segunda dosis se pondrá en la segunda quincena de enero y la tercera, en la segunda de mayo.

aplicación

Para garantizar su máxima eficacia, la vacuna se debe administrar antes de comenzar a tener relaciones sexuales, de ahí la elección de aplicarla a los 12 y 13 años.

permiso familiar

Es preciso que los padres den su conformidad. Sanidad remite una carta a cada domicilio informando de los beneficios de la medida y solicitando el permiso.

Riesgo

No elimina al 100% el riesgo de padecer cáncer de cervix, ya que existen otros papilomavirus no incluidos en la vacuna que pueden ocasionar este cáncer.

futuro

Sanidad desconoce si va a ser necesario revacunarse, como ha ocurrido con otras vacunas como las que se administran contra las paperas y la varicela.

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