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REBELIÓN | Vicente Romano 2007/12/11

A propósito de la sumisión

Un joven francés del siglo XVI, Etienne de la Boetie (1530-1563), concejal del Ayuntamiento de Burdeos y amigo de su alcalde Michel de Montaigne, se preguntaba a los 18 años en su Discours de la servitude volontaire (1548): cómo es posible que tantas personas, aldeas, ciudades y naciones se sometan de vez en cuando a un solo tirano, que no tiene más poder que el que se le dé, que no puede causar más males que los que ellos le permitan.

Y este joven discurría así: Por su naturaleza, el ser humano es y quiere ser libre. Pero, al mismo tiempo, esta naturaleza hace que conserve hábitos que le han sido implantados a través de la educación. (...). A las personas les pasa lo que a los caballos fogosos (...) Exactamente igual hacen los hombres. Dicen que siempre han estado sometidos, que sus padres y abuelos también fueron siervos, y que, por eso, se sienten obligados a soportar el mal, sí, hasta lo recrean en su imaginación. De ese modo justifican y refuerzan cada vez más el derecho de posesión de sus tiranos.

Pero, en realidad, ni los años ni el transcurso del tiempo justifican ninguna injusticia, sólo la amplían. Siempre hay unos pocos que, más dispuestos que los demás, sienten el yugo y procuran sacudírselo de encima. Estos jamás se conforman con la sumisión. (...)

No son siempre más que cuatro o cinco cómplices los que arropan al déspota, no son más que cuatro o cinco listos los que mantienen en jaque al país, no más de cinco o seis los que regalan el oído del tirano (...) Estas cinco o seis criaturas inferiores adiestran perfectamente a su señor en los intereses de su propio grupo, de tal modo que el déspota ya no comete sus infamias por su propia maldad sino por la maldad común. Estos seis dominan a su vez a seiscientos que se benefician de este orden de cosas. Y estos seiscientos tienen a mano seis mil que colocan como gobernadores de las provincias y administradores de losimpuestos y de la hacienda pública. (...)

Quien quiera entretenerse y desenredar este ovillo no encontrará a seis, ni a seis mil, sino a seis millones, unidos todos ellos por un solo hilo al déspota. (...)

Se confirma así que, en última instancia, el sistema de la tiranía beneficia con sus favores y prebendas a tantas personas como las que cada vez ansían ardientemente la libertad.

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