La manifestación celebrada ayer en Bilbo supuso el cierre de un ciclo de movilizaciones llevadas a cabo por los trabajadores de Osakidetza en los últimos meses, consistentes en jornadas de paro de tres horas y concentraciones ante los centros de salud.

Una portavoz de los sindicatos señaló que mañana se volverán a reunir las centrales para analizar la situación y estudiar la posibilidad de convocar nuevas movilizaciones -a partir de enero- si no hay una respuesta de la dirección de Osakidetza.

La manifestación partió de la plaza del Sagrado Corazón encabezada por una pancarta en la que se leía, en euskara y castellano, «Osakidetza somos todos», y firmada por los sindicatos convocantes. Los integrantes de la marcha, algunos de los cuales han acudido vestidos con sus batas de trabajo en Osakidetza y otros han portado carteles y banderas, han coreado consignas como «esta pelea, la vamos a ganar» y otras a favor de la negociación de sus reivindicaciones y en contra del consejero de Sanidad, Gabriel Inclán.

En un comunicado leído tras la manifestación, que recorrió la Gran Vía hasta la Plaza Circular, los trabajadores resaltaron que quieren «una negociación con contenidos justos que atienda en igualdad de condiciones a todos los colectivos profesionales que integramos Osakidetza». También indicaron que las movilizaciones iniciadas en octubre «no acabarán con esta manifestación si esa negociación no se da y si Osakidetza trata de cerrar en falso el conflicto».

Asimismo, expresaron su más rotunda denuncia a la actitud del consejero Inclán y de Lakua, por «ocultar lo que realmente ocurre en la sanidad vasca» y su «campaña contra los trabajadores». «Nos acusa de privilegiados y peseteros, desprecia nuestro esfuerzo diario y nuestra profesionalidad, ha intentado enfrentar a la población con los trabajadores, así como desprestigiar a los usuarios diciendo que hacen mal uso de los servicios sanitarios», señalaron los sindicatos sobre Inclán.

Sin embargo, los trabajadores estimaron que son ellos los que están «manteniendo la calidad asistencial, a pesar de trabajar a unos ritmos y con unas cargas de trabajo insoportables».

En el texto, los sindicatos reivindicaron unas «condiciones salariales dignas, reordenación de las tablas salariales y aumento de las plantillas», entre otras, y abogaron por una «sanidad pública de calidad».