El estado de excepción vigente en Pakistán desde hace mes y y medio quedó ayer derogado por orden de su presidente, Pervez Musharraf, a tan sólo tres semanas de las elecciones legislativas del 8 de enero. El fiscal general del Estado, Malik Qayyum, anunció en un comunicado el restablecimiento de la Constitución paquistaní y el fin de la Orden Constitucional Provisional por la cual Musharraf puso al país en estado de excepción.

La restauración de la Constitución de 1973 incorpora las enmiendas realizadas por Musharraf para blindar la validez de la excepción y asegurar su reforma del Tribunal Supremo. Las últimas enmiendas, aprobadas el viernes, pretenden dar continuidad a los jueces del Supremo que juraron sus cargos tras la declaración del estado de excepción, así como el cese definitivo de los anteriores.

Antes de anunciar el final de la excepción, el presidente ha eliminado de la Constitución la condición que impedía a los funcionarios aspirar a la candidatura presidencial antes de transcurrir dos años después de su retiro, declaró Qayyum a la agencia Associated Press. Musharraf renunció a su cargo como jefe del Ejército el mes pasado.

Pervez Musharraf congeló la Constitución y decretó el estado de excepción debido, según manifestó, al deterioro de la ley y el orden en el país y a las injerencias de la Justicia en la labor del Gobierno. Sin embargo, los analistas mantienen que lo que pretendía en realidad era desactivar el poder del Tribunal Supre- mo, que en esos momentos dirimía la validez de su candidatura presidencial para un segundo mandato y se esperaba una decisión adversa a Musharraf.

El anterior presidente del Supremo, Iftikhar Chaudhry, continúa bajo arresto domiciliario.

«Salvó a Pakistán»

En un discurso televisivo, el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, aseguró que el estado de excepción fue el último recurso que «salvó a Pakistán de su destrucción». En su mensaje, insistió en la existencia de una conspiración de un colectivo inde- terminado en la que participaban miembros del poder judicial con la intención de desestabilizar el país y obstaculizar «la transición hacia la democracia», y en la necesidad de declarar el estado de emergencia «contra mi voluntad».

Según dijo, esta declaración fue fundamental para lograr la estabilidad. «No había ningún objetivo personal», declaró, y añadió que las elecciones de enero «serán absolutamente limpias y transparentes», por lo que instó a los partidos políticos a no causar problemas.