CRÓNICA | RESISTENCIA TALIBÁN
Militares fortifican Musa Qala, todavía lejos de la normalidad
Las tropas afganas y británicas han fortificado el distrito de Musa Qala ante el temor a una eventual contraofensiva. De nuevo en manos de las autoridades colaboracionistas afganas, Musa Qala ha sido durante meses símbolo de la resistencia talibán a los intentos de los ocupantes de avanzar en la provincia de Helmand.
Béatrice KHADIGE Musa Qala
La vuelta a la normalidad es lenta en Musa Qala, donde dos cohetes, según un funcionario, estallaron el sábado en el centro de esta localidad del sur de Afganistán, controlada desde hace seis días por los ejércitos afgano y británico, después de diez meses en manos de los talibán.
Cientos de soldados y vehículos blindados patrullan por las calles céntricas de Musa Qala y sus alrededores, donde habitualmente residen aproximadamente 20.000 habitantes. Mientras los militares permanecen apostados sobre los edificios, en los que ondean banderas afganas, los ingenieros comienzan a trabajar en la construcción de fortificaciones en previsión de un posible contraataque talibán.
Algunos establecimientos abrieron de nuevo sus puertas. Vendedores, rodeados de adolescentes, ofrecen raros productos alimenticios y botellas de gas. No se ve ninguna mujer por la calle.
Los habitantes de Musa Qala, que habían huido durante los combates, «comienzan a volver poco a poco» a este distrito de la provincia de Helmand, de donde procede gran parte del opio de Afganistán, señala el general Andrew Mackay, al mando de las tropas británicas de la fuerza internacional (ISAF) a las órdenes de la OTAN. «Cuando llegamos el lunes, el lugar estaba vacío», indica, y dice que aunque algunos talibán puedan encontrarse aún en Musa Qala o pretendan volver de nuevo «no hay problema mientras quieran la reconciliación».
Makay afirma que todavía continúa la ofensiva conjunta de las tropas afganas y de la OTAN para expulsar a los talibán de los tres distritos vecinos en los que mantienen el control.
La operación iniciada en Helmand la semana pasada fue calificada de «prioritaria» por el ISAF.
El general británico admite que tres civiles murieron durante la ofensiva contra Musa Qala -por cuatro que refirió el Ministerio afgano de Defensa-, pero los habitantes del distrito aseguran que hubo más víctimas civiles. Respecto a los talibán, Defensa afirmó que «cientos de insurrectos fueron muertos, heridos o detenidos» en el transcurso de la operación.
Tanto Mackay como el general afgano Mohieddine Guri inciden en los proyectos de reconstrucción que van a acome- ter en el lugar, ya que tienen previso construir clínicas, colegios y una mezquita. Pero también posiciones militares fortificadas, con la intención de dejar claro que sus tropas están allí para quedarse.
«Asegurar Musa Qala es un gran golpe para los talibán. La parte más importante de esta operación es la reconstrucción y el desarrollo (...) ése es el criterio para evaluar la operación», explica Mackay. «Tácticamente (los talibán) son muy buenos combatiendo, porque conocen el terreno y eso siempre les ayuda», manifiesta.
Órbita talibán
Después de haber descuidado la reconstrucción del sur del país, cuna de la resistencia islámica rigorista, las fuerzas combinadas pretenden ahora evitar que la población vuelva a situarse en la órbita talibán. «El régimen talibán era brutal y violento», afirma Mackay. «Colgaban a los opositores y cortaban las manos», agrega Guri. En los alrededores de un minarete que domina el centro de Musa Qala hay varios postes de hormigón utilizados para los ahorcamientos.
«La situación era tranquila y la seguridad prevalecía en la época de los talibán», sostiene, a pesar de todo, un habitante de Musa Qala, el joven Abdul Jabar, de 22 años de edad. «No sé si puedo confiar en el ISAF. No digo que sean gente mala, pero yo no soy más que un simple tendero y todo lo que quiero es seguridad», insiste.