Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, acusó ayer a su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, de condenar a muerte a Ingrid Betancourt y a «los retenidos de uno y otro lado» con su actitud. Ortega respondió así a la protesta de Bogotá en la que se instaba al madatario nicaragüense a no intervenir en asuntos internos de Colombia por sus declaraciones en las que expresó su decepción por el fin de la gestión mediadora del presidente venezolano, Hugo Chávez, y llamó «hermano» al líder de las FARC, Manuel Marulanda. Ortega reiteró su calificativo respecto a Marulanda, a quien instó a dar pasos con «mucho cuidado», y señaló que cuando se trata de salvar vidas «no existen fronteras». Además, criticó el planteamiento de Uribe de exigir primero la desmovilización de la guerrilla, por considerar que condena a muerte a los rehenes.