Iñaki Lekuona Periodista
La bella y la bestia
Emocionado estoy todavía, descompuesto, que no me llegan las sábanas para enjugar todas las lágrimas que este corazón romántico no deja de derramar. ¡Cuánta felicidad cuando ayer a la mañana la radio me despertó escupiendo las mismas noticias de siempre, no pude imaginarme ni un momento la sorpresa que nos esperaba a todos, no pude creerlo, me faltó tiempo para bajar a la calle ignorando el frío de este invierno precoz, pero, en efecto, allí estaba, en todas las portadas de los periódicos serios y menos serios, el inigualable Nicolas, sonriente, como un regalo de Navidad, y junto a él la imagen de su nueva musa, Carla Bruni, paseando los dos, cual amantes adolescentes, en el Eurodisney de París!
Es difícil controlar las náuseas en esos momentos. No por la vida privada del presidente de la República, que me importa bien poco, sino por la reacción sorprendente de los medios que no dudan un segundo en abrir sus portadas con semejante desinformación. Porque de eso se trata, de desinformar, de ocupar el centro del debate con una cuestión banal que sólo tendría que ser noticia en magacines satíricos.
Porque los prestigiosos diarios franceses no hacen sino contribuir a la ansiada metamorfosis institucional de Nicolas Sarkozy, que sueña desde hace tiempo con dejar de ser presidente de la República para pasar a ser príncipe y rey de Francia, claro está, previa modificación de la Constitución. Es curioso que justo la víspera de una huelga general, se filtrara a la prensa el asunto divorcio entre el desconsolado Nicolas y su querida Cecilia, una bomba mediática que dejó sin efecto el golpe de los sindicatos. Es curioso también que, dos meses después, el reconsolado presidente se deje fotografiar con su nuevo amorcito la víspera de que el Consejo de Estado reciba el texto de reforma constitucional que acabará por incrementar sus poderes presidenciales.
Es curioso. Esta semana nadie hablará de la modificación de la Constitución. Y si lo hace, no habrá quien le escuche. Al sintonizar las radios se escucharán las melodías de la guapa Bruni y los diarios rescatarán las antiguas fotos de la ex modelo. Ah, la bella y la bestia, todo un remake de un clásico Eurodisney. Que con su pan se lo coman y que no me la cuenten.