Podría ponerme campanudo y decir que me he levantado negacionista. Revisar la historia, o para acercarnos un poco más, revisar los resultados de la Liga, por si acaso cuela. Pero simplemente he dormido espeso porque hay algunos productos de la tierra que parecen revivir en la digestión nocturna. Fuimos serpientes y nos quedan vestigios en nuestro cerebro, no rumiantes, y así nos va. Intento deslindar lo que es un calendario con lo que son los calendarios. Y no es solamente una cuestión de sumar, de plurales, no, un calendario, el zaragozano, por ejemplo, es un libro de consulta, una manera de buscar explicaciones al mundo y de canalizar las imprecaciones a los dioses hacia las calendas o las témporas. Otros son simplemente una agresión estética mensual.

Es más, el calendario laboral que se pacta entre administraciones y arzobispados por un lado, y entre empresarios y sindicatos por otro, forma parte de la posmodernidad más desmovilizadora de cualquier noción de lucha de clases. El calendario laboral sólamente interesa a la DGT y a las bolsas de trabajo en las ITT que suministran temporales a los servicios turísticos. Bueno, y fundamentalmente a los programadores de las cadenas de televisión que sufren de manera contundente el despiste del personal en tránsito, el cambio de hábitos, la falta de rutina.

Aunque llevamos unos años en los que de manera sistemática son los calendarios los que toman protagonismo en nuestros noticiarios. Futbolistas, nadadores, jugadoras de equipos de rugby femenino, amas de casa o gasolineras, todos, con supuestos motivos benéficos o simplemente para lograr sus objetivos colectivos aparecen desnudos, o poco vestidos emulando los calendarios de camioneros o de talleres diversos. Los últimos, con polémica añadida, las supuestas tripulantes de una línea aérea de bajo coste, o el de curas o seminaristas. Aunque nadie debe olvidarse que también hay un toque exhibicionista en muchos de estos calendarios, y los que se venden con mayor facilidad, con mucha diferencia y es buscado por amplios segmentos de la población de ambos géneros, son los de bomberos. ¿Será por la manguera?