El nuevo y flamante presidente del Congreso Nacional Africano (ANC), Jacob Zuma, lanzó un mensaje conciliador hacia su rival perdedor y todavía presidente del país, Thabo Mbeki, en su primer discurso tras vencer en las elecciones internas de la gran formación sudafricana.

Zuma aseguró que no hay motivos para la incertidumbre ante el escenario que se abre de bicefalia de facto en la cúspide de la ANC. «El que tengamos puntos de vista distintos no nos convierte en enemigos», insistió el duodécimo presidente del movimiento de liberación nacional sudafricano.

Cada vez que hizo mención a Mbeki los asistentes respondían con un cerrado aplauso, en una muestra de voluntad de cohesionar a la formación.

Inculpación «cuanto antes»

El discurso de Zuma cobra mayor relevancia habida cuenta de que fue pronunciado horas después de que el fiscal general, cargo sometido al Ejecutivo controlado por Mbeki, anunciara que dispondría de suficientes pruebas para incriminar a Zuma por corrupción.

«Tenemos suficientes elementos para llevarlo ante la Justicia», anunció en entrevista radiada Mokotedi Mpshe, quien anunció la posibilidad de una rápida inculpación.

Zuma, que insiste en que sólo responderá ante un tribunal, ha llegado a amenazar con «destapar toda la verdad», en referencia a los escándalos, económicamente mucho más lucrativos, que salpican al propio presidente Mbeki y a su camarilla.

Unos escándalos sobre los que se ha corrido un tupido velo mediático, también desde Occidente, donde se denigra bajo el calificativo de «populista» al nuevo líder de la ANC. En este contexto se sitúan las manidas alusiones a su poligamia y a sus, sin duda, polémicas y denunciables declaraciones en torno a una acusación que pesó sobre él por violación y sobre el sida, verdadero azote de Sudáfrica y de todo el continente.

Se oculta, por contra, la posición negacionista del sida del Gabinete de Mbeki. Un Mbeki cuya oficina insistió ayer en que no tiene intención alguna de dimitir y aseguró que «nada en la línea política adoptada por el congreso cambia el hecho de que el Parlamento y el Gobierno mantienen intacto su mandato electoral».

Es este punto, concretamente la posición neoliberal de Mbeki frente a los planteamientos más socializantes de Zuma, el que explica buena parte de la fobia mediática contra este último.

Tampoco es baladí su condición de zulú, frente a Mbeki y a su camarilla, que pertenece a la etnia xosha.

En su discurso, Zuma defendió una política que atraiga inversiones pero «en el marco de una sociedad solidaria». El congreso de Polokwane ha marcado como una de sus principales prioridades la lucha contra la pobreza (43% de la población), y contra el paro ( 40%).