Sean Hoey, el único acusado por la bomba de Omagh, que en 1998 costó la vida a 29 personas en este pueblo norirlandés, fue declarado inocente por el juez Weir, que acusó a la Fiscalía de presentarle un caso en el que la prueba inculpatoria no alcanzaba los estándares requeridos para llevar adelante un juicio.

Sean Hoey, que lleva cuatro años en prisión y cuyo juicio duró 56 días, podrá celebrar la navidad con su familia.

La lectura de la sentencia se prolongó durante hora y cuarto. El magistrado criticó con dureza la prueba forense presentada por la acusación, refiriéndose a la «preocupante situación expuesta por la defensa», ya que, casi en su totalidad, el caso contra Hoey se basaba en el establecimiento de un vínculo entre el ADN de fibras halladas en el pegamento usado en algunos de los componentes del artefacto explosivo y el acusado.

El juez subrayó que la Fiscalía no demostró esa relación, como tampoco que todos los explosivos hubieran sido preparados por la misma persona.

Carta al Defensor del Pueblo

También criticó el proceso de recolección, almacenaje y registro de las pruebas, y denunció que dos de los policías que testificaron en el caso mintieron sobre cómo habían conseguido las pruebas materiales en un intento deliberado por dar mayor peso a su declaración.

Weir afirmó que se había producido un intento «deliberado y calculado de engaño», que le hacía imposible aceptar las declaraciones de ambos testigos. El magistrado informó a los presentes que ha enviado una transcripción del juicio al Defensor del Pueblo para que inicie una investigación sobre las acciones de estos dos agentes.

Tras hacerse público el contenido de la sentencia, la Policía norirlandesa anunció que estudiará cambios en la organización y los procedimientos para responder a las críticas de Weir.

«También esperaremos el resultado de la investigación del Defensor del Pueblo sobre la actuación de los oficiales que testificaron en el juicio», señaló el comunicado policial.

El abogado de Hoey, Peter Corrigan, reafirmó la inocencia de su cliente e incidió en que la sentencia «respalda completamente esta posición». En una declaración leída a las puertas del Tribunal, la madre de Hoey, acusó a las autoridades británicas e irlandesas de haber liderado «una caza de brujas» contra su hijo.

Michael Gallagher, que perdió a su hijo Aidan en la explosión de Omagh, remarcó que la instrucción de este caso ha sido un desastre para las familias.

«Creo que la clave de lo ocurrido se encuentra en por qué se dejó progresar este caso dentro del sistema», consideró. «La Policía recomendó la acusación y la Fiscalía permitió que avanzara, y luego nos traen aquí en navidades para darnos esta noticia», destacó.

En la misma línea se manifestó Lawrence Rush, cuya esposa, Elizabeth, murió en la explosión. Afirmó que la actuación policial fue perjudicial para la investigación del atentado de Omagh. «No me hubiera gustado que condenaran al hombre equivocado», declaró Rush.