Un día después de que el Consejo de Seguridad volviera a aparcar la cuestión de Kosovo por la amenaza de veto de Rusia, la UE confirmó ayer implícitamente que aspira a pilotar a este territorio hacia su independencia.

«La UE y Kosovo deben consensuar lo que va a pasar a partir de ahora. Debemos ser razonables, pero conviene recordar que ciertos procesos no pueden ser detenidos», declaró el ministro esloveno de Exteriores, Dimitrij Rupel, a escasos días de que su país asuma la Presidencia de turno.

Rupel se refería al proceso que debe llevar al enclave a la independencia. Eso sí, se guardó de mencionar expresamente este término, como han hecho todos los representantes de la UE.

«Ha pasado mucho tiempo desde que la crisis yugoslava, que comenzó en 1991 con el ataque de (el ex presidente serbio Slobodan Milosevic) terminó», recordó Rupel.

Sobre el calendario del proceso, se negó a concretarlo aunque mostró su esperanza en que «esté terminado de aquí al final de nuestra Presidencia», que expira el 30 de junio de 2008.

Un diplomático europeo confirmó que los kosovares han decidido esperar hasta después de las presidenciales serbias del 20 de enero para declarar su independencia pero advirtió de que esperar hasta más allá de mediados de marzo «sería políticamente arriesgado».

Madrid sí ira a Kosovo

El Gobierno español, hasta ahora uno de los más renuentes a la autodeterminación Kosovo, confirmó la víspera que participará con un contingente, aunque pequeño, en la supervisión de los primeros años de independencia del enclave.

Por contra, Chipre insistió en calificar de ilegal todo el proceso. «Trataremos de convencer a nuestros amigos chipriotas y al resto», anunció el ministro esloveno.