Se pueden imaginar las toneladas de papel y los litros de tinta que ayer se dedicaron a la sentencia del caso 18/98. De entre todo me quedo con tres perlas.

En «El Correo Español» y «El Diario Vasco» ponían el acento en que «el hecho de que buena parte de los condenados sean históricos representantes de la izquierda abertzale refleja nítidamente cómo han operado durante décadas los frentes etarras en el corazón mismo de la sociedad vasca (...) la condena de ese fanatismo que tanto dolor ha provocado en la sociedad vasca convierte en un ejercicio censurable la actitud de aquellos que siguen dispuestos a cuestionar desde el flanco democrático la licitud de los procesos judiciales que, sentencia a sentencia, responsabilizan a la izquierda abertzale de la insoportable pervivencia del terror».

Y, entre tanto alborozo, el editorialista de «La Razón» aprovechaba para darle un pinchazo al Gobierno: «Sería muy difícil también confiar en unos gobernantes que con una mano aplauden sentencias como el de EKIN y KAS, mientras con la otra mantienen en el Congreso la vía abierta del diálogo con la banda terrorista o son incapaces de apoyar una resolución parlamentaria para que los ayuntamientos retiren cualquier símbolo que tenga que ver con la banda etarra (...). El Gobierno tiene muy fácil ganarse la credibilidad necesaria, aunque sus persistentes reticencias y reparos no invitan al optimismo».

Y el que no perdía ocasión era «Abc», que dejaba sentado que el hecho de que «el juicio contra las tramas de KAS, EKIN, XAKI, la Fundación Zumalabe y otras `entrañas' de ETA haya tenido lugar bajo el mandato del PSOE no es más que una coincidencia temporal (...) Fue Patxi López, secretario general de los socialistas vascos, quien en una entrevista publicada por el diario `Gara' el 13 de noviembre de 2005, y tras negar que los hoy condenados pudieran ser parte de ETA, enmarcó el juicio del sumario 18/98 en `una legislatura con Aznar en la que prácticamente toda Euskadi estaba bajo sospecha'. La afirmación, brutal e irresponsable, situaba la acción de la Justicia como producto espurio de la política antiterrorista de Aznar». Aquel día Patxi López tenía razón.