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Verhofstadt no podrá eludir la reforma institucional que Flandes reclama

Pese a obtener el apoyo del Parlamento belga para su Gobierno interino, Guy Verhofstadt no tendrá un mandato tranquilo, ya que quedó en evidencia que la demanda de un mayor autogobierno para Flandes seguirá marcando la vida política del Estado belga. Las fuerzas flamencas dejaron claro en la inusual sesión dominical de ayer que seguirán «vigilantes» en defensa de la reivindicación de un mayor autogobierno.

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La Cámara de Representantes belga dio ayer, en una inusual sesión celebrada en domingo, su respaldo al nuevo Gobierno interino, liderado por el actual primer ministro, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, que dirigirá el país los próximos tres meses y que tiene entre sus tareas más urgentes la reforma institucional y la elaboración de un presupuesto para 2008.

El programa de Gobierno planteado por Verhofstadt recibió, tras un largo e intenso debate, el voto favorable de 97 diputados, mientras que 46 lo rechazaron y una diputada de N-VA (independentistas flamencos) se abstuvo.

El visto bueno del gabinete interino, 196 días después de las elecciones legislativas del 10 de junio, es un intento de poner fin, al menos temporalmente, a la profunda crisis creada en el Estado belga por la incapacidad del ganador de los comicios, el democristiano flamenco Yves Leterme -aliado con los independentistas-, de formar una coalición de Gobierno.

Leterme se esforzó durante meses en sacar adelante una coalición compuesta por democristianos y liberales, tanto flamencos como valones, pero acabó fracasando debido a que las demandas de un mayor autogobierno de Flandes chocaron con el temor de los valones a la desintegración de Bélgica.

El argumento de los valones es que Flandes es una zona más rica que el sur francófono, por lo que rechazan categóricamente una escisión de la seguridad social o del impuesto de sociedades.

Debido al bloqueo de las instituciones belgas, el rey Alberto II encargó al actual primer ministro, Guy Verhofstadt -que, paradójicamente, resultó el gran perdedor de los comicios de junio- la tarea de formar un Gobierno interino, encargado de gestionar los asuntos más urgentes, como el presupuesto del año que viene y la subida de los precios, y de poner las bases a la ya inevitable reforma institucional.

Precisamente, la demanda de un mayor autogobierno para Flandes fue una de las cuestiones que estuvieron presentes en el debate de ayer. Pese a que Verhofstadt logró el apoyo de las formaciones flamencas, éstas dejaron claro que permanecerán «vigilantes» para que la reforma del Estado sea una realidad.

Para intentar salir de la crisis, Verhofstadt ha incorporado a la coalición que dirigía -liberales y socialdemócratas flamencos y valones- a los democristianos flamencos de CD&V (el partido de Leterme) y a los humanistas valones de CDH.

En el Gobierno interino no estarán ni los socialdemócratas flamencos, que tras su derrota en las urnas en junio han insistido en permanecer en la oposición, ni el partido independentista flamenco N-VA, aliado electoral de Leterme, y uno de los más firmes defensores de la necesidad de la reforma institucional para lograr un mayor autogobierno.

La coalición de crisis será por tanto asimétrica, con tres partidos valones y dos flamencos, algo que es inusual en la tradición política belga. El nuevo Ejecutivo tendrá dos vicepresidencias, que ocuparán Leterme y el líder del MR (liberales valones), Didier Reynders, ambos encargados de la cartera de Reformas Institucionales.

Leterme, que debería tomar el relevo a Verhofstadt y convertirse en primer ministro el próximo 23 de marzo como muy tarde, se encargará, además, de Presupuesto y Movilidad, y Reynders seguirá al frente del Ministerio de Finanzas.

El gabinete interino cuenta en total con catorce carteras, incluida la del primer ministro, repartidas entre los democristianos flamencos de CD&V (cuatro), los liberales flamencos de VLD (tres), los reformistas valones de MR (tres), los socialdemócratas valones de PS (tres) y los humanistas valones de CDH (una).

Este gobierno interino es una versión reducida del habitual, pues cuenta con un ministro menos y no tendrá secretarios de Estado.

En la presentación de su programa, Verhofstadt se comprometió a impulsar el diálogo para allanar el camino a un Gobierno estable y aseguró que acometerá el inevitable debate para la reforma institucional del Estado.

En enero comenzará a trabajar un equipo de doce personas, de los grandes partidos, bajo la dirección de Leterme, para diseñar un pacto a favor del Estado federal renovado.

Pero aún más urgente es la elaboración de los presupuestos, que se enfrentan este año al problema añadido de la inflación -2,9% en noviembre- y las quejas ciudadanas por la consiguiente pérdida de poder adquisitivo.

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