«Las cárceles reflejan fielmente las sociedades en las que se encuentran»
El 11 de agosto de 2001, Jim Monaghan, Niall Connolly y Martin McCauley , tres republicanos irlandeses, fueron detenidos en Bogotá, en Colombia, y con una gran fanfarria mediática y política, exhibidos como prueba de los supuestos vinculos entre la organización republicana, IRA, y las FARC colombianas. Ahora Monaghan, en una entrevista exclusiva concedida a GARA, coincidiendo con la publicación de su libro, habla de su experiencia.
Iñaki IRIGOIEN |
En el verano de 2001 se vivían momentos delicados en los procesos de paz de Colombia e Irlanda, y la detención de Jim Monaghan, Martin McCauley y Niall Connolly tuvo un claro impacto en ambos casos. En Colombia, el entonces presidente Andrés Pastrana lo utilizó como excusa para poner fin al proceso de negociación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y para invadir la zona desmilitarizada de San Vicente del Cagüan, área que había sido visitada por los tres irlandeses. En Irlanda, los unionistas lo usaron como excusa para no retomar las negociaciones con Sinn Féin.
Mientras tanto, en Colombia, los tres irlandeses fueron acusados de entrenar a las FARC en el uso de explosivos. El juicio, iniciado en diciembre de 2002, se cerró ocho meses después, y la sentencia los condenó por el uso de pasaportes falsos, pero les absolvió de los cargos de ayuda a las FARC. Para diciembre de 2004, cuando el recurso del Estado les encontraba culpables de todos los cargos, los tres irlandeses, que se encontraban en libertad bajo fianza, se hallaban en paradero desconocido. En agosto de 2005, Monaghan accedió a una entrevista con la televisión pública irlandesa, confirmando que los tres habían conseguido regresar a Irlanda.
¿Como describiría las condiciones carcelarias que conoció en Colombia?
Peligrosas. Las condiciones variaron dependiendo de las cárceles y han cambiado desde que Estados Unidos se ha hecho cargo del las cárceles de alta seguridad colombianas. Nosotros estábamos allí durante el periodo de transición del sistema colombiano de prisiones al sistema estadounidense, bajo el control de la Oficina Federal de Prisiones de Estados Unidos. Si bien los guardias seguían siendo colombianos, las cárceles pasaron a ser dirigidas -e incluso diseñadas- siguiendo las directrices de Estados Unidos. El sistema colombiano, si bien era mucho más caótico, lo cierto es que era un mucho mas humano; el sistema impuesto desde Estados Unidos es frío, clínico y sádico.
Habla usted de peligro, de ataques...
En el libro describo un incidente que ocurrió al poco de ser detenidos, el oficial a cargo de los interrogatorios me dijo al cabo de dos días: `si no haces una declaración en condiciones en tres minutos te voy a mandar a una cárcel controlada por los paramilitares'. En ese momento yo pensé que era simplemente una amenaza sin mucha importancia, que estaba simplemente tratando de asustarme para que declarara. Al día siguiente nos trasladaron a una cárcel controlada por los paramilitares en la que tan solo cuatro semanas antes 15 guerrilleros habían muerto como consecuencia de un ataque llevado a cabo por los paramilitares dentro de la misma prisión.
A las tres semanas de llegar a la prisión intentaron asesinarnos lanzando una granada en el lugar donde estaba el teléfono -afortunadamente la explosión tuvo lugar cuando nosotros ya habíamos acabado de hablar-. Si a eso le añadimos que ofrecieron un recompensa de cuarenta mil dólares por cada uno de nosotros para quien consiguiera matarnos... Cualquier preso podía tratar de cobrar, especialmente los presos comunes, si tenemos en cuenta que en Colombia no hay ningún tipo de ayudas para las familias de aquellos que se encuentran presos. Evidentemente, había quienes podían plantearse que esos cuarenta mil dólares servirían para mantener a sus familias durante un largo tiempo.
¿Cómo vivían lo que estaba pasando en el exterior?
Las cárceles son el reflejo de las sociedades en las que se encuentran, lo que pasa dentro está influenciado por lo que ocurre en el exterior. Las noticias del exterior eran muy importantes ya que a nosotros se nos acusaba constantemente de ser los responsables de muchas cosas de las que pasaban fuera. Nos acusaban de ser miembros del IRA que habíamos instruido a los miembros de las FARC, por lo tanto cada vez que las FARC llevaban a cabo un ataque de cierta envergadura automáticamente se daba por supuesto que era consecuencia del entrenamiento que supuestamente habían recibido. En concreto, el ataque contra el palacio presidencial durante la ceremonia de investidura del presidente colombiano Álvaro Uribe fue mencionado expresamente en la televisión como uno de los ataques de los que éramos responsables si bien nosotros llevábamos casi un año en la cárcel cuando tuvo lugar.
El juicio ¿cómo lo recuerda?
El sistema jurídico es diferente del que existe en Irlanda, que deriva del sistema británico. En teoría, creo que el sistema colombiano puede ser un sistema más justo, pero la forma en la que funciona en Colombia, donde los jueces son nombrados cada cuatro años por el Gobierno y el país lleva cuarenta años en guerra, hace que la elección de jueces sea muy politizada y por lo tanto las decisiones judiciales también tienden a serlo. Lo cual supone que cualquiera que sea acusado de algo que el Gobierno colombiano considere como una amenaza tiene muy pocas posibilidades de obtener un juicio justo.
¿El libro está basado en el diario que escribió cuando estaba en la cárcel?
Sí. Durante el tiempo que estuve en la cárcel en Colombia procuré mantener un diario, y la base del libro son el diario y las cartas que escribía constantemente. Estaba convencido de que era importante que existiera una evidencia escrita de lo que realmente estaba pasando desde nuestro punto de vista debido a toda la propaganda en contra que se estaba divulgando a través de los medios de comunicación, de manera que si en veinte años alguien revisa lo ocurrido con la intención de hacer algo con ello, bien sea un libro, una película o lo que sea, se encuentre con una versión alternativa.
En nuestra versión nosotros exponemos la realidad de lo que nos ocurrió y no la divulgada por aquel entonces por los medios que en la mayoría de los casos se limitaban a corear la propaganda del los distintos servicios de inteligencia.
¿No cree que esa propaganda tenía una motivación política y que, de hecho, tuvo consecuencias de carácter político?
Sí, y de hecho el libro dedica un pequeño apartado a las razones políticas de todo el montaje mediático que supuso nuestra detención. Razones políticas que alcanzaban a Estados Unidos, a Colombia y a Gran Bretaña. Tenían una clara motivación a la hora de tratar de mostrar que el IRA estaba enseñando a las FARC sus técnicas. Y las consecuencias para el proceso de paz colombiano fueron que se vino abajo al poco de que se produjera nuestra detención, algo que encajaba perfectamente con intereses de Estados Unidos. Y en el caso del proceso de paz en Irlanda, pasó por un periodo de gran incertidumbre, que si bien se sobrepuso fue claramente dañado por el incidente. La verdad es que en el libro no intento contrarrestar aquello que fue difundido. Es simplemente una visión personal de mi experiencia, lo que oí, lo que leí, lo que vi y lo que yo pensaba que eran las consecuencias de todo ello tanto para el proceso de paz en Colombia como en Irlanda.
Da la sensación de que fueron utilizados como el balón en un juego político con ramificaciones internacionales?
Y así fue. El Ejército y el Estado colombianos utilizaron nuestro arresto para socavar el proceso de paz que se estaba dando en aquel momento en Colombia y al mismo tiempo justificar un incremento en la ayuda de carácter militar proveniente de los Estados Unidos. El Departamento de Estado de Estados Unidos por su parte también utilizó nuestro arresto para socavar el proceso de paz en Colombia, con el que no estaban en absoluto de acuerdo, y al mismo tiempo dar al Gobierno británico elementos donde apoyarse durante las negociaciones de paz en Irlanda, cuando los británicos se estaban presentando como meros intermediarios en la búsqueda de una solución al conflicto. En Estados Unidos en aquel momento estaba en marcha el denominado «Delahunt Enquiry», una investigación sobre la supuestas actividades del IRA en Colombia con el objetivo de justificar la eliminación de las condiciones impuestas a la ayuda militar estadounidense por la que esta solo se podía utilizar en la «guerra contra la droga». No consiguió su objetivo, pero después Bush hizo que la ayuda pueda ser utilizada en la guerra civil colombiana.
¿Por qué un diario de las cárceles colombianas y no de las otras que ha pasado?
Durante los años que estuve en la cárcel en la Republica de Irlanda escribir no era algo a lo que le dedicara mucho tiempo pero al salir de la cárcel tomé parte en un proyecto junto con otros ex presos republicanos llamado Tar Isteach, que en parte consistía en obtener información histórica de primera mano hablando con gente que había pasado por la cárcel como consecuencia de su implicación en las actividades del movimiento republicano. Todos esos encuentros fueron grabados en video para asegurar su permanencia histórica. Uno de los videos fue utilizado como evidencia en nuestro juicio en Colombia para demostrar que yo estaba en Irlanda cuando según algunos testigos de la acusación me encontraba en Colombia entrenando a las FARC.
¿Se verá publicado algún día un libro en el que se cuente lo que pasó desde la salida de la cárcel hasta la llegada a Irlanda?
Si ello ocurre será dentro de mucho, mucho tiempo. Porque si se contara lo que ocurrió, aquellos que nos ayudaron correrían mucho peligro. El mero hecho de ayudarnos los convierte en enemigos del Estado colombiano y probablemente serían asesinados junto a sus familias. Es por ello que no se puede considerar la idea de hacer público estos hechos.
«El proceso de paz colombiano se vino abajo al poco de nuestra detención, algo que encajaba perfectamente con los intereses de Estados Unidos»
«Se nos llegó a imputar el ataque contra el Palacio Presidencial en la investidura de Uribe cuando nosotros llevábamos casi un año en la cárcel»
¿En el libro compara las experiencias carcelarias en Colombia y en Europa?
En el libro hago una comparación entre la política carcelaria en Colombia e Inglaterra, incluso me refiero a la política carcelaria en Estados Unidos ya que ahora este país ha exportado a Colombia sus valores, los trabajos forzados y sus sádicas metodologías.
Su historial carcelario se remonta...
Yo ingresé por primera vez en la cárcel bastante joven, cuando tenía unos 24 años. Fui detenido con otros dos compañeros en Londres allá por el año 1970 y me condenaron a tres años de cárcel por tenencia de explosivos. Para cuando volví a la cárcel, esta vez en la Republica de Irlanda, en 1976, las cosas habían cambiado mucho y fui condenado a 11 años. En la última semana de mi sentencia por pertenencia al IRA, fui llevado otra vez a juicio para ser juzgado por los cargos por los que fui detenido, tenencia de explosivos. Esta era una triquiñuela para conseguir alargar las condenas lo más posible. En total pasé diez años en la cárcel. Eso incluye el periodo adicional que pasamos en la cárcel a consecuencia de habernos escapado durante el juicio inicial.
¿Como se produjo la huida?
Durante el juicio en el Tribunal Criminal Especial en Dublin, cuatro de nosotros volamos la puerta de la celda y nos escapamos del juzgado que estaba abarrotado de policías secretas y militares. Uno de los cuatro logró llegar a Estados Unidos. A los otros tres, yo entre ellos, nos cogieron otra vez a menos de dos kilómetros.
¿Diez años por pertenencia al IRA, tenencia de explosivos y evasión?
Eso fue hace mas de veinticinco años, las cosas han cambiado mucho desde entonces las sentencias han ido creciendo constantemente. Como ejemplo, se puede decir que en aquella época la condena por pertenencia a un grupo armado era de un año. Ahora son siete.