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CRÓNICA Salud laboral

«La prevención de riesgos debe incorporar la perspectiva de género»

Defendemos medidas igualitarias, y a menudo olvidamos que por tener los mismos derechos no todo nos afecta por igual. La reflexión puede valer como síntesis del mensaje de esta crónica, que aborda la salud laboral desde la perspectiva de género. Expertas llaman la atención sobre el hecho de que las medidas igualitarias pasan por alto nuevos riesgos y otras formas de enfermar que tienen que ver con las diferencias biológicas, fisiológicas y sociales de las mujeres.

«Las diferentes exigencias sociales para hombres y mujeres, la doble jornada, la exigencia en cuanto a su imagen, la discriminación laboral o el acoso sexual inciden en la salud de las mujeres». Ésta es una de las reflexiones que brotaron en un seminario celebrado en el Estado español sobre la prevención de riesgos de las mujeres en el trabajo, un foro desde el que se planteó que «es necesario un nuevo enfoque de la salud laboral», avalado por expertas en salud como Lucía Matarrasa, jefa de la sección de Salud y Desarrollo Internacional de la Escuela española de Sanidad, Instituto de Salud Carlos III, o Begoña López-Doriga, del Area de Salud del Instituto de la Mujer.

Ambas plantean que la prevención de riesgos laborales para las mujeres debe incorporar la perspectiva de género y explican que hay varios porqués. Resaltan que hay problemas que afectan de manera más específica a las mujeres. Aunque reconocen que hay que revisar medidas que pueden obstaculizar el acceso de las mujeres al empleo, subrayan que también hay que analizar los nuevos riesgos y las distintas formas de enfermar debidas a diferencias biológicas, fisiológicas y sociales entre hombres y mujeres.

Por ello, plantean que la prevención de riesgos en el trabajo debe tener presente factores biológicos, diferencias corporales, pero también las condiciones de socialización, de roles a desempeñar y de exigencias añadidas al puesto de trabajo por el hecho de ser mujer.

Entre los problemas de salud frecuentes entre las mujeres, apuntan los relacionados con su salud reproductiva y citan el aumento de la incidencia de abortos o partos prematuros.

el empleo y la familia

Pero, además, llaman la atención sobre «la permanente necesidad de actualización y reciclaje para el desarrollo del puesto de trabajo, la falta de planificación, los problemas de organización, la desorientación, la inestabilidad laboral o el clima social» y establecen que si bien es cierto que estos factores suponen un aumento de los problemas relacionados con el estrés para toda la población, no es menos cierto que su afección es mayor entre las mujeres. A este respecto, mantienen que a pesar de los cambios que se están produciendo, la corresponsabilidad en el reparto de tareas en el hogar sigue recayendo en mayor manera sobre la mujer. Resaltan que «la doble jornada, además de implicar un mayor número de horas, supone una división emocional entre las exigencias del empleo y las necesidades de la familia, generando con frecuencia una doble culpabilidad, aumentando la predisposición a enfermar o a cronificar dolencias y a sufrir accidentes».

En ese contexto, las expertas indican que la dificultad para promocionarse y ocupar puestos de responsabilidad que requieren una fuerte disponibilidad horaria y una gran dedicación al trabajo son factores que inciden en su salud.

Por lo que respecta a la imagen, resaltan la necesidad de tener que demostrar continuamente que es una buena profesional, que no se da en la misma proporción entre los hombres o los casos más frecuentes de la ansiedad y depresión.

De otro lado, destacan que los trastornos de la menstruación pueden tener como origen situaciones de estrés agudo o crónico y derivar en anemias, deficiencias de hierro, cansancio, irritabilidad y cefaleas, cuya detección debería incluirse en los exámenes de salud laboral y de atención primaria.

Del mismo foro trascienden recomendaciones para hacer frente a esos riesgos asociados al género. Plantean medidas sociales que favorezcan la efectiva igualdad de oportunidades en el ámbito laboral y extralaboral, que se imparta la formación dentro de la jornada laboral para no duplicar esfuerzos, que se revisen los protocolos de los reconocimientos médicos o fomentar el autocuidado y la autoestima. Pero, sobre todo, insisten en que es fundamental que las mujeres participen como delegadas sindicales y delegadas de prevención en comités de seguridad y salud.

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