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Raimundo Fitero

Asuntos personales

Por si no lo han visto, en la inauguración de un canal chino dedicado íntegramente a los juegos olímpicos, una periodista accedió al estrado y denunció en vivo y en directo la infidelidad de su compañero que estaba presentando el acto y que es una estrella mediática. Un ataque de celos perfectamente comprimido, guardado y empaquetado para que estalle justamente en el momento más importante: una venganza con tintes tragicómicos, porque desde ese momento el destino profesional de ambos pasará por vicisitudes que escapan a cualquier motivación técnica.

La vida pasa últimamente por Youtube, y allí se puede ver la educación con la que la agraviada, el denunciado y una voz que se supone llega de realización dirimen una situación altamente tensa y con ribetes de culebrón. Estamos acostumbrados a ver escenas de esta índole en platós donde las presentadoras y los guionistas lo que hacen es azuzar a los contendientes hasta que suelen llegar a las manos. Los chinos de este suceso televisivo, al menos en esta ocasión, se mostraron como exquisitos, el dolor del desamparo se convertía en un mensaje globalizador que hacía de su caso una cuestión casi estética, en una proclama de una manera de ser y entender la vida y las relaciones entre los seres humanos. Asuntos personales convertidos en material de identidad nacional.

Aunque la medida de un minuto solicitado por la periodista Hu Ziwei se alargó, y debieron aparecer regidores o empleados a solicitarle físicamente que apurara, que ya había tenido su tiempo televisivo, la cara del acusado Zhang Bin solamente transmitía templanza, estoicismo, aguante, quizás cinismo. Y el discurso sobre la mujer abandonada traslucía una cierta actitud paternalista. Se ha convertido en un vídeo global, y nos recuerda que este invento todavía sirve tanto para que se conozcan asuntos personales como para intentar colarse por las esquinas para reclamaciones sociales y colectivas que no encuentran vías abiertas en las programaciones ni en los noticiarios. Y si cunde el ejemplo, veremos venganzas similares a porrillo; es posible que se convierta en género. Llegan los chinos.

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