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Igor Arroyo y Ainhoa Etxaide LAB

¿Qué tiene que celebrar la clase obrera de Navarra?

Un nuevo marco político debilitará el poder de la derecha y reforzará el de la clase trabajadora El Amejoramiento del Fuero ha apuntalado la dependencia absoluta de Nafarroa

2007 ha sido un año de fastos para la clase política navarra a cuenta del 25º aniversario del Amejoramiento. Se han gastado ingentes cantidades de dinero público para convencernos de las bondades del estatuto de autonomía de Navarra. Pero, ¿qué debe celebrar la clase trabajadora navarra?

En 1982 las fuerzas políticas de izquierdas, el movimiento obrero y gran parte de la ciudadanía reivindicaban con fuerza la ruptura con el franquismo y la construcción de un escenario democrático junto con las demás provincias vascas. Pero la derecha navarra puso en marcha una operación para perpetuar el poder acumulado en el franquismo. Para los neorrequetés era estratégico aislar Nafarroa. Dieron el nombre de Amejoramiento del Fuero a un mero estatuto de autonomía subordinado a España. Y no lo llevaron a votación por temor a la decisión de la ciudadanía navarra. Por eso disfrazaron la jugada con ropajes forales, como si el Amejoramiento no fuera más que una actualización técnica de los antiguos fueros.

Aquello fue una mera actualización del franquismo. Los mismos que mandaron durante 40 años en Nafarroa siguieron haciéndolo: los Del Burgo, «Diario de Navarra», el Opus... Esta operación antidemocrática no sería posible sin la colaboración de PSOE, UGT y CCOO, que dieron la espalda a los intereses de la clase trabajadora navarra y pasaron de la defensa de la unidad territorial de Euskal Herria a la defensa de la unidad de España, a cambio de los privilegios que se obtienen estando del lado del poder. Es significativo que los presidentes que ha tenido el PSOE en Nafarroa, Urralburu y Otano, hayan sido procesados por corrupción.

El Amejoramiento del Fuero ha apuntalado la dependencia absoluta de Nafarroa y las escasas competencias que posee el Gobierno de Navarra han sido utilizadas para acrecentar los beneficios de unos pocos. Como consecuencia de ello, se ha incrementado la dependencia de Nafarroa respecto a las empresas trasnacionales. Miles de puestos de trabajo dependen de decisiones que se toman en despachos lejanos y siempre en la misma dirección: deslocalización de la producción para reducir costes laborales. Además, los empresarios han desarrollado una estrategia para empeorar las con- diciones laborales con la complicidad de la Administración. Si en una época tuvimos que sufrir la reconversión industrial y el paro, ahora sufrimos subcontratación y precariedad.

Por otro lado, el sector público se ha debilitado, tanto en lo referente a la inversión pública para desarrollar el tejido industrial como en la prestación de servicios. En protección social, sanidad y enseñanza estamos cada vez más lejos de los baremos europeos. Los recortes de gasto han supuesto la privatización de servicios públicos en la Administración, imponiendo peores condiciones laborales a los y las trabajadoras.

En este contexto, se ha establecido un sistema fiscal regresivo que favorece a los empresarios en detrimento de las rentas de trabajo. Las reformas fiscales realizadas en los últimos tiempos van en la misma dirección: rebaja del Impuesto de Sociedades, incremento de los incentivos, bonificaciones y exenciones fiscales para los empresarios, disminución de la progresividad fiscal del IRPF... No sólo eso. Las gestoras del marco actual han impulsado un planteamiento territorial desarrollista y desequilibrado en beneficio de turbios intereses políticos y económicos.

Cómo no, sigue vigente la situación de menosprecio y discriminación de las mujeres. Muchas mujeres navarras trabajan en el hogar, sin ningún reconocimiento estadístico, social ni económico. Al llegar a la vejez, el sistema les condena a sobrevivir con pensiones mínimas. Las mujeres asalariadas, por su parte, sufren más el paro y la temporalidad, tienen peores empleos y ganan mucho menos que los hombres. También se han conculcado los derechos lingüísticos de la ciudadanía navarra, tanto en el trabajo como en la calle.

Por todo ello, concluimos que la clase trabajadora navarra no tiene nada que celebrar. Por eso, reivindicamos un cambio estructural. Si en el diagnóstico afirmábamos que la partición y la imposición del Amejoramiento fueron una estrategia para perpetuar la hegemonía de la derecha, es evidente que el cambio debe pasar por la construcción de un marco común para Nafarroa, Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Hay numerosas razones para ello: culturales, históricas, democráticas...

Pero desde LAB queremos poner sobre la mesa otras dos razones fundamentales desde la perspectiva de clase: en primer lugar, ese nuevo marco político debilitará el poder de la derecha y reforzará el de la clase trabajadora; con la unidad territorial, la derecha y la patronal salen perdiendo, mientras que la izquierda y la clase trabajadora salen ganando. En segundo lugar, la dinámica socioeconómica de Nafarroa ha estado conectada históricamente con el eje atlántico y hoy en día también lo está, a pesar de que la derecha trate de impulsar de manera artificial el denominado «eje del Ebro». Además, el cambio político debe resolver una segunda cuestión: la capacidad de decidir en Euskal Herria sobre las políticas socioeconómicas y laborales.

Podemos empezar con las siguientes medidas: desarrollo de un tejido industrial propio, creación de empleo de calidad, construcción de un sector público sólido, política fiscal para el reparto de la riqueza, desarrollo territorial equilibrado, oficialidad real del euskera, paridad entre hombres y mujeres... Ante el proceso de globalización resulta aún más necesario disponer de instrumentos políticos eficaces para garantizar el futuro de nuestro pueblo y los derechos de la clase trabajadora. Ése es el cambio que LAB va a impulsar en Nafarroa.

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